Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La mayoría de las personas que siguen una religión específica, presumiblemente piensan que su religión es la mejor del mundo. Después de todo, podría preguntarse: ¿por qué seguir a una Fe si no lo siento así?
Muchos cristianos creen que el cristianismo es la religión más verdadera y la mejor, mientras que los musulmanes que creen en Muhammad argumentan que el Islam es el mejor. Muchos hindúes, budistas, judíos, zoroastrianos y otros creyentes probablemente también tendrían el mismo punto de vista sobre sus respectivas creencias.
Entonces, ¿cómo podemos cuantificar cuál es la mejor religión? ¿Quién tiene razón y quién está equivocado?
Cuando miras la pregunta desde la perspectiva bahá’í, te sorprenderá la respuesta.
Las enseñanzas bahá’ís ofrecen a la humanidad un principio central único: la unidad de todas las religiones. Esa unidad significa que solo existe una religión, que el Creador renueva continuamente con nuevas revelaciones a lo largo de la historia humana. Los bahá’ís creen que todas las religiones principales del mundo tienen algún aspecto de la revelación o influencia divina, y que cada una forma un vínculo vital en la cadena continua y en desarrollo de la guía de Dios:
“Contempla con tu vista interior la cadena de Revelaciones sucesivas… Atestiguo ante Dios, que cada una de estas manifestaciones ha sido enviada por la acción de la Voluntad y Propósito divinos, que cada una ha sido portadora de un Mensaje determinado, que a cada una le ha sido confiado un Libro divinamente revelado y ha sido comisionada para descifrar los misterios de una poderosa Tabla. La medida de la Revelación con la cual cada una de ellas ha sido identificada, había sido definitivamente preordinada. Esto es, en verdad, una prueba de nuestro favor para con ellos, si sois de aquellos que comprenden esta verdad…”. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, p. 39.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que los profetas y fundadores de las religiones del mundo pueden compararse con maestros sucesivos en una escuela. Por ejemplo, un maestro de primer grado enseña de acuerdo con la capacidad de sus alumnos; mientras que un maestro de séptimo grado enseña de acuerdo con la capacidad, las habilidades y la madurez de esos estudiantes. Los maestros, por supuesto, tienen un nivel de comprensión mucho más alto que el grado que enseñan, al igual que los profetas de Dios poseen más conocimientos de los que revelan. Esta educación espiritual progresiva, dicen los escritos bahá’ís, apunta a educar y elevar gradualmente a todos:
«Toda la humanidad es como los niños de una escuela; y los Puntos de Amanecer de la Luz, las Fuentes de la revelación divina, son los maestros, maravillosos y sin igual. En la escuela de las realidades educan a estos hijos e hijas de acuerdo con las enseñanzas de Dios… para que se desarrollen en todo sentido, exhiban los excelentes dones y bendiciones del Señor y reúnan las perfecciones humanas; para que progresen en todos los aspectos del empeño humano, ya sea exterior o -98- interior, oculto o visible, material o espiritual, hasta que hagan de este mundo mortal un amplio espejo que refleje ese otro mundo que no perece». – Bahá’u’lláh, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, p. 97.
Este concepto bahá’í, conocido como revelación progresiva, ve a todas las religiones como sucesivas revelaciones de Dios, y considera a los profetas en completa unidad entre sí:
«De igual modo, las divinas religiones de las santas Manifestaciones de Dios son en realidad una sola, aunque en nombre y nomenclatura difieran. El hombre debe ser amante de la luz, no importa de qué luminaria proceda. Debe ser amante de la rosa, no importa en qué suelo esté creciendo». – Abdu’l-Bahá, La Promulgación a la Paz Universal, p. 165.
Así que el marco de la religión, como lo ven los bahá’ís, está construido sobre una gran cantidad de iteraciones. Cada profeta trae una iteración y juntos forman una Fe. El mundo no tiene un mercado de religiones, sino que, en realidad, tenemos una sola religión en desarrollo continuo, un sistema único y unificado de creencias con la misma verdad y luz subyacentes en cada una.
Entonces, ¿cuál es la mejor religión del mundo? Dado que todas las religiones provienen de la misma fuente y enseñan el mismo mensaje esencial, bahá’ís responde esa pregunta de esta manera:
“Los Profetas de Dios proclamaron el espíritu de unidad y acuerdo. Han sido los Fundadores de la realidad divina. Por lo tanto, si las naciones del mundo desechan las imitaciones e investigan la realidad subyacente en la revelada Palabra de Dios, estarán de acuerdo y se reconciliarán. Porque la realidad es una y no múltiple. – Ibid., p. 156.
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