Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La meditación es una de las experiencias más místicas que podemos tener en este mundo. A través de la meditación, podemos recibir claridad, inspiración e iluminación. Es un estado espiritual que nos permite entrar en comunión con nuestro creador y revivir con el aliento del Espíritu Santo.
Aunque los escritos bahá’ís no prescriben ninguna forma fija de meditación, sí nos orientan sobre cómo hacer que nuestras meditaciones diarias sean más eficaces. Tanto si es la primera vez que meditas como si quieres sugerencias que te ayuden en tus prácticas de meditación actuales, aquí tienes nueve consejos que quizá quieras probar.
1. Meditar en privado
La meditación es una experiencia privada y personal en la que nos liberamos de todas las distracciones y centramos toda nuestra atención en Dios. El Báb, precursor y heraldo de Bahá’u’lláh, escribió:
La razón por la que se ha ordenado aislamiento en los momentos de oración es ésta: que podáis dedicar vuestra mayor atención al recuerdo de Dios, que vuestro corazón pueda estar en todo instante animado por Su Espíritu y que no estéis apartados como por un velo de vuestro Bienamado.
Cuando recuerdas a Dios, sanas tu alma y enciendes una luz dentro de tu corazón.
2. Orar y meditar la Palabra de Dios
Los bahá’ís creen que la oración debe preceder a la meditación. En la oración, a menudo pedimos a Dios que nos guíe y recitamos los versículos que fueron revelados por Sus Manifestaciones, o profetas, a lo largo de la historia. Los bahá’ís creen que la palabra de Dios tiene el mayor poder y potencia.
Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í, escribió:
Toda palabra que emana de los labios de Dios está dotada de tal potencia que puede infundir nueva vida en todo cuerpo humano, ojalá fuerais de aquellos que comprenden esta verdad.
En la meditación, reflexionamos sobre el significado de estos escritos sagrados y obtenemos una comprensión y un conocimiento más profundos de lo divino. Bahá’u’lláh escribió:
Medita sobre aquello que te hemos revelado, para que descubras el propósito de Dios, tu Señor y el Señor de todos los mundos. En estas palabras han sido atesorados los misterios de la Sabiduría Divina.
3. Medita con amor
Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh e intérprete autorizado de los escritos bahá’ís, preguntó:
Si una persona habla contigo como un deber desagradable, sin amor ni placer en su reunión contigo, ¿deseas conversar con ella? [Traducción Provisional]
Por supuesto que no. Del mismo modo, cuando intentamos comunicarnos con Dios, nuestras palabras no significarán nada si están desprovistas de alegría y amor. Nuestro amor por Dios es lo que nos motiva a orar y meditar. La Casa Universal de Justicia, el órgano de gobierno mundial de la Fe bahá’í, escribió:
Los poderes latentes en la oración se manifiestan cuando ésta está motivada por el amor a Dios, más allá de cualquier temor o favor, y libre de ostentación y superstición. Debe expresarse con un corazón sincero y puro, propicio a la contemplación y a la meditación, para que la facultad racional pueda iluminarse con sus efectos. [Traducción Provisional de Oriana Vento]
Nuestro amor a Dios es una luz que ilumina nuestra conciencia y comprensión espirituales.
4. Recita los Nombres de Dios
Mucha gente utiliza mantras para calmar y concentrar la mente al empezar a meditar. También puedes invocar energía a través de la recitación de los nombres y atributos de Dios en tus meditaciones.
Después de lavarnos las manos y la cara, los bahá’ís recitamos Alláh-u-Abhá –al que nos referimos como el Más Grande Nombre– noventa y cinco veces al día. «’Alláh-u-Abhá’ es una frase árabe que significa ’Dios Todoglorioso», escribió Bahá’u’lláh.
La Casa Universal de Justicia sugirió que los bahá’ís utilizáramos esta repetición de Alláh-u-Abhá para nuestras meditaciones privadas. Así lo escribieron:
Dejemos que todos experimenten el enriquecimiento espiritual que aporta a sus almas este sencillo acto de meditación devota. [Traducción Provisional de Oriana Vento]
5. Haz preguntas a tu Yo Superior
La meditación es un momento poderoso para recibir respuestas a las preguntas que tienes. En una charla en Londres en 1913, Abdu’l-Bahá dijo:
Es un hecho axiomático que mientras se medita se está hablando con el propio espíritu. En tal estado mental, se hacen ciertas preguntas al espíritu y éste os contesta; la luz se abre paso y la realidad se manifiesta.
Así que, si tienes un problema y necesitas una solución, puedes meditar sobre ello, y el Espíritu Santo informará y fortalecerá tu espíritu.
6. Purifica tu mente y concéntrate en tu interior
Desconectarse del entorno físico y activar los poderes espirituales internos de pensamiento y contemplación son partes importantes de la meditación. En una charla en París en 1911, Abdu’l-Bahá dijo:
La meditación es la llave que abre las puertas de los misterios. En ese estado, el ser humano se abstrae; en esa actitud se aísla de todos los objetos que le rodean; en este estado subjetivo se sumerge en el océano de la vida espiritual, y puede descubrir los secretos de las cosas en sí mismas. Para ilustrar esto, pensad en un individuo dotado con dos clases de vista: cuando usa el poder de la visión interior, el poder de la visión exterior no ve.
7. Permanece en contemplación silenciosa
Después de purificar tu mente, concéntrate en Dios, mira hacia tu interior y formula las preguntas que te gustaría que te respondieran, espera en silencio a escuchar la guía e inspiración divinas.
Bahá’u’lláh dijo que “hay un signo (de Dios) en cada fenómeno: el signo del intelecto es la contemplación, y el signo de la contemplación es el silencio, puesto que es imposible para una persona hacer dos cosas al mismo tiempo: no puede hablar y meditar a la vez”.
8. Ten fe en que Dios te guiará
Después de permanecer en contemplación silenciosa durante unos minutos, debemos tener fe en que Dios nos responderá y nos guiará.
«Ten fe y confianza en que el poder fluirá a través de ti, el camino correcto aparecerá, la puerta se abrirá, el pensamiento correcto, el mensaje correcto, el principio correcto o el libro correcto te serán dados. Ten confianza, y lo correcto vendrá a tu ayuda», escribió Ruth Moffett, una autora bahá’í, después de hablar extensamente con Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe bahá’í, sobre la dinámica de la oración.
9. Actúa según la inspiración de tu meditación
Por último, debemos actuar según la inspiración que recibimos de nuestra meditación. Una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi en 1957 afirma:
No basta con orar diligentemente pidiendo orientación, sino que esta oración debe ir seguida de una meditación sobre los mejores métodos de acción y, a continuación, de la acción misma. Aunque la acción no produzca resultados inmediatamente, o tal vez no sea del todo correcta, eso no hace tanta diferencia, porque las oraciones sólo pueden ser respondidas a través de la acción y si la acción de alguien es equivocada, Dios puede utilizar ese método para mostrar el camino que es correcto. [Traducción Provisional de Oriana Vento]
Mientras recurramos a lo divino, debemos confiar en que seremos asistidos y guiados. Espero que estos nueve consejos les ayuden a tener meditaciones profundas y poderosas.
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