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Estresarse o no estresarse: los desafíos de la búsqueda de empleo

Moneshia zu Eltz | Jun 13, 2019

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¿Crees que el estrés durante la búsqueda de empleo es una condición externa o interna?

Estuve preguntándome eso mismo mientras recorría Linkedin, Indeed, Monster y otros sitios de búsqueda de empleo; y mientras escaneaba las paredes de Starbucks y miraba las ofertas de trabajo en el vestíbulo de mi apartamento o en los escaparates de las tiendas.

Muy a menudo, la búsqueda de un trabajo nos expone a la evaluación y el juicio. Después de todas las solicitudes enviadas y los rechazos recibidos, nuestro crítico interno puede decirnos que no somos lo suficientemente buenos, que somos deficientes de alguna manera.

Mientras tanto, sé que mi espíritu se esfuerza por hacer lo correcto: contribuir de manera productiva a la sociedad, usar mis talentos y desarrollar mis capacidades mediante el desempeño de trabajos o servicios útiles. Anhelo de ganarme la vida y no ser una carga para mis padres, comer bien y ayudar a los más necesitados. Deseo tener los medios para ser independiente, contribuir con aspectos valiosos a cambio del reconocimiento por aquel valor.

Muy a menudo esta dicotomía puede crear estrés mental y espiritual. En lugar de escuchar: «Tienes mucho que ofrecer, lo correcto está a la vuelta de la esquina», nuestros sistemas de creencias se adaptan desproporcionadamente al mundo que nos rodea y solo se concentran las voces de envidia, comparación, apatía, celos y pérdida de confianza. Durante esos momentos, recurro a mi Fe para recordarme los aspectos eternos de esta vida y realidad. En lugar algo tan temporal como lo es la naturaleza como un trabajo, este viaje y los desafíos que vienen con él son impulsados por otro significado mucho más profundo.

En momentos de estrés, recurrir a la religión como fuente de sabiduría divina, de conocimiento interno, puede proporcionar otra visión más amplia de la realidad. En momentos de desaliento, las enseñanzas bahá’ís nos recuerdan:

¡Oh Hijo del Espíritu! Te he creado noble; sin embargo, tú te has degradado a ti mismo. Elévate, pues, a aquello para lo que fuiste creado. – Bahá’u’lláh, Las Palabras Ocultas, pág. 34.

Abdu’l-Bahá, el hijo mayor de Bahá’u’lláh y el ejemplo de todos los bahá’ís de poder espiritual en acción, aseguró: La más grande munificencia divina es un corazón confiado. Cuando el corazón tenga confianza, todas las pruebas del mundo serán como un juego de niños”. – Abdu’l-Bahá, Star of the West, Volumen 5, pág. 241.

Un corazón confiado va más allá de cualquier ego, currículum, título o estatus, así que reflexioné: ¿Por qué estoy tan centrada en mi carrera y mi condición monetaria? Me di cuenta de que cuando estamos estresados por las cosas materiales, podemos quedar atrapados en una mentalidad que observa la realidad únicamente como un intercambio de valor económico. Muchos de nosotros vemos la realidad desde ese punto de vista: el ser humano como consumidor, proveedor, trabajador, propietario o comprador. Tristemente, nuestras sociedades materialistas alientan ese tipo de ecuación. Sin embargo, nuestra verdadera realidad es mucho más que eso. Los escritos bahá’ís y la religión en general nos guían con este conocimiento:

…la felicidad y grandeza, el rango y distinción, el placer y la paz de una persona nunca han consistido en su riqueza personal, sino más bien en la excelencia de su carácter, su longanimidad, la amplitud de su saber, y su capacidad de resolver problemas intrincados. – Abdu’l-Bahá, El secreto de la civilización divina, pág. 18.

Entonces, cuando el desafío que enfrentamos es el de encontrar un trabajo, comencé a considerar más seriamente cómo poner en práctica la creencia que ve a las dificultades como oportunidades para crecer y perfeccionar las virtudes internas que cada uno inherentemente posee:

La planta más podada por los jardineros es la que cuando llegue el verano, tendrá los más bellos capullos y los más abundantes frutos. Los labradores aran la tierra con sus arados, y de esa tierra proviene la más rica y abundante cosecha. Cuanto más castigado sea un hombre, mayor será la cosecha de virtudes espirituales que manifieste. Un soldado no puede ser buen general hasta que no haya estado en el frente de las más fieras batallas y haya recibido las heridas más profundas. – Abdu’l-Bahá, La Sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 40.

Cuando los motivos y las acciones son sinceros, esta forma de ver las cosas puede transformar el estrés y la angustia, podremos ver las cosas de forma diferente, e incluso ver las dificultades como un acto de servicio a nuestro desarrollo interior. De esa manera, los desafíos de la vida, incluso una búsqueda de empleo, pueden hacer que cambiemos nuestras creencias para ser más positivos, sabiendo que lo que no logremos ganar materialmente lo ganaremos en paciencia y amor.

En ese momento, mientras me sentía mejor con respecto a mi búsqueda de empleo, una amiga consiguió el trabajo de sus sueños en TedX, y otra se convirtió en la jefa de una división en Google, donde ambas trabajábamos en ese momento. Me encontré tratando de protegerme de los matices de celos y envidia. Volviendo a los escritos bahá’ís para obtener una mejor comprensión, leí:

El hombre posee dos clases de sensibilidad; las emociones naturales, las cuales son como el polvo en el espejo, y las sensibilidades espirituales, las cuales son características misericordiosas y celestiales …

Es el apego al mundo, la avaricia, la envidia, el amor por el lujo y la comodidad, la soberbia y el deseo egoísta; éste es el polvo que impide el reflejo de los rayos del Sol de la Realidad en el espejo. – Abdu’l-Bahá, La promulgación a la paz universal, pág. 255.

Volviendo a mi desafío actual, consideré: ¿a quién quiero servir? ¿cómo quiero servir y dónde puedo cumplir mejor ese servicio? Al mismo tiempo, buscando personas y entornos que se alinearan con mis valores y me permitieran usar mis calificaciones técnicas para convertirse en mi estrella del Norte.

Comencé a ver el desafío y el estrés de la búsqueda de empleo como un medio para mejorar aún más y, a medida que mi pensamiento cambiaba, a través de oración y reflexión, decidí ver la situación por su significado oculto:

Bienaventurado es aquel que ha sido iluminado con la luz de la confianza y el desprendimiento. Las tribulaciones de ese Día no le estorbarán ni le alarmarán. – Bahá’u’lláh, La epístola al hijo del lobo, pág. 133.

Utilizar cada rechazo, entrevista y solicitud como un proceso para entenderme a mí misma, descubrir cuales son las habilidades que disfruto y compartir esas ideas con posibles empleadores y contactos en mi red de amigos y familiares, los obstáculos se convirtieron en los peldaños para encontrar la coincidencia vocacional que buscaba. Una cosa llevó a la otra y, finalmente, con fe y confianza, me encontré buscando los roles que mejor se correspondían con los dones y talentos que quería desarrollar.

A lo largo del camino, oré para restablecer la confianza en los momentos de duda, recurriendo a la fuente más infinita de aliento y apoyo. Una de mis oraciones favoritas en momentos de estrés y dificultad es una que he memorizado para tenerla a mano cuando se acerquen las voces de la duda, o cuando sea susceptible a la envidia o la comparación:

¿Hay alguien que nos libre de las dificultades salvo Dios? Di: ¡Alabado sea Dios! ¡Él es Dios! Todos somos Sus siervos y todos acatamos Su mandato. – El Bab, Oraciones Bahá’ís, pág. 27.

Espero que todos podamos abrazar este proceso, y verlo también con la conciencia del Único, Hacedor desconocido del mundo y de todo lo que está dentro de él. ¡Feliz búsqueda de trabajo!

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