Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La ciencia y la religión son complementarias. ¿Según quién?, te preguntarás. Buena pregunta. ¿Qué es la ciencia? ¿Y qué es la religión?
Comencemos con definiciones lexicales. El Diccionario Oxford define la “ciencia” como:
Una rama de estudio que se ocupa de un órgano conectado de verdades demostradas o de hechos observados sistemáticamente clasificados y más o menos coligados al ser sometidos a leyes generales, y que incluye métodos confiables para el descubrimiento de una nueva verdad dentro de su propio dominio. (4.) En el uso moderno, a menudo se lo trata como sinónimo de ’Ciencia natural y física’, y por lo tanto se restringe a aquellas ramas de estudio que se relacionan con los fenómenos del universo material y sus leyes, a veces con exclusión implícita de las matemáticas puras. Este es ahora el sentido dominante en el uso ordinario. (5b.)
Nótese aquí el énfasis en “método” y, por consiguiente, el familiar término de método científico. Por otro lado, la religión no es generalmente caracterizada por tener un método. El Diccionario Oxford define la “religión” como:
Creencia o reconocimiento de algún poder o poderes sobrehumanos (especialmente un dios o dioses) que se manifiesta típicamente en obediencia, reverencia y adoración; tal creencia como parte de un sistema que define un código de vida, como un medio para lograr mejoras espirituales o materiales. (5a) Un sistema particular de fe o adoración. (4a) fig. Una búsqueda, interés o movimiento, seguido con gran devoción. (4b.)
Ian Barbour propuso una tipología cuádruple de la relación entre ciencia y religión: (1) De conflicto; (2) De integración; (3) De diálogo; y (4) De independencia. Mikael Stenmark traza estos cuatro modelos de ciencia / religión en «Formas de relacionar la ciencia y la religión» con sus respectivas caracterizaciones en las propias palabras del escritor actual:
(a) El modelo irreconciliable: La ciencia se opone a la religión, y viceversa.
(b) El modelo de reconciliación: La ciencia se involucra con la religión y viceversa.
(c) El modelo de independencia: La ciencia evita la religión, y viceversa.
(d) El modelo de reemplazo: La ciencia reemplaza a la religión, y no al revés.
Podría decirse que el ejemplo religioso más completo y mejor del Modelo de Reconciliación es el defendido por la Fe bahá’í, una de las religiones mundiales independientes más joven. Un principio Bahá’í fundamental es la armonía entre la ciencia y la religión.
El conocimiento científico es el más alto logro en el plano humano, pues la ciencia es la que describe las realidades. Es de dos clases: material y espiritual. La ciencia material es la investigación de los fenómenos naturales; la ciencia divina descubre las realidades espirituales. El mundo de la humanidad debe obtener ambas. El ave posee dos alas; no puede volar con una. La ciencia material y espiritual son las dos las de la elevación y el logro. Ambas son necesarias: la natural y sobrenatural, la material y la divina. Por “divina” queremos decir el descubrimiento de los misterios de Dios, la comprensión de las realidades espirituales, la sabiduría de Dios, los significados interiores de las religiones celestiales y el fundamento de la Ley. – ‘Abdu’l-Bahá, Promulgación a la Paz Universal, pp. 152-153.
Los textos Bahá’ís se hacen numerosas referencias sobre la búsqueda ciencia, donde esta es considerada como un regalo divino y un emprendimiento sagrado. Aquí, la definición de «ciencia» de ‘Abdu’l-Bahá se deriva de la filosofía aristotélica, no de las definiciones contemporáneas de la ciencia. La Casa Universal de Justicia ha declarado que la religión debe estar en consonancia con los resultados del método científico:
Las ideas y habilidades generadas por el avance científico siempre tendrán que buscar la guía del compromiso espiritual y moral para asegurar su aplicación apropiada; las convicciones religiosas, sin importar cuán apreciadas sean, deben someterse, voluntariamente y con gratitud, a pruebas imparciales por métodos científicos. – La Casa Universal de Justicia, “A los líderes del Mundo”, abril 2002
Las enseñanzas Bahá’ís insisten inequívocamente que la religión debe aceptar a la ciencia empírica y así mismo la ciencia debe respetar la autoridad moral de la religión. La teología no puede triunfar sobre la verdad científica. Los ejemplos de la historia Bahá’í demuestran cuán seriamente se ha tomado este principio. La interpretación metafórica Bahá’í de las escrituras que no están de acuerdo de forma literal con la ciencia tiene una larga y rica historia.
Por ejemplo: las historias de milagros, aunque se reivindican en algunas fuentes primarias Bahá’ís, se desaconsejan altamente, Bahá’u’lláh mismo insistió categóricamente que los Bahá’ís no deben basar sus afirmaciones de verdad en historias de milagros. Los discursos de Bahá’u’lláh sobre la alquimia son generalmente considerados como metafóricos. Sus discursos sobre medicina se entienden como tradicionales y no como científicos, a menos que así lo demuestren. Dentro del discurso Bahá’í actual, las declaraciones de ‘Abdu’l-Bahásobre el “éter” se entienden ampliamente como implicaciones de la terminología tradicional para poder explicar algún punto. Algunas de las declaraciones de ‘Abdu’l-Bahá sobre la evolución son interpretadas por Bahá’ís intelectuales como metafóricas expresadas para brindar un punto de vista más amplio.
La comunidad de fe Bahá’í acepta universalmente la ciencia médica moderna y concede a la ciencia la posesión de su propia esfera de autoridad. Sin embargo, una de las aplicaciones prácticas del principio Bahá’í de la armonía entre la ciencia y la religión es la restricción moral, donde la religión debe ejercer una influencia ética sobre los usos (y abusos) de la ciencia.
Desde una perspectiva bahá’í profética, el futuro distante parece brillante, ya que la ciencia y la religión se reconciliarán previsiblemente y, en los puntos clave de conexión, trabajarán en consenso. Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe Bahá’í entre 1921 – 1957, concibió la edad de oro de la civilización mundial como una época en la que se alcanzará una completa reconciliación entre la ciencia y la religión:
En tal sociedad mundial, la ciencia y la religión, las dos fuerzas más poderosas en la vida humana, se reconciliarán, cooperarán y se desarrollarán armoniosamente. – El Orden Mundial de Bahá’u’lláh, pp. 203-204.
El esfuerzo por resolver la tensión entre la ciencia y la religión, aunque tenga en cuenta que la llamada «tesis del conflicto» a menudo ha sido exagerada, al afirmar sus propósitos y métodos distintivos puede simplificar en exceso tanto el problema como la solución. El sugerir que el conflicto fundamental es entre el realismo científico y el fundamentalismo religioso es extremadamente simplista. Existe una gama de puntos de vista matizados, como sugiere elocuentemente la cuádruple tipología de la relación entre ciencia y religión de Ian Barbour.
La mayoría de las declaraciones religiosas que pueden parecer «científicas» (pero son erróneos según los estándares contemporáneos) deben entenderse dentro de un contexto histórico, ya que tales postulaciones son consistentes con la teología natural de su época en siglos anteriores. Tales afirmaciones no deben tomarse como ciencia actualmente, ya que no tienen nada que ver con la definición de ciencia en la actualidad. No obstante, estas distinciones tienen utilidad únicamente como una regla general. Como dijo el famoso Albert Einstein:
Ahora, a pesar de que los ámbitos de la religión y la ciencia en sí mismos están claramente diferenciados; sin embargo, existe entre las dos fuertes relaciones recíprocas y dependencias. Aun cuando la religión puede ser lo que determina la meta; sin embargo, esta ha aprendido de la ciencia, en el sentido más amplio, ¿qué medios contribuirán a la consecución de los objetivos que ha establecido? Pero la ciencia solo puede ser desarrollada por aquellos que están completamente imbuidos con la aspiración hacia la verdad y la comprensión. Esta fuente de sentimiento, sin embargo, surge de la esfera de la religión. A esto también pertenece la fe en la posibilidad de que las regulaciones válidas para el mundo de la existencia sean racionales, es decir, comprensibles para la razón. No puedo concebir a un científico genuino sin contar con una fe profunda. La situación puede expresarse mediante una imagen: la ciencia sin religión es coja, la religión sin ciencia es ciega. – Out of My Later Years, p. 26.
El artículo anterior está basado en esta publicación: Christopher Buck, “Science and Religion Are Complementary.” World Religions: Belief, Culture, and Controversy. Academic Edition. Santa Barbara, CA: ABC-CLIO, 2013. (Invited student-oriented argument essay.)
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