No solo somos bahá’ís

¿Alguna vez has conocido a un bahá’í? Puede que creas que todavía no, pero es probable que ya lo hayas hecho, porque ahora existen millones de bahá’ís en todo el mundo.

Somos sus abuelos, madres, padres, hermanas, hermanos, tías y tíos, sobrinas y sobrinos y primos.

Somos sus maestros, carteros, médicos y enfermeras, comerciantes, empleados del gobierno local, profesionales, repartidores de pizzas, policías y bomberos, y conductores de Lyft y Uber. Somos sus cónyuges o parejas, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y compañeros de clase. Somos sus clientes, usuarios, licenciatarios y franquiciadores. Somos científicos, técnicos de laboratorio, desarrolladores de sitios web, soporte técnico, psiquiatras, psicólogos y terapeutas. Somos conductores de autobuses y técnicos de saneamiento, trabajadores de construcción, obreros, constructores de carreteras, ingenieros, carpinteros, fontaneros y electricistas. Somos actores y actrices, artistas, cantantes y compositores, animadores y productores de teatro.

Somos sus seres queridos y los amamos.

Somos seres humanos de todas las edades y géneros, orígenes, colores y razas. De hecho, los bahá’ís comprenden el grupo más diverso de seres humanos reunidos y unidos bajo una sola bandera.

Venimos de todos los credos religiosos o de ninguno. Provenimos de todas las clases sociales y económicas, y de culturas antiguas y nuevas. Vivimos en cada parte del planeta, en islas, montañas, llanuras, colinas y valles, lugares fríos y cálidos, secos o húmedos, tranquilos o ásperos.

Mantenemos la puerta abierta para usted en el supermercado, contribuimos a buenas causas, nos desviamos de nuestro camino para llevar ayudar a las personas, decimos «por favor» y «gracias», y somos voluntarios en nuestras comunidades.

En esencia, los bahá’ís somos como todos los demás: todos somos seres espirituales, con alma y mente, cuerpo y corazón. Todos tenemos emociones y sentimientos, ideas y pensamientos, cometemos errores y hacemos lo correcto. Nos esforzamos por dar nuestro mejor esfuerzo, al menos intentamos, y no nos rendimos fácilmente. Todos tenemos metas y sueños. Todos esperamos ser respetados y mostrar respeto a los demás. Todos amamos ser amados y queremos compartir nuestro propio amor.

Con las enseñanzas bahá’ís, los bahá’ís tienen una hoja de ruta espiritual que incluye mejorar nuestro propio carácter, amar a los demás más que a nosotros mismos y servir a los necesitados. Nuestro objetivo: lograr la unidad y la integridad de la raza humana. Nuestros objetivos: cooperar pacíficamente, vivir y desarrollarnos como iguales, y llevar justicia a todos los pueblos.

Esta hoja de ruta bahá’í comienza con la investigación independiente de la verdad. Esto implica darse cuenta de que hay un solo Dios, que Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros, y que en el fondo, nosotros lo amamos. El camino para entender al Creador y a nosotros mismos es a través del servicio a los demás. A veces, ese camino puede volverse difícil, y otras veces encontramos verdadera alegría en la felicidad de los demás. El camino tiene baches, hoyos y reveses, pero los escritos bahá’ís nos aseguran que podemos superar cualquier obstáculo, y que la raza humana tiene un elevado y noble destino.

La única diferencia entre nosotros es cómo decidimos llegar allí, llegar a donde queremos estar.

Yo conduzco un Honda, tú un Volkswagen. Él es un SUV, ella un auto deportivo. Ella tiene uno de 2 puertas, él de 4 puertas. El vehículo puede ser diferente, pero una vez que nos demos cuenta de que estamos en el camino correcto y tomemos las decisiones correctas, llegaremos a nuestro destino. Si estamos de acuerdo con el destino, independientemente de la hora, los giros o los semáforos, habremos logrado nuestro objetivo.

Los bahá’ís ven la hoja de ruta establecida por Bahá’u’lláh como una supercarretera que nos llevará a un mundo mejor de manera más rápida y pacífica. Para mí, usar la hoja de ruta de Bahá’u’lláh establecida en sus escritos es como usar Google Maps, Mapquest o Waze. Cada uno proporciona un sistema de navegación con información actualizada para la edad y los tiempos en que vivimos. Ese conocimiento, esencialmente, el conocimiento de Dios, significa que podemos navegar de manera segura y efectiva a través de la vida:

…la causa de la vida perdurable, del honor eterno, de la iluminación universal, de la salvación y prosperidad verdaderas, es ante todo el conocimiento de Dios. Sabido es que el conocimiento de Dios trasciende todo conocimiento y que es la mayor gloria del mundo humano. Pues del conocimiento de la realidad de las cosas se deriva el beneficio material gracias al cual progresa la civilización. Pero el conocimiento de Dios es la causa del progreso y la atracción espirituales; por su intermedio se consiguen la percepción de la verdad, la exaltación de la humanidad, la civilización divina, la rectitud moral y la iluminación. – Abdu’l-Bahá, Contestación a algunas preguntas, pág. 360.

Los bahá’ís creen que los profetas y mensajeros de Dios actualizan este conocimiento de época en época para toda la humanidad.

Los bahá’ís afirman que no existe exclusividad en este conocimiento; de hecho, lo ofrecemos libremente a todos para su investigación. Gran parte de este conocimiento está disponible en Bahai.org a través de una simple búsqueda de palabras clave sobre cualquier tema que desees.

Espero que encuentres algo allí.