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Estamos enamorados. ¿Deberíamos vivir juntos o casarnos?

David Langness | Feb 7, 2024

PARTE 2 IN SERIES ¿Casarse o vivir juntos?

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David Langness | Feb 7, 2024

PARTE 2 IN SERIES ¿Casarse o vivir juntos?

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La mayoría de las personas que inician una relación duradera quieren que su unión prospere, crezca y dure. Si esos son tus objetivos, ¿cuál es la diferencia positiva entre vivir juntos y casarse?

¿Cuál funciona mejor a largo plazo?

Estadísticamente, en casi todas las mediciones y en diferentes culturas, clases y religiones, puede que te sorprenda saber que las relaciones duraderas tienden a prosperar más cuando la pareja se casa. Decenas de estudios científicos han llegado a la misma conclusión.

Está claro que el matrimonio exige un mayor nivel de compromiso entre las parejas y, por tanto, presenta barreras a la ruptura cuando las relaciones pasan por pruebas y dificultades, como suelen pasar todas las relaciones. La simple convivencia, sin los lazos del matrimonio, tiende a hacer mucho más probable la separación. En las relaciones en las que la pareja decide irse a vivir junta, el vínculo que les une puede ser más provisional y no tan fuerte o comprometedor.

Algunos pueden ver en ello una ventaja, ya que les proporciona muchos de los beneficios físicos y económicos del matrimonio sin los enredos legales. Pero si ese es el caso, incluso para uno de los miembros de la pareja, ¿puede indicar una falta de suficiente amor y compromiso?

RELACIONADO: Cómo alcanzar la felicidad conyugal y espiritual

A continuación, presento un estudio sobre los beneficios a largo plazo del matrimonio, realizado por el Pew Research Center en su última gran encuesta de 2019 (véase aquí en inglés) sobre la cuestión del matrimonio/cohabitación:

Los adultos casados tienen niveles más altos de satisfacción y confianza en la relación que los que viven en pareja. Los adultos casados son más propensos que los que viven en pareja a decir que las cosas van muy bien en su relación (58% frente a 41%). También expresan niveles más altos de satisfacción con aspectos específicos de su relación, incluyendo la forma en que las tareas domésticas se dividen entre ellos y su cónyuge o pareja, lo bien que su cónyuge o pareja equilibra el trabajo y la vida personal, lo bien que ellos y su cónyuge o pareja se comunican, y el enfoque de su cónyuge o pareja a la crianza de los hijos (entre aquellos con hijos menores de 18 años en el hogar).

Los adultos casados son también más propensos que los que viven en pareja a decir que confían mucho en que su cónyuge o pareja les sea fiel, actúe en beneficio mutuo, les diga siempre la verdad y maneje el dinero de forma responsable.

El vínculo entre el matrimonio (frente a la cohabitación) y los niveles más altos de satisfacción y confianza en la relación se mantiene incluso después de controlar las diferencias demográficas entre los adultos casados y los que cohabitan (como el sexo, la edad, la raza, la afiliación religiosa y el nivel de estudios).

Esto explica algunas de las razones racionales por las que las enseñanzas bahá’ís recomiendan el matrimonio en lugar de la cohabitación. Abdu’l-Bahá, en sus escritos sobre las relaciones y el matrimonio, decía que «la alianza vinculante establecida entre ellos sea un lazo que perdure para siempre…», pero aconsejaba que solo se hiciera después de que la pareja se hubiera familiarizado cuidadosamente con el carácter interior del otro:

El matrimonio bahá’í es el compromiso mutuo de ambas partes, y su unión de mente y corazón. No obstante, cada uno debe poner el máximo cuidado en conocer a fondo el carácter del otro, para que la alianza vinculante establecida entre ellos sea un lazo que perdure para siempre. Su propósito debe ser este: convertirse en compañeros y camaradas amorosos, y estar unidos el uno con el otro por toda la eternidad […]

Esa «alianza vinculante», un matrimonio tanto legal como físico, emocional y espiritual, significa presentarse públicamente ante las personas que los quieren y prometerse amor mutuo.

Pero, ¿qué hay de vivir juntos antes de casarse, a modo de prueba, para ver si son compatibles?

La Universidad de Denver acaba de publicar un revelador estudio sobre esa misma cuestión, que concluye que «vivir juntos antes de comprometerse puede, de hecho, disminuir las probabilidades de que una pareja se case con éxito».

Los investigadores, los profesores de psicología Galena Rhodes y Scott Stanley, «utilizaron una muestra representativa de aproximadamente 1.600 estadounidenses que se casaron por primera vez entre 2010 y 2019», y descubrieron algo sorprendente:

El estudio encontró que el 34% de los matrimonios terminaron entre aquellos que vivieron juntos antes de comprometerse, mientras que solo el 23% de los matrimonios terminaron entre las parejas que esperaron hasta después del compromiso o el matrimonio para irse a vivir juntos.

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Estudios científicos como éste suelen revelar verdades tanto científicas como espirituales, lo que puede ayudar a explicar por qué el matrimonio ha sido durante tanto tiempo una ley religiosa constante. Para crear vínculos duraderos, el matrimonio no tiene igual: proporciona una base social sólida para construir relaciones a largo plazo. Esta oración matrimonial de Bahá’u’lláh dice que cuando el Creador:

…deseó manifestar gracia y beneficencia a los seres humanos y poner el mundo en orden, reveló prácticas y creó leyes; entre ellas estableció la ley del matrimonio, hizo de ella una fortaleza para el bienestar y la salvación y nos la decretó entre lo que fue enviado desde el cielo de santidad en Su Libro Más Sagrado. Dice Él —grande es Su gloria—: «Desposaos, oh pueblo, para que engendréis a quien haga mención de Mí en medio de Mis siervos. Este es Mi mandato para vosotros. Asíos firmemente a él como ayuda para vosotros mismos».

Esta conclusión, que un matrimonio bien meditado y feliz fortalece los lazos físicos y espirituales que verdaderamente unen a una pareja y conducen a su felicidad a largo plazo, constituye la base de las leyes matrimoniales bahá’ís.

Entonces, ¿ha seguido siendo el matrimonio «una fortaleza para el bienestar y la salvación» en el mundo moderno? Dadas las elevadas tasas de divorcio y el gran número de matrimonios infelices, ¿cómo podemos construir las sólidas fortalezas de unión matrimonial que prevén las enseñanzas bahá’ís? Examinaremos esta importante cuestión en el próximo artículo.

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