Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Un amigo me hizo una pregunta hace poco que se ha quedado conmigo: «Me preguntaba qué pensaría tu madre de esta situación y cuál sería su consejo para nosotros».
Mi madre falleció, hizo su transición al otro mundo hace unos meses, y he estado pensando mucho en esta pregunta. Mi madre siempre tuvo una forma de procesar y dar sentido al mundo. Siempre podía encontrar una manera de ver esperanza y luz, incluso en medio de la oscuridad.
Recientemente me he encontrado en muchas conversaciones sobre la importancia de tener esperanza en la capacidad de la humanidad para crear un nuevo sistema que salga de la crisis de COVID-19. He estado reflexionando mucho sobre lo que mi madre pensaría sobre todo lo que está pasando ahora mismo.
Hay muchas cosas por las que estoy increíblemente agradecida a mi madre, pero una de ellas es que me enseñó la fe bahá’í a una temprana edad. Esto me ha ayudado a tener una base y una fuente de optimismo a través de la cual ver el mundo y, sobre todo en los momentos más difíciles, ha sido una fuente de esperanza y visión.
Cuatro ideas principales indican que este momento es un periodo de transición:
1. El poder del desmoronamiento del viejo mundo y la construcción de un nuevo mundo
Hay un pasaje de los escritos bahá’ís que ha estado resonando mucho conmigo recientemente. Shoghi Effendi, el Guardián de la fe bahá’í escribió que “Nos encontramos ante el umbral de una era cuyas convulsiones proclaman la agonía de la muerte del viejo orden y los dolores de parto del nuevo”. Esto se siente como una descripción muy apropiada de nuestra realidad actual.
2. La importancia de alejarse de nuestros viejos comportamientos
En «La promesa de la paz mundial», la Casa Universal de Justicia, el órgano rector mundial de los bahá’ís del mundo escribió que tenemos que elegir entre «aferrarnos obstinadamente a los viejos patrones de comportamiento» o abrazar «un acto de voluntad consultiva«. Cuanto más podamos integrar esta idea que debemos elegir la consulta dentro de nuestra visión del mundo, mejor como sociedad estaremos. Si nos aferramos a nuestras anteriores formas de pensar, no podremos crear realmente nuevos sistemas y formas de ser e interactuar con los demás.
3. La transición del estado de adolescencia a la edad adulta
Los escritos bahá’ís diagnostican además que estamos pasando de un estado de adolescencia a la edad adulta. Shoghi Effendi escribió que, «Atrás han quedado los largos períodos de infancia y niñez por los cuales ha pasado la raza humana. La humanidad experimenta ahora las conmociones invariablemente relacionadas con la etapa más turbulenta de su evolución, la etapa de la adolescencia, cuando la impetuosidad de la juventud y su vehemencia alcanzan su clímax, y deben ser gradualmente reemplazadas por la calma, la prudencia y la madurez que caracterizan a la edad adulta».
4. La unificación del mundo
En muchos sentidos, lo que estamos presenciando es la transición de un mundo dividido a uno más unido. La Casa Universal de Justicia escribió en 2017 que «Las tensiones que surgen del largo proceso de transición de un mundo dividido hacia uno unido se hacen sentir en las relaciones internacionales, así como en las fracturas cada vez profundas que afectan a sociedades grandes y pequeñas”.
Un pasaje final de los escritos bahá’ís que se siente relevante en estos tiempos viene de ese mismo mensaje del 2017: «El bienestar de cualquier segmento de la humanidad está inextricablemente enlazado al bienestar de la totalidad. La vida colectiva de la humanidad sufre cuando cualquier grupo dado piensa en su propio bienestar de manera aislada al bienestar de sus vecinos, o persigue ventaja económica sin considerar cómo queda afectado el medio ambiente, que proporciona sustento para todos«.
Esto es más cierto que nunca.
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