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Espiritualidad

¿Dónde se origina la justicia?

Rodney Richards | Oct 3, 2018

PARTE 1 IN SERIES ¿Dónde se origina la justicia?

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Rodney Richards | Oct 3, 2018

PARTE 1 IN SERIES ¿Dónde se origina la justicia?

Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.

¿Dónde se origina la justicia? El núcleo de la justicia está relacionado con la moralidad -la moral de un individuo y la moral de una sociedad determinada- y aquellos que provienen directamente de la religión.

Mucha gente piensa que la moralidad es estática e inmutable, pero la moralidad evoluciona con el tiempo, según las circunstancias y la edad, como lo hace la justicia. Lo que pudo haber constituido justicia en épocas pasadas sería visto como pura barbarie hoy en día. Es por eso que los bahá’ís creen que la religión debe renovarse de época en época.

Sin lugar a dudas, la justicia puede significar cosas diferentes para diferentes personas. Por lo general, esta corrige un delito o evalua las penas por un acto criminal, como en el juicio y el proceso judicial. Se puede asociar con equidad e imparcialidad, o recriminación y venganza. La llamada justicia del hombre puede ser aplicada uniforme o sesgadamente, incluso corrupta. Esta puede variar de persona a persona y de nación a nación. Los sistemas de justicia humana son invariablemente defectuosos. Pero ¿qué hay de la justicia divina, la justicia de Dios?

La justicia divina, los valores espirituales y conductuales básicos de moralidad que emanan de la religión, promulga leyes universales y atemporales. Esas leyes están relacionadas con la esencia del comportamiento humano, con la ética básica que cada uno de nosotros debe aceptar o rechazar. Esas leyes, creen los bahá’ís, son eternas:

“…la ley de Dios se divide en dos partes. La primera, la base fundamental, es la espiritualidad, es decir, cuanto se refiere a virtudes espirituales y cualidades divinas. Esta parte no cambia ni se altera… Nunca será abrogada, pues es la verdad espiritual y no material. La verdad es fe, conocimiento, certidumbre, justicia, piedad, rectitud, honradez, amor a Dios, benevolencia, pureza, desprendimiento, humildad, mansedumbre, paciencia y constancia. La verdad manifiesta misericordia hacia los pobres, defiende a los oprimidos, da a los desventurados e incorpora a los caídos. Estas cualidades divinas y mandamientos eternos nunca serán abolidos, sino que perdurarán y permanecerán por siempre jamás. Estas virtudes humanas se renuevan con cada ciclo…” – Abdu’l-Bahá, Contestaciones a unas Preguntas, pp. 54-55.

En este contexto, piense en los diez mandamientos y la ley de amor promulgada por Jesucristo, o los mandatos de Muhammad en el Corán:

“… no adoran a otro dios con Alá; ni matan a alguien, lo que Alá ha prohibido, excepto por una causa justa…” – Surih Al-Furqhan, verso 68.

En este día, los bahá’ís creen que la ley divina emana del libro de leyes de Bahá’u’lláh, su Libro más sagrado:

“Dirige tu atención a las santas Tablas; lee el Libro Más Sagrado. Entonces verás que estas Enseñanzas celestiales son hoy el remedio para un mundo enfermo y doliente, y un bálsamo curativo para los males del cuerpo de la humanidad. Ellas son el espíritu de vida, el arca de salvación, el imán que atrae la eterna gloria, la fuerza dinámica que motiva el ser interior del hombre”. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, p. 47.

Un ejemplo de cómo una ley divina va cambiando, aunque su base fundamental se mantiene igual, es el simple mandato de Bahá’u’lláh en su Libro Más Sagrado sobre no matar a otros:

“Que nadie dispute con otro y que ningún alma dé muerte a otra. Verdaderamente, esto es lo que se os ha prohibido en un Libro que ha estado oculto dentro del Tabernáculo de gloria. ¿Acaso mataríais a quien Dios ha dado vida, a quien ha dotado de espíritu con un hálito procedente de Él? ¡Grave sería, entonces, vuestra transgresión ante Su trono! Temed a Dios y no alcéis la mano de la injusticia y de la opresión para destruir lo que Él mismo ha erigido; no, más bien, tomad el camino de Dios, el Verdadero”. – Bahá’u’lláh, El Libro más Sagrado, p. 68.

Excepto en defensa propia, el asesinato está prohibido para los bahá’ís, e incluso así se debe evitar si es posible. Aun cuando los bahá’ís pueden servir en el ejército de su nación, lo hacen como médicos o en otras tareas no combatientes. Puede encontrar variantes de esta ley de “no matar”, una reafirmación de la ley judía y cristiana “no matarás”, en cada gran religión.

Las enseñanzas bahá’ís dicen que «lo más amado de todas las cosas … es la justicia», e incluso nombran a los consejos locales, nacionales y mundiales bahá’ís democráticamente elegidos: «Casas de Justicia». El 25 de diciembre de 1938, Shoghi Effendi, El Guardián y cabeza de la Fe Bahá’í después del fallecimiento de Abdu’l-Bahá, publicó una incisiva carta de 77 páginas titulada “El advenimiento de la justicia divina” a los bahá’ís de los Estados Unidos y Canadá, la cual se convirtió en una hoja de ruta de orientación para todos los bahá’ís del mundo. En ella, Shoghi Effendi dijo esto sobre los títulos de las instituciones elegidas:

“No es de sorprenderse, por lo tanto, que el Autor de la Revelación Bahá’í haya preferido asociar el nombre y título de esa Casa, la que será la gloria de la coronación de Sus instituciones administrativas, con la justicia y no con la clemencia y que haya hecho de la justicia la única base y fundamento permanente para Su Más Grande Paz y que haya proclamado en Sus ‘Palabras Ocultas’, que es ésta “lo más amado de todo” ante Su vista”. – Shoghi Effendi, El advenimiento de la justicia divina, p. 29.

Estas instituciones establecidas por Bahá’u’lláh a nivel local, nacional e internacional, los consejos encargados de administrar los asuntos de los bahá’ís en todo el mundo, se basan en la justicia como fundamento principal. Después de realizar una consideración de los hechos y una consulta abierta, y a través de la oración, sus miembros electos toman decisiones para guiar y dirigir los asuntos de individuos y comunidades. Este nuevo sistema de gobierno religioso contrasta con los sistemas judiciales y gubernamentales rotos, ineficaces y peligrosamente comprometidos de hoy. El sistema de Bahá’u’lláh se basa en la súplica, el amor, la confianza en Dios y la fe en que, incluso si se toma una decisión errónea, se puede y se corregirá en unidad.

«No penséis», afirma Bahá’u’lláh en su Libro Más Sagrado, «que os hemos revelado un mero código de leyes. Antes bien, hemos roto el sello del Vino selecto con los dedos de la fuerza y del poder». Su Libro de Leyes es Su «testimonio de mayor peso para todos los pueblos, y la prueba del Todomisericordioso para todos los que están en el cielo y todos los que están en la tierra» – p. 16.

Este “vino selecto”: las leyes espirituales, morales y sociales, los preceptos, las exhortaciones, los mandatos y la guía contenida en la Palabra de Dios revelada para este día y esta época, tienen la intención de lograr la completa regeneración y transformación de cada ser humano en la Tierra.

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