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Historia

Lidia Zamenhof, abnegada heroína bahá’í

David Langness | Sep 7, 2021

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David Langness | Sep 7, 2021

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No todos los defensores de la paz dedican su vida a trabajar directamente contra la guerra. En cambio, algunos de los defensores más eficaces de la paz han tomado una dirección diferente al abogar por un lenguaje universal.

Imagina, si puedes, lo que pasaría en nuestro mundo si todos nos volviéramos bilingües, aprendiendo dos modos de comunicación desde una edad temprana: nuestra lengua materna y una lengua hablada y compartida por todos en la Tierra.

Por fin podríamos hablar con cualquier persona en cualquier lugar de nuestro planeta, sin las dificultades y posibles malentendidos inherentes a la traducción. Podríamos compartir una cultura lingüística. Podríamos unirnos.

Este ideal de construcción de paz, consistente en la adopción global de una lengua auxiliar universal, constituye uno de los principios primordiales de la fe bahá’í, tal y como lo expresó en sus escritos Bahá’u’lláh, su profeta y fundador:

Entre las cosas que conducen a la unidad y a la concordia, y que harán que la tierra entera sea considerada como un solo país, está el que los diversos idiomas se reduzcan a un solo idioma y, de igual manera, que los alfabetos utilizados en el mundo se limiten a uno solo. Incumbe a todas las naciones designar a algunos hombres de entendimiento y erudición para que convoquen una reunión y, a través de la consulta conjunta, elijan un idioma de entre las diversas lenguas existentes, o bien creen uno nuevo, que sea enseñado a los niños en todas las escuelas del mundo.

Se acerca el día en que todos los pueblos de la tierra habrán adoptado un idioma universal y un alfabeto común. Cuando se haya logrado esto, a cualquier ciudad adonde un hombre viaje será como si estuviera entrando en su propio hogar.

Poco después de que la revelación de Bahá’u’lláh empezara a ser conocida en múltiples lugares del mundo, surgieron varios movimientos para construir, hablar, defender y adoptar una lengua auxiliar universal (o abreviada como auxilengua). El primero de esos intentos, llamado Volapük, surgió en 1879, pero pronto fue suplantado por el esperanto, una lengua construida artificialmente e inventada por L. L. Zamenhof, un oftalmólogo polaco, a finales del siglo XIX. El Dr. Zamenhof empezó a inventar el esperanto a los 14 años, convencido de que una lengua universal daría a la gente una nueva forma de comunicarse de forma justa y libre. Desde entonces, el esperanto se ha convertido en la lengua auxiliar más utilizada del mundo. (Wikipedia tiene un artículo sobre el fascinante tema de las lenguas auxiliares internacionales).

RELACIONADO: Volviendo a Babel: ¿Se puede alcanzar la paz a través un idioma universal?

El Dr. Zamenhof, un lingüista judío políglota, desarrolló el esperanto con un objetivo en mente: la paz mundial. «Rompe, rompe los muros entre los pueblos», dijo al formular el esperanto, al que originalmente llamó lingvo internacia. Su primer poema conocido en la lengua dice así:

Malamikete de las nacjes

¡Kadó, kadó, jam temp’está!

La tot’ homoze in familje

Konunigare so debá.

Que el odio de las naciones

¡Caiga, caiga! El tiempo ya está aquí;

Toda la humanidad debe unirse

En una sola familia.

El Dr. Zamenhof y su esposa Klara tuvieron tres hijos, y su hija menor, Lidia, retomó y finalmente encabezó la causa de su padre tras su temprana muerte a la edad de 57 años en 1917. Siendo una joven estudiante universitaria, Lidia Zamenhof conoció la fe bahá’í a través de la periodista, viajera del mundo y maestra bahá’í Martha Root en 1925, y a los 21 años se convirtió en una devota bahá’í para el resto de su vida.

En las enseñanzas bahá’ís, Lidia encontró el deseo más querido de su padre: que toda la humanidad se uniera en una sola familia. Como dijo Abdu’l-Bahá, el hijo y sucesor de Bahá’u’lláh:

Bahá’u’lláh ha proclamado al mundo la solidaridad de las naciones y la unidad de la humanidad. Dirigiéndose a toda la humanidad, Él ha dicho: “Sois las hojas de un solo árbol y las gotas de un solo mar”. El mundo de la humanidad ha sido expresado por Él como una unidad, como una sola familia.

Durante la siguiente docena de años, Lidia obtuvo su título en derecho y viajó por el mundo para enseñar el esperanto y la fe bahá’í. Promovió y enseñó la lengua, asistió a los Congresos Mundiales de Esperanto y habló a miles de personas sobre la revelación bahá’í y la previsión de Bahá’u’lláh de una lengua universal.

Pero a mediados de la década de 1920, después de que Adolf Hitler escribiera falsamente en Mein Kampf que el esperanto había sido creado para «unir a la diáspora judía», los movimientos fascistas de Europa se volvieron contra la lengua. En 1937, en medio del continuo ascenso del partido nazi alemán, se produjeron tres acontecimientos que pusieron en peligro la vida de Lidia Zamenhof y el propio esperanto: una visita amenazante a Varsovia del líder militar nazi Herman Goering; el anuncio del Mariscal del Reich Heinrich Himmler de la prohibición nazi de la fe bahá’í en Alemania (tras su prohibición de todas las organizaciones de esperanto un año antes); y una oleada generalizada de ataques violentos contra personas de ascendencia judía en Polonia.

Como consecuencia, Lidia abandonó su hogar en Varsovia y se fue a Estados Unidos para una estancia prolongada, que podría haberse convertido en permanente de no ser por un factor. En diciembre de 1938 se vio obligada a abandonar los Estados Unidos por el Servicio de Inmigración, que se negó a prorrogar su visado de turista debido a su supuesto «trabajo remunerado» ilegal enseñando esperanto. Tras regresar a Polonia, viajó por todo el país enseñando esperanto y la fe bahá’í, a pesar de que ambas actividades la exponían a grandes peligros.

Lidia sabía, debido a su fe bahá’í y a su herencia judía, que sería objetivo de los nazis, especialmente después de que el Tercer Reich invadiera y ocupara Polonia en 1939. Muchos compañeros bahá’ís y varios esperantistas le ofrecieron refugio o escapar, pero ella se negó. Confinada con su familia en el gueto de Varsovia, Lidia ayudó a otros a conseguir medicinas y alimentos. Su última carta conocida aconsejaba a una persona que intentó ayudarla:

No pienses en ponerte en peligro; sé que debo morir, pero siento que es mi deber permanecer con mi gente. Dios quiera que de nuestros sufrimientos surja un mundo mejor. Creo en Dios. Soy bahá’í y moriré como bahá’í. Todo está en sus manos.

Ese heroico y notable nivel de abnegación y compasión por los demás caracterizó los últimos años de Lidia Zamenhof en la Tierra. Shoghi Effendi, el Guardián de la fe bahá’í, reconoció póstumamente a Lidia por su incansable labor en favor de la paz mundial:

La hija del Dr. Ludwig Zamenhof, creador de la lengua internacional esperanto, tradujo numerosas obras de la literatura bahá’í al esperanto y viajó mucho para difundir el mensaje de Bahá’u’lláh y enseñar el esperanto. En 1942, ella y su familia, que eran judíos, fueron llevados a un campo de concentración. Dos años después murió en la cámara de gas de Treblinka. En octubre de 1946 se celebraron actos conmemorativos por ella en todo Canadá y Estados Unidos. [Traducción provisional por Oriana Vento].

La valiente vida de Lidia Zamenhof -dedicada a los principios bahá’ís fundamentales del amor, la paz, la unidad de la humanidad y un lenguaje auxiliar universal- servirá siempre como un luminoso ejemplo de lo que significa ser un verdadero bahá’í.

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