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Justicia

Ojalá termine la tiranía y la opresión

Rodney Richards | Mar 22, 2022

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Rodney Richards | Mar 22, 2022

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Estoy enojado. Sé que debo convertir esa ira en amor y comprensión, o al menos en paciencia y esperanza de cambio, según las enseñanzas bahá’ís:

…mi primera exhortación para vosotros es ésta: asociaos a todos con extrema bondad; sed como una sola familia; seguid el mismo sendero. Que vuestras intenciones sean una, que vuestro amor pueda penetrar e influir los corazones de otros para que aumente el amor de los unos por los otros y todos alcancen esta condición de unidad.

Intento seguir esta hermosa recomendación de Abdu’l-Bahá. A veces lo consigo. Sin embargo, soy humano y, como todos los humanos, me enojo.

Todavía no he adquirido la habilidad natural de controlar mis sentimientos y convertir todos los negativos en positivos. Todavía estoy trabajando en esa virtud espiritual. Hablar de esto, leer escritos inspiradores y orar me tranquiliza, a la vez que me animan los pasos iluminados de muchos que desean y trabajan por la paz.

Pero estoy harto del derramamiento de sangre por parte de hombres megalómanos que se hacen pasar por líderes de su pueblo. Sus acciones dejan claro que solo buscan el poder para sí mismos, legítimamente o no. Odio sus guerras y amenazas de guerra. Desprecio la desunión, la opresión, el sometimiento y el recorte de libertades que provocan, ya sea en sus propios países o contra otras naciones. Para ellos, el poder solo significa un mayor escenario para adquirir riqueza, prestigio y la capacidad de expandir su influencia. Para nosotros, significa muerte y destrucción.

Ya está, he dicho lo peor.

Me resulta difícil poner la otra mejilla cuando se trata de sufrimiento humano innecesario a manos, principalmente, de hombres ávidos de poder. Como hombre, no veo ni siento la necesidad de dominar a los demás, sin importar su posición o relación conmigo. Mi madre y otras personas me enseñaron a mostrar respeto y a no juzgar las condiciones de los demás, ni a elevarme por encima de sus necesidades. Pero todavía tengo que desarrollar la habilidad 100% natural de transmutar los pensamientos de ira en pensamientos de paz, como Abdu’l-Bahá nos encomendó:

Os exhorto a todos para que cada uno de vosotros concentréis vuestros pensamientos y sentimientos en el amor y la unidad. Cuando se os presente un pensamiento de guerra, oponedle uno más fuerte de paz.

Un pensamiento de odio debe ser destruido por uno más grande de amor.

Los pensamientos de guerra traen consigo la destrucción de toda armonía, bienestar, tranquilidad y felicidad.

Los pensamientos de amor son los forjadores de hermandad, paz, amistad y felicidad.

¡Cuando los soldados del mundo desenvainen sus espadas para matar, que los soldados de Dios unan sus manos!

Ahora mismo, como lo he estado durante toda mi vida, estoy harto de que los tiranos nos asusten y, lo que es peor, mutilen y maten a sus propios ciudadanos o a los de otras naciones con sus ejércitos de soldados ordenados y máquinas de matar. No quiero que los maten, pero en defensa propia, permitida por Dios, tanto yo como otros debemos actuar contra las políticas antihumanas o las agresiones físicas o todos seremos subyugados, mutilados, desplazados y destruidos.

¿Qué puedo hacer? No puedo soportarlo más, y no entiendo por qué yo o cualquier otra persona debería hacerlo. ¿Por qué dejamos que estos tiranos controlen el mundo? El mundo no necesita otro Holocausto, y sin embargo ahora está ocurriendo a diario en escalas más pequeñas.

Seamos claros, las enseñanzas bahá’ís dicen una y otra vez que la guerra es una abominación, y que las acciones de los tiranos y belicistas son malvadas. Las figuras centrales de la fe bahá’í denunciaron y pidieron cuentas a todos ellos por sus acciones asesinas de la civilización. Siempre que parece que avanzamos en nuestros esfuerzos por la paz, la prosperidad y la cooperación, los tiranos la destruyen y hacen retroceder al mundo.

Abdu’l-Bahá llegó a decir lo siguiente:

Si dirige su enojo e ira contra los sanguinarios tiranos que se parecen a animales feroces, esto es muy loable; pero si no emplea estas cualidades de una manera conveniente, entonces son censurables…

Así que los bahá’ís creen que tú, yo, nosotros, el mundo, podemos actuar. Podemos y debemos amar la paz y la cooperación, y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para conseguirlas y mantenerlas. A título individual, nosotros mismos podemos mostrar amor y paz hacia los demás. Podemos ayudar a las causas que luchan contra la injusticia y los pogromos tiránicos. Podemos alzar la voz y apoyar los movimientos y las políticas que promueven los derechos humanos y la democracia, como la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, y animar a nuestros representantes elegidos a que apliquen los tratados de paz.

Podemos derrotar a estos tiranos si nos unimos. En ese sentido, posiblemente la mayor acción que podemos llevar a cabo es trabajar para garantizar que las naciones se esfuerzan por servir humilde y generosamente a sus ciudadanos, y que tampoco invadan las soberanías de otras naciones. Con este fin, las enseñanzas bahá’ís enfatizan que podemos unirnos a otros que están ocupados construyendo el marco de la gobernanza global, como los bahá’ís del mundo hacen cada día.

Bahá’u’lláh escribió: «La tierra es un solo país, y la humanidad sus ciudadanos». Para detener la tiranía, dijo también Bahá’u’lláh, debemos hacer que ese llamamiento a la unicidad y la unidad sea una realidad global:

En estos días, el tabernáculo de la justicia ha caído en las garras de la tiranía y la opresión. Rogad al Dios único y verdadero —exaltada sea Su gloria— que no prive a la humanidad del océano del verdadero entendimiento, pues si los hombres prestasen atención, fácilmente comprenderían que todo lo que ha fluido de la Pluma de Gloria y ha sido registrado por ella es como el sol para el mundo entero, y que en ello se encuentra el bienestar, la seguridad y los verdaderos intereses de todos los hombres; de otro modo, cada día la tierra será atormentada por una nueva calamidad y estallarán convulsiones sin precedentes. Quiera Dios que benévolamente se ayude a las gentes del mundo a preservar la luz de Sus amorosos consejos en la esfera de la sabiduría. Abrigamos la esperanza de que todos se adornen con la vestidura de la sabiduría verdadera, base del gobierno del mundo.

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