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Más allá de lo políticamente correcto: En busca de la verdad en nuestros debates

Rob Vedovi | May 27, 2023

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Rob Vedovi | May 27, 2023

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Pocas cosas me apasionan, pero la búsqueda de la verdad es una de mis pasiones. Por desgracia, los debates en busca de la verdad no están de moda, porque lo políticamente correcto rechaza la controversia.

Como resultado, muchos de nosotros nos hemos vuelto tan tímidos en nuestras conversaciones con los demás que tendemos a medir nuestras opiniones reales por miedo a irritar a alguien. Esto me parece muy preocupante. Significa que las opiniones que no están en armonía con los sentimientos comúnmente aceptados deben suprimirse para que no den lugar a ningún tipo de desacuerdo, y todas nuestras sociedades necesitan un desacuerdo civilizado y respetuoso.

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¿Por qué? Porque el desacuerdo no es necesariamente negativo. Por miedo a ofender lo más mínimo, hemos reprimido e incluso silenciado las opiniones discrepantes, y eso en sí mismo es perjudicial, ya que esas opiniones a menudo pueden conducirnos a la verdad, como señalan las enseñanzas bahá’ís. En sus escritos, Abdu’l-Bahá dio este consejo sobre la verdadera consulta a los miembros de las Asambleas Espirituales Locales bahá’ís elegidas democráticamente:

… deben reunirse a consultar de modo tal que no surja motivo de resentimiento o discordia. Esto puede lograrse cuando cada miembro expresa con absoluta libertad su propia opinión y expone su argumento. Si alguien se le opusiere, no deberá de ninguna manera sentirse ofendido, pues no puede revelarse el camino recto antes de que los asuntos hayan sido plenamente discutidos. La brillante chispa de la verdad surge sólo después del choque de diferentes opiniones.

Si realmente buscamos la verdad en nuestras discusiones, argumentos e interacciones, simplemente tenemos que escuchar opiniones que difieren de nuestros propios pensamientos e ideas.

¿No somos lo bastante maduros para escuchar y considerar los puntos de vista contrarios desapasionadamente con vistas a aprender y comprender cómo ven las cosas los demás? ¿Debe considerarse una discusión como algo indeseable en lugar de una oportunidad para escuchar otro punto de vista? ¿Constituye una amenaza para mi capacidad de mantener mis propias creencias escuchar opiniones nuevas, ajenas o poco ortodoxas? Si otros seres humanos inteligentes tienen creencias firmes, ¿se subvertirá mi existencia por escucharles?

Yo creo que no.

La historia tiene múltiples ejemplos de ideas técnicas, científicas y filosóficas que han sido superadas, pero como sabemos, las transiciones suelen ser difíciles.

¿Cuándo alcanzaremos un nivel de madurez que nos permita ser tan abiertos que nuestras vidas no corran peligro por permitir el debate franco de opiniones contrarias?

En este tipo de discusiones francas e incluso duras, si se aportan pruebas y si (un gran «si») no se ataca a las personalidades en el proceso, entonces tenemos una oportunidad de evaluar los hechos con lógica y razón. Por supuesto, la cortesía y el respeto son esenciales e indispensables en todas las conversaciones, y nunca deben abandonarse. Sin ese respeto por los puntos de vista de otra persona, la amenaza de un argumento con pruebas válidas que contravenga los propios puntos de vista corre el riesgo de derivar en respuestas emocionales instintivas, con ataques personales a continuación mientras la conversación civil se deteriora rápidamente.

Los seres humanos debemos evolucionar más allá de nuestro pasado guerrero adoptando una disciplina más pacífica. En nuestro intercambio de puntos de vista, debemos evitar caer en ataques personales, especialmente cuando nuestras posturas se ven cuestionadas por hechos razonables y relevantes.

Los nuevos conocimientos siempre amenazan nuestra forma de pensar actual, y el espectro del cambio siempre se cierne sobre nosotros. Aceptar el cambio como algo inevitable debe convertirse en una parte esencial de la humilde aproximación de cada persona a la sabiduría. Debemos aceptar los nuevos conocimientos, aunque nos obliguen a cambiar. Al fin y al cabo, la esperanza es el símbolo del cambio positivo. El cambio no tiene por qué verse como algo negativo, aunque siempre sea perturbador.

Siddhartha, al final de su largo viaje vital como Buda, aprendió finalmente a dejar de resistirse y a fluir con el río. Esto no implica un abandono de nuestra moral y valores básicos. Por el contrario, aumenta nuestra responsabilidad de responder a los elementos y fuerzas que actúan sobre nosotros. Al adaptarnos al cambio y a las nuevas ideas, no abandonamos nuestro enfoque ni nuestra dirección, y seguimos el curso que tenemos por delante. Cómo respondemos a las condiciones de la vida es nuestra elección, pero aceptar el cambio –que es un hecho siempre presente en la existencia– hará que nuestras vidas sean mucho menos problemáticas y traumáticas.

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En términos de Star Trek, la resistencia es inútil.

Ninguno de nosotros tiene todas las respuestas, lo que explica por qué necesitamos la guía del Creador y de los santos mensajeros a lo largo de nuestras vidas. Abdu’l-Bahá dijo:

Si se unieran cinco personas para buscar la verdad , deberían comenzar por librarse de sus propias condiciones particulares y renunciar a todas las ideas preconcebidas. Para poder encontrar la verdad tenemos que abandonar todos nuestros prejuicios, nuestras nociones triviales; una mente abierta y receptiva es esencial. Si nuestro cáliz está lleno de egoísmo, no hay lugar en él para el Agua de Vida. El hecho de pensar que tenemos razón y que todos los demás están equivocados es el mayor de todos los obstáculos en el camino hacia la unidad, y la unidad es esencial si queremos alcanzar la verdad, pues la verdad es una.

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