Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Las águilas son resilientes, independientes y poderosas.
Las águilas calvas, por ejemplo, pueden volar hasta 3.000 metros de altura, bucear a una velocidad de hasta 160 km/h y vivir entre 20 y 30 años en la naturaleza. Aunque son animales solitarios, también son monógamos y crían a sus hijos con su pareja de toda la vida.
Dado que el águila calva es el ave nacional de Estados Unidos, no es de extrañar que esta ave sea admirada por muchos. De hecho, el significado espiritual y el simbolismo de las águilas se encuentran en muchos escritos religiosos, especialmente en la fe bahá’í.
Símbolos de fuerza
Como ave de presa, las águilas son una de las aves más grandes y fuertes que existen. Quizá por eso se las considera a menudo símbolos de fuerza. Abdu’l-Bahá, una de las figuras centrales de la fe bahá’í, se refirió a los Apóstoles de Cristo como águilas:
«Tras la muerte de Cristo, los apóstoles se sentían turbados y discrepaban en su forma de pensar y sus opiniones; posteriormente se volvieron firmes y unidos», recordaba Abdu’l-Bahá, en una charla a principios del siglo XX. «En Pentecostés se reunieron, se desapegaron del mundo, dejaron de lado sus propios deseos, renunciaron a toda comodidad y felicidad terrenales, se sacrificaron en cuerpo y alma por su Amado, abandonaron sus hogares, se despreocuparon de todos sus intereses y sus pertenencias, y llegaron incluso a olvidar su propia existencia».
Cuando se volvieron firmes en las enseñanzas espirituales de Cristo y dejaron que su amor por Dios los guiara, recibieron asistencia divina y fueron animados por el poder del Espíritu Santo. Abdu’l-Bahá explicó:
Eran meras gotas y se transformaron en el océano; eran frágiles insectos y llegaron a ser águilas de alto vuelo; eran pura debilidad y fueron dotados de fortaleza.
Eran como espejos que reflejaban la luz y los atributos de Dios. Los bahá’ís creen que las Enseñanzas de Dios son curativas para nuestras mentes y corazones. Nos aclaran la mente, nos hacen tomar conciencia y nos dan esperanza. Mientras nos esforzamos por elevar y mejorar la sociedad, los escritos bahá’ís nos piden que no nos fijemos en nuestra capacidad o valía, sino que apoyemos nuestras esperanzas en la «ayuda, en la bondad, en los favores y las dádivas de Bahá’u’lláh», el profeta y fundador de la fe bahá’í. Su nombre se traduce literalmente como la «Gloria de Dios«.
Abdu’l-Bahá también escribió:
Permanece constantemente cerca de Bahá’u’lláh y pide siempre Sus confirmaciones, pues ellas transforman la gota en un mar y convierten el mosquito en un águila.
Con la ayuda de Dios y de Sus profetas, cualquier fragilidad o debilidad que podamos tener puede transformarse en fuerza y poder.
Símbolos de triunfo y éxito
Las águilas también pueden simbolizar el triunfo y el éxito. Su capacidad de volar a miles de metros de altura y de elevarse espiritualmente representa que estamos a la altura de nuestros potenciales y que alcanzamos nuestras metas. En una oración revelada por Abdu’l-Bahá, dice:
¡Oh Señor! Si nos fuera brindado Tu tierno cuidado, cada uno de nosotros se remontaría, como un águila, al pináculo del conocimiento; mas si nos abandonaran a nuestra suerte, nos consumiríamos y caeríamos en la carencia y la frustración. Seamos lo que seamos, de Ti procedemos y ante Tu umbral buscamos refugio.
Tú eres el Otorgador, el Munífico, el Más Amoroso.
La Casa Universal de Justicia, el órgano de gobierno global de la fe bahá’í, enfatizó que todos deberíamos adoptar «una postura de humildad, una condición en la que se olviden de sí mismos, poniendo toda la confianza en Dios, dependientes de Su poder que todo lo sostiene y confiados en Su ayuda inagotable, sabiendo que Él, y solo Él, puede transformar el mosquito en un águila…»
Además, explicaron que nuestro viaje de transformación espiritual se caracteriza por nuestro desprendimiento de nosotros mismos, ya que nos centramos en alentar y celebrar el crecimiento espiritual de los demás.
Símbolos de desunión
Aunque hay muchos atributos que admirar en las águilas, también tienen sus propios defectos que debemos evitar. Por eso los escritos bahá’ís también utilizan las águilas para simbolizar la desunión y la discordia. Abdu’l-Bahá dijo:
Entre las aves vemos evidencias de amor y compañerismo instintivos. Pero los animales feroces y las aves de presa son exactamente lo opuesto de los animales domésticos.
… Su ferocidad es instintiva. Existe una razón creativa para ello. Las aves de presa, como las águilas y los halcones, viven solitarias y construyen sus nidos aparte, pero las palomas vuelan en bandadas y hacen sus nidos en las mismas ramas. Cuando un águila se encuentra con otra, se produce una furiosa batalla. El encuentro de dos palomas es una reunión pacífica. Por tanto, es evidente que estas características benditas, así como las opuestas se encuentran entre las criaturas de un reino inferior.
Las enseñanzas bahá’ís llaman a la humanidad a evitar todo odio y discordia, porque cuando las personas se vuelven feroces, son «más crueles y malvados que los animales más salvajes» jamás creados. Por el contrario, las figuras centrales de la fe bahá’í nos animan a reunirnos en un espíritu de dulzura y amor.
En palabras de Abdu’l-Bahá:
Bahá’u’lláh dijo que deberíamos amar incluso a nuestros enemigos. Si todas las personas obedecieran este principio, se crearía en los corazones de toda la humanidad un gran sentimiento de unidad y comprensión.
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