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Esta semana, los bahá’ís de todo el mundo celebrarán cuatro días de festividades, regalos, fiestas, proyectos de servicio y obras caritativas durante los días sagrados bahá’ís llamados Ayyám-i-Há. Esta expresión persa designa los Días Intercalares bahá’ís, que son los cuatro o cinco días del calendario anual bahá’í que no caen dentro de ningún mes. Los bahá’ís reservan esos días para celebraciones alegres y para prepararse para el ayuno bahá’í que siempre sigue al Ayyám-i-Há.
Confuso ¿verdad? Empecemos por explicar que los bahá’ís del mundo, al igual que muchas otras grandes confesiones mundiales, tienen un calendario único.
Los calendarios lunares y solares
La mayoría de los calendarios del mundo basan sus meses, ya sea de forma aproximada o exacta, en las fases de la luna o en la rotación de 365 días y ¼ de la tierra alrededor del sol. En realidad, un viaje alrededor del sol le lleva a nuestro planeta 365 días, 5 horas y más de 50 minutos, lo que hace que los calendarios solares sean difíciles de calibrar. Los calendarios lunares dependen del ciclo de 28 días de la Luna alrededor de la Tierra para marcar el paso del tiempo. Algunos calendarios, sobre todo el islámico, tienen doce meses lunares, calibrados estrictamente según las fases lunares. Incluso el símbolo universalmente aceptado del Islam, la luna nueva o creciente, procede del calendario musulmán.
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Gran parte del mundo cristiano utiliza el calendario gregoriano solar, que también tiene doce meses, pero que extiende esos meses para completar un año solar completo, lo que explica por qué la duración de los meses gregorianos varía, de 28 a 31 días. El calendario gregoriano, adoptado por el Papa Gregorio XIII en 1582, se diseñó inicialmente para mantener la celebración de la Pascua lo más cerca posible de su fecha original en el equinoccio vernal. Algunas comunidades cristianas ortodoxas orientales, sobre todo en Rusia y países vecinos, siguen utilizando el calendario predecesor del gregoriano, el juliano. Ambos calendarios utilizan días «bisiestos» o intercalares para tener en cuenta el tiempo extra de la órbita solar de la Tierra, añadiendo un día cada tres o cuatro años.
El calendario hebreo utilizado por gran parte de la comunidad judía combina observaciones solares y lunares para producir un calendario lunisolar, que funciona en un ciclo de 19 años.
El calendario hindú, llamado calendario lunar Vikrami, permite a la mayoría de los habitantes de la India y Nepal marcar sus actividades religiosas y festivales. En el calendario hindú, un mes lunar puede tener 29 o 30 días, lo que significa que doce meses lunares suman unos 360 días, y que los hindúes tienen que insertar un decimotercer mes adicional cada cierto número de años.
He aquí el problema con todos estos calendarios, ya se basen en la astronomía o en la aritmética:
Todos los calendarios que utilizan la astronomía para marcar sus meses tienen que basar sus fechas en la observación constante del cielo de la Tierra, de su luna y las estrellas. Los calendarios astronómicos, como el calendario islámico y el antiguo calendario hebreo, funcionan así y son muy precisos, excepto cuando se trata de averiguar cuándo se producirá una fecha concreta.
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Por otra parte, todo calendario basado en un estricto conjunto de reglas matemáticas, como el calendario gregoriano o el actual calendario judío, facilita el cálculo de cuándo se producirá una fecha concreta, pero los calendarios calculados aritméticamente sacrifican precisión. Su precisión disminuye lentamente con el paso del tiempo, debido a la variación de la rotación de la Tierra y a esas cinco horas y cincuenta y tantos minutos extra cada año, que el año bisiesto intenta compensar en el calendario gregoriano.
El calendario bahá’í
El calendario bahá’í utiliza un enfoque nuevo y diferente que tiene en cuenta y corrige estos dos problemas inherentes. Tiene un sistema único de diecinueve meses, cada uno compuesto de diecinueve días. Esto significa que 361 días al año tienen fechas muy específicas y aritméticamente predecibles. Cuando llega el final del decimoctavo mes, el calendario bahá’í inserta cuatro o cinco días intercalares, que corrigen de forma flexible el calendario cada año para sincronizarlo exactamente con la rotación de la Tierra alrededor del Sol.
El calendario bahá’í también presenta otras novedades: cada día comienza y termina al atardecer; el Año Nuevo se celebra el 20 o 21 de marzo, fecha del equinoccio de primavera en el hemisferio norte; y, en lugar de llevar nombres de fiestas romanas paganas, como los meses gregorianos, todos los meses del calendario bahá’í llevan nombres de cualidades y atributos espirituales a los que podemos aspirar:
…Esplendor, Gloria, Belleza, Grandeza, Luz, Misericordia, Palabras, Perfección, Nombres, Fuerza, Voluntad, Conocimiento, Poder, Discurso, Preguntas, Honor, Soberanía, Dominio y Sublimidad.
Al meditar sobre estos exaltados atributos, el hombre puede mirar mas allá de la curva del tiempo, en el que existen el vaivén y el cambio de los movimientos planetarios, a las cualidades eternas que dan estabilidad al alma. Así como las estaciones vuelven con sus bellezas cuaternarias y la semilla se sacrifica en el misterio de la cosecha, vemos reflejada en el espejo del mundo físico la primavera espiritual cuando la Palabra de Dios es sembrada en los corazones de los hombres mediante la venida de los Mensajeros de Dios. – Shoghi Effendi, Principios de administración bahá’í.
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