Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La esperanza, la pureza de pensamiento y la creencia en la descripción de la Biblia del Pentecostés contrasta profundamente con otro conjunto de consideraciones relativas a algunos aspectos del cristianismo moderno.
Recientemente, mientras conducía a través de Eden, Texas, me encontré con un letrero en el patio de una iglesia que exponía un tipo de idea cristiana moderna sobre el fin del mundo: «Arrepiéntanse porque el Reino de Dios está cerca».
Este tipo de creencia apocalíptica puede llevar a algunas malas elecciones por parte de los líderes que pueden estar influenciados por el pensamiento fundamentalista. Por ejemplo, la gente en algunos círculos cristianos evangélicos cree que las recientes figuras políticas de una u otra franja pueden haber sido enviadas por Dios para acelerar el advenimiento del «fin de los tiempos». Es difícil saber si este tipo de pensamiento influye en la toma de decisiones irracionales – pero ciertamente no ayuda.
En cierto modo, esta alarmante visión del mundo sobre la destrucción, la calamidad y la perdición puede dar lugar a un sentimiento de apatía sobre las condiciones mundiales – una especie de mentalidad fatalista que cree que lo único que hay que hacer es esperar a que se produzcan cataclismos inminentes. Desde esta perspectiva, el mundo es un lugar malvado que merece y necesita ser destruido.
Este concepto contrasta dramáticamente con las enseñanzas esenciales bahá’ís, que tienen un punto de vista muy diferente. Sí, los escritos bahá’ís dicen que el mundo está sufriendo y ante nuestros ojos, pero un futuro abundante y pacífico espera a la humanidad, porque Dios ha hablado de nuevo con un mensaje de esperanza para este día a través de su más reciente mensajero Bahá’u’lláh:
¡Oh pueblos del mundo! El Sol de la Verdad ha aparecido para iluminar la tierra entera y para espiritualizar a la comunidad humana. Loables son sus resultados y sus frutos, abundantes las santas evidencias que proceden de esta gracia. Ésta es pura misericordia y generosidad del todo inmaculada; es luz para el mundo y para todos sus pueblos; es armonía y confraternidad, y amor y solidaridad; realmente, es compasión y unidad y el fin de la separación; es estar en armonía, en completa dignidad y libertad, con todos los que están en la tierra. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 7.
De vuelta a la iglesia y su signo en el Edén. La iglesia de allí, parte del Sínodo de Missouri de la iglesia luterana, predica una interpretación literal de la Biblia. Mi familia y yo sabemos un poco sobre esto porque inscribimos a nuestro hijo pequeño en su programa de escuela diurna de Pre-K hace unos años. Nuestro hijo trajo a casa fotos de temas bíblicos que había coloreado, incluyendo una foto de Noé cargando animales en el arca, de dos en dos. Esto nos pareció bien, pero no nos alegró saber que todo en la Biblia, Noé y el arca, y Adán y Eva, etc., se enseñaba a los niños como algo literalmente verdadero, sin ningún significado simbólico o metafórico que considerar.
Hablando del Edén, la interpretación literal de la historia de Adán y Eva, y su salida del Jardín, han pasado a través de la historia y nos han causado muchas dificultades por la influencia de esta, especialmente su estereotipo negativo de las mujeres como malas tentadoras que conducen a otros al pecado. Estas creencias fundamentalistas han impactado la cultura y la sociedad occidental, que como resultado necesita otro recálculo de los principios de Dios para esta familia humana actual, una vez que las enseñanzas previas han perdido su vitalidad, han sido corrompidas, y nos han llevado a una zanja. Eso, según las enseñanzas bahá’ís, explica por qué la religión debe estar siempre sujeta a la renovación:
La religión de Dios es una sola religión, mas debe ser siempre renovada. Moisés, por ejemplo, fue enviado a la humanidad; Él estableció una ley, y por esa ley mosaica los hij os de Israel fueron librados de su ignorancia y fueron iluminados; fueron rescatados de su abyección y alcanzaron una gloria que no palidece. Sin embargo, a medida que transcurrían lentamente los años, se acababa ese esplendor, se ocultaba esa refulgencia y se volvía noche ese día luminoso; y una vez que esa noche se hizo triplemente oscura, despuntó la estrella del Mesías, de modo que una gloria iluminó nuevamente el mundo.
Lo que queremos decir es esto: la religión de Dios es una sola, y es la educadora de la humanidad, mas necesita ser renovada. -Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 77.
Bahá’u’lláh en su estima por el mensajero de Dios, Jesucristo:
Atestiguamos que cuando Él vino al mundo, derramó el esplendor de Su gloria sobre todo lo creado. Mediante Él, el leproso se restableció de la lepra de la perversidad y de la ignorancia. Por Él fueron curados el incasto y el descarriado. Mediante Su poder, nacido de Dios Todopoderoso, fueron abiertos los ojos del ciego, y el alma del pecador fue santificada.
La lepra puede ser interpretada como todo velo que se interpone entre el ser humano y el reconocimiento del Señor, su Dios. Quien se permite aislarse de Él es realmente un leproso y no será recordado en el Reino de Dios, el Poderoso, el Alabado. Atestiguamos que por el poder de la Palabra de Dios fue sanado todo leproso, fue curada toda enfermedad y toda debilidad humana fue eliminada. Él fue Quien purificó el mundo. Bienaventurado el que, con el rostro lleno de luz, se ha vuelto hacia Él. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh, pág. 27.
La expresión de amor y estima de Bahá’u’lláh por Jesús y sus obras han afirmado mi continua y profunda relación con mi herencia cristiana – y el nuevo cumplimiento de ese cristianismo que la Fe bahá’í me ha dado.
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