Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Muchos ateos creen que nunca ha existido un Creador, que, en cambio, los humanos han inventado un Dios sobrenatural al que adorar.
Durante la defensa de esta visión atea del mundo en un debate en Intelligence Squared (Inteligencia al Cuadrado) hace varios años, el físico teórico Lawrence Krauss y su compañero de equipo, Michael Shermer, avanzaron el argumento de que la ciencia realmente refuta a Dios. Krauss entonces ofreció una observación sobre su terminología:
«… la moción no es que la ciencia desapruebe a Dios. Es que la ciencia refuta a Dios. Y eso es muy importante porque no se puede desaprobar una noción que es básicamente vaga e infalsificable.»
Según el diccionario americano de Oxford, «desaprobar» es «refutar…» lo que significa «probar que (una declaración o teoría) está equivocada o es falsa; desaprobar«. Las palabras son sinónimos. Si la ciencia no desaprueba a Dios, entonces tampoco lo refuta, a menos que uno decida que la palabra «refutar» significa algo más aquí, lo que cambia el fundamento del diálogo.
Krauss también ofrece la opinión de que Dios es una «noción que es básicamente vaga e infalsificable». Por supuesto, podría argumentar que la existencia del bosón de Higgs (irónicamente apodado la «Partícula de Dios») es igualmente vaga e infalsificable; después de todo, la existencia de tal partícula subatómica, muy parecida a la existencia de Dios, fue postulada sólo a través de la inferencia, definida sólo por sus atributos, y descrita sólo por expertos en la materia. De hecho, el bosón de Higgs no es directamente conocible ni siquiera por los expertos, sólo puede ser medido por su impacto en las partículas que son conocibles. Los científicos nunca lo han visto, sólo saben que existe por inferencia, estudiando sus efectos.
El Dr. Krauss y yo compartimos la creencia de que la inferencia es una herramienta científica perfectamente buena. Aunque ninguno de nosotros ha visto ni es probable que vea nunca un bosón de Higgs, debemos confiar en que las autoridades científicas especialmente entrenadas y equipadas lo han medido de alguna manera. Debemos confiar en su testimonio sobre la existencia de la «Partícula de Dios» si tenemos fe en que, de hecho, poseen la experiencia para dar ese testimonio.
El conocimiento procedente de una autoridad es una idea familiar para la gente de fe. Krauss puede objetar que las autoridades en la física que proponen la existencia de una partícula de Dios desconocida son diferentes de las autoridades en la metafísica que proponen la existencia de un Dios incognoscible. Pero esa es simplemente su opinión. Los mensajeros y profetas afirman tener una experiencia más directa con Dios que Higgs y compañía afirman con la partícula que ellos propusieron. Incluso yo tengo más posibilidades de comprobar las afirmaciones de la experiencia divina que la mayoría de las afirmaciones científicas; y puedo hacerlo aplicando las mismas herramientas que usaría Krauss: observación, experiencia, experimentación, lógica e inferencia racional.
Irónicamente, el propio Krauss escribió un artículo sobre el bosón de Higgs que expone el problema que conlleva el hallazgo. Me tomo la libertad de incluir un breve extracto aquí:
En la física, también, estamos incómodamente cerca de lo que muchos de nosotros consideraríamos un escenario de pesadilla. El zumbido inicial del descubrimiento de Higgs se ha desvanecido, y ahora nos enfrentamos a una resaca monstruosa: ¿Qué pasa después? Brevemente, el Higgs es una partícula elemental predicha hace 50 años durante el desarrollo del modelo estándar de la física de partículas. El modelo estándar describe maravillosamente tres de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza y es una de las construcciones teóricas más notables de la historia de la ciencia. Específicamente, el Higgs fue predicho con el fin de proporcionar un mecanismo natural para explicar lo que ahora parece ser un asombroso accidente cósmico: el hecho de que algunas partículas tienen masa y otras no. – La resaca del bosón de Higgs, Slate, 4 de enero de 2013. (énfasis añadido)
Así, se predijo (es decir, se infirió) la existencia de la «Partícula de Dios» para dar una explicación a algo para lo que aparentemente no había explicación: un «accidente cósmico». Pero eso es precisamente lo que Krauss sería entre los primeros en criticar la religión por predecir a Dios como explicación de ciertas características del universo, como las leyes naturales y la inteligencia humana.
Además, Krauss se refiere al Higgs como una «notable construcción teórica» porque la existencia del Higgs no es un hecho empírico. Las proposiciones científicas que son altamente teóricas suelen estar entre las más importantes, porque otras proposiciones dependen de ellas, pero también están entre las menos respaldadas por el conocimiento empírico.
Otro caso significativo que el Dr. Krauss trata de presentar es que hay muchas creencias pero sólo una física. Es cierto que sólo hay un conjunto real de leyes físicas que conocemos, pero las interpretaciones de las mismas por parte de las diferentes «sectas» de científicos varían. Esto es tan paralelo a la religión que me sorprendió que Ian Hutchinson, un físico que representaba un punto de vista religioso en el debate, no lo comentara.
Las escrituras de la Fe Bahá’í enseñan que hay un solo Dios y una sola religión, progresivamente revelada. Incluso las religiones que hemos llegado a considerar como politeístas insisten en que hay Un Espíritu Supremo por encima de todo. El antiguo papiro egipcio de Ani lo relata:
«Dios es uno y solo, y ningún otro existe con Él – Dios es el Único, el que ha hecho todas las cosas…»
Krishna, en el Bhagavad Gita, habla en términos similares: «Dios es puro y siempre uno…». Buda declaró que «hay una verdad, no dos o tres» y que todas las cosas se «desarrollan de acuerdo a una Ley». Mahoma observó además que: «El conocimiento es un punto, que los necios han multiplicado».
En otras palabras, la realidad de las leyes universales y/o el Legislador universal son una sola; son nuestras concepciones de ellas las que varían. Las enseñanzas bahá’ís sustentan esa antigua sabiduría:
Los elementos de la religión divina son una sola realidad, indivisible, no múltiple. Es una. Y cuando a través de la investigación encontramos que es singular, tenemos una base para la unidad del mundo de la humanidad.
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