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La conexión entre el abuso, el resentimiento, el conflicto y la verdad

Susan Gammage | May 4, 2021

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Susan Gammage | May 4, 2021

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Abdu’l-Bahá, el hijo y sucesor de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, dijo una vez: «El antagonismo y la contradicción son desafortunados y siempre destructores de la verdad».

Cuando encontré esa frase en el libro bahá’í «La Promulgación de la Paz Universal», me hizo detenerme y reflexionar. 

Nunca había pensado en la relación entre el antagonismo y la contradicción, y quería asegurarme de que entendía el significado de esas palabras, así que las busqué. Antagonismo significa rivalidad, resentimiento, mala voluntad; y contradicción significa conflicto, desafío, negación, así que esta cita también podría entenderse así:

  • El resentimiento y el conflicto son siempre destructivos para la verdad.
  • La mala voluntad y la confrontación son siempre destructivas para la verdad.
  • La rivalidad y la negación son siempre destructivas para la verdad.

La gente no se resiente y arremete sin razón. A menudo han sufrido una injusticia que les ha herido profundamente y que no pueden perdonar. Muchas personas resentidas han sido víctimas de situaciones complicadas e hirientes en el pasado, en las que no veían otra salida que aferrarse al resentimiento o defenderse. 

Esto puede convertirse en algo habitual. A veces, cuando las cosas parecen estar totalmente fuera de control debido a experiencias traumáticas, anhelamos aferrarnos a algún elemento de control en nuestras vidas. Esto a menudo toma la forma de la necesidad de aferrarse a las reglas y/o la necesidad de tener «razón». 

Cuando éramos niños, si no conocíamos las reglas o no estábamos «en lo correcto», podíamos ser castigados o abusados. Esto nunca fue nuestra culpa, el abuso es siempre la elección del perpetrador. Nunca se debe a algo que la víctima haya hecho o dejado de hacer. 

Cuando los niños son maltratados, necesitan dar sentido a su experiencia, y a menudo se culpan a sí mismos para hacerlo. A veces los agresores incluso les dicen que algo que ellos hicieron causó el abuso, y ahí es donde entran las mentiras. No recibir la verdad de niño; no poder decir la verdad, ver la verdad, conocer la verdad o escuchar la verdad; no poder vivir o participar en la verdad fue todo parte del daño causado por el abuso. Como resultado, aquellos de nosotros que fuimos severamente abusados cuando éramos niños podemos tener una intensa necesidad de la verdad.

En el libro «Contestación a unas preguntas», Abdu’l-Bahá dijo:

Observa que la peor de todas las características y el atributo más execrable, y el fundamento mismo de todo mal, es la mentira; y que no se puede imaginar una característica más dañina y reprobable en toda la existencia. Anula todas las perfecciones humanas y origina innumerables vicios. No hay peor atributo que este, y es la base de toda maldad.

A veces, cuando sentimos la necesidad de tener el control y actuamos con antagonismo, utilizamos esas reacciones para negar y alejar el dolor de mirar hacia adentro. Cuando esta necesidad de control se traslada a las relaciones adultas y conduce a la rivalidad, el resentimiento, la mala voluntad, el conflicto, el desafío y la negación, puede causar la separación entre Dios, nosotros mismos y los demás. Esta es otra forma de mentira.

En una charla que dio en París, Abdu’l-Bahá también dijo: «Cuando encontramos verdad, constancia, fidelidad y amor, nos sentimos felices; pero si encontramos mentira, infidelidad y engaño, nos sentimos desgraciados»

Puesto que las enseñanzas bahá’ís dicen que la veracidad es la «base de todas las virtudes humanas», y «sin la veracidad, el progreso y el buen éxito en todos los mundos de Dios son inalcanzables para cualquier alma», y puesto que «el antagonismo y la contradicción son destructores de la verdad», me parece que cuando el antagonismo y la contradicción están presentes en una relación, pueden destruir los cimientos sobre los que se construye una relación. Piensa en esto: ¿cuántos matrimonios, amistades y ambientes de trabajo están envenenados por la mentira, el antagonismo y la contradicción? 

El alma humana anhela naturalmente estar cerca de Dios y de Su verdad. Tal vez eso es lo que Bahá’u’lláh pretendía para nosotros cuando aconsejaba a todos:

Embelleced vuestras lenguas, oh pueblo, con la veracidad, y adornad vuestras almas con el ornamento de la honestidad. Cuidad, oh pueblo, no sea que obréis traicioneramente con alguno. Sed los procuradores de Dios entre sus criaturas y los emblemas de su generosidad en medio de su pueblo.

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