Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Debido al duro despertar que nos ha dado el coronavirus (COVID-19), la gente en todo el mundo está conversando sobre la salud. Nos preocupamos por cómo podemos cuidar nuestros cuerpos, nuestras familias y nuestras comunidades.
Los componentes altamente individualistas de nuestra cultura impactan en la forma como abordamos la salud y la curación. En nuestras conversaciones durante la pandemia de COVID-19, se ha hecho aún más evidente que nuestra salud mental está interconectada con la salud física colectiva de los que nos rodean. Cuando algunos de nosotros sufrimos, todos sentimos los efectos. Los escritos bahá’ís nos brindan el siguiente ejemplo:
Por ejemplo, el ojo es un miembro del organismo humano. Si estuviera enfermo, esta afección abarcaría completamente el sistema nervioso. Similarmente, si un miembro del cuerpo social fuera afectado realmente, bajo el punto de vista de unión armónica, todos los otros miembros estarían alterados porque éste forma parte del grupo, porque es una parte del conjunto. ¿Sería posible a un miembro, o una parte de un todo encontrarse en necesidad, mientras los otros se hallen en tranquilidad? ¡Resultaría imposible! – Abdu’l-Bahá, Fundamentos de la Unidad Mundial.
¿Por qué fue necesario una pandemia para que muchos en los Estados Unidos se dieran cuenta cuán interrelacionados están los diferentes elementos de nuestro país? Para entender mejor aquellas barreras de comprensión, podemos echar un vistazo a la cultura del sistema de salud norteamericano.
“Cuando ponemos de nuestra parte para ayudar a abordar las causas subyacentes de estrés en nuestra sociedad, ayudamos a nuestra curación y a la de los demás”
Muchas prácticas de medicina occidental están muy profundamente especializadas. Incluso cuando miramos nuestra salud física, no es raro que los médicos se centren únicamente en una dolencia específica y descuiden el resto de la experiencia holística de la persona. Incluso cuando hago un esfuerzo consciente para pensar en la interconexión de mi dieta, estilo de vida, normas comunitarias y salud física, esta cultura se filtra en mi forma de operar. Me resulta fácil descuidar ciertos aspectos de mi salud.
A menudo vemos el hecho de cuidar de la comunidad que nos rodea como algo separado del cuidado de nuestra salud personal. Pero podríamos tomar una postura preventiva para poder abordar adecuadamente las disparidades sanitarias y socioeconómicas que existen en nuestra sociedad.
Una forma de ayudar a abordar la salud pública, especialmente si no somos profesionales de medicina, es intentar aliviar algunos de los elementos que agravan el sufrimiento de las personas. La investigación muestra que la mayoría de las condiciones de salud se ven profundamente afectadas por el estrés. Cuando ponemos de nuestra parte para ayudar a abordar las causas subyacentes de estrés en nuestra sociedad, ayudamos a nuestra curación y a la de los demás.
Parte de este trabajo es encontrar formas de conectar armoniosamente con aquellos que nos rodean. Un paso esencial es reconocer la interconectividad que tenemos con las diversas personas a nuestro alrededor:
Deben estar completamente libres de distanciamiento y manifestar en sí mismos la Unidad de Dios, pues ellos son las olas de un solo mar, las gotas de un solo río, las estrellas de un solo firmamento, los rayos de un solo sol, los árboles de un solo huerto, las flores de un solo jardín. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.
Frente a la crisis del COVID-19, podemos reflexionar sobre cómo podemos seguir participando activamente en la comunidad, al mismo tiempo que nos protegernos unos a otros a través del distanciamiento social. Cuando nos alejamos de la mentalidad de supervivencia individualista y, en lugar de eso, nos concentramos en tomar decisiones que beneficien al colectivo, traemos esperanza y salud a nuestra comunidad.
¡Elevad vuestros corazones más allá del presente y con – templad el futuro con fe! Hoy la semilla ha sido sembrada, sus granos caen sobre la tierra, mas aguardad el día cuando se convertirá en un árbol glorioso y sus ramas se llenarán de frutos. ¡Regocijaos y estad contentos, pues este día ha amanecido, tratad de comprender su poder, pues, en verdad, es maravilloso! ¡Dios os ha coronado con honor y en vuestros corazones ha puesto una estrella radiante; verdaderamente, su luz iluminará el mundo entero! – Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá.
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