Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Trata de imaginarlo: ¿en qué posible escenario podrían dos hombres negros, armados con una escopeta y una magnum .357, seguirme a mí, un hombre blanco, mientras realizo mi carrera de 2,23 millas, dispararme y matarme, y no ser arrestados?
No estoy seguro de que tal escenario pueda existir en los Estados Unidos de América de hoy en día… y sin embargo, si cambias el color de la piel, sucede.
Este hecho me pasó por la cabeza mientras corría por nuestro hermoso parque de la ciudad hoy y contemplaba la vida y la muerte de Ahmaud Arbery.
Todo esto me ayudó a entender todos los beneficio y privilegios que tengo, que a menudo doy por sentado, por ser blanco en Estado Unidos.
Por ejemplo, puedo correr por el parque sin preocuparme por mi seguridad. Estoy agradecido por este beneficio, y desearía lo mismo para todos los norteamericanos – de hecho, para todos los seres humanos en todas partes.
James Baldwin, dijo: «No todo a lo que nos enfrentamos puede cambiarse. Pero nada puede ser cambiado hasta que lo enfrentemos».
Humildemente creo que es hora de que las personas blancas se enfrenten a las fuerzas de nuestra cultura que nos dan preferencia, que nos apoyan, que nos enriquecen – y me pregunto por qué esto es así. Si bien disfruto de los beneficios que recibo y de la confianza que la gente pone en mí, no puedo amarlos y aceptarlos de verdad si no se otorgan los mismos beneficios y confianza a todos.
¿Cómo es posible que las personas negras constituyan el 13% de la población de los EE.UU., pero son el 39% de las muertes a manos de la policía? ¿Cómo puede ser que las tasas de mortalidad infantil sean casi el doble para las madres negras que para las blancas? ¿Cómo es posible que el 87% de los estudiantes blancos se gradúen en la escuela secundaria, mientras que el 79% de los estudiantes negros se gradúan en la escuela secundaria?
Cuando se consideran realmente las estadísticas relacionadas a la raza en nuestro país, se pueden ver las flagrantes disparidades que presentan, y solo se puede llegar a una conclusión. Nuestros sistemas – económico, educativo, médico, jurisprudencial – prefieren a algunas personas de una manera muy profunda, arraigada y, a veces, inconsciente, para que esta sea nuestra realidad y para que todos sigamos viviendo con ella.
Debemos aprender a vivir sin estos – o, mejor aún, extender esos mismos privilegios y presunciones a todas las personas. Después de todo, como nos dicen las enseñanzas bahá’ís, somos uno:
Ahora deben los amigos continuar trabajando de alma y corazón, y desplegar un gran esfuerzo hasta que sean derribados los baluartes de la disensión y las glorias de la unicidad del género humano conduzcan a todos a la unidad. – Selecciones de los escritos de Abdu’l-Baha
La educación parece ser la forma más rápida de empezar a lograr esa unidad. Por lo tanto, voy a tratar de educarme a mí mismo. Para lograr ese objetivo, he leído Just Mercy de Brian Stevenson y Becoming de Michelle Obama. A continuación, estoy leyendo Solitary de Albert Woodfox y luego White Fragility de Robin DiAngelo.
También voy a seguir apoyando a nuestra clase de niños bahá’í del vecindario, así como nuestro grupo juvenil para aprender más sobre cómo hacer que esta hermosa cita de Bahá’u’lláh sea real para todos: «Considerad al hombre como una mina, rica en gemas de valor inestimable. Solamente la educación puede hacerle revelar sus tesoros y permitir a la humanidad beneficiarse de éstos».
Además, voy a #IRunWithAhmaud (#YoCorroPorAhmaud) al menos una vez a la semana y meditaré sobre qué acciones productivas puedo tomar en el futuro.
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