Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Hoy en día probablemente la mayoría de las personas estará de acuerdo con este importante principio bahá’í:
Bahá’u’lláh ha anunciado que por cuanto la ignorancia y la falta de educación son barreras de separación entre la humanidad, todos deben recibir instrucción y educación. A través de esta disposición, la falta de entendimiento mutuo será remediada, y la unidad de la humanidad promovida y desarrollada. La educación universal es una ley universal. – ‘Abdu’l-Bahá, Fundamentos de Unidad Mundial, página 296.
… todos los hijos e hijas de la madre tierra deben contar con educación y libertad. – ‘Abdu’l-Bahá, Star of the West, Volume 6, p. 297.
La idea de una educación universal obligatoria y la libertad para estudiar de ambos géneros aún cuenta con algunos agresivos opositores, como es el caso de los talibanes en Afganistán. Pero en la gran mayoría de los casos este principio bahá’í ha alcanzado casi aceptación universal. La inmensa mayoría de padres del mundo coincide en que la educación de sus hijos e hijas es beneficiosa y que la educación de los niños beneficiará al mundo.
Pero, extrañamente, algunas personas aún se resisten a que sus hijos obtengan conocimiento de otras religiones.
Tengo un amigo que dirige una editorial en los Estados Unidos. Hace algunos años publicó un libro introductorio sobre el islam. Pocas personas lo notaron hasta que una universidad de uno de los estados del sur decidió que todos sus alumnos de primer año tomarán un curso introductorio sobre religiones comparadas e incluyeron el libro sobre el islam como uno de los textos de lectura.
Una gran controversia estalló inmediatamente. Padres y hasta algunos estudiantes reaccionaron furiosamente diciendo que el sistema universitario no tenía derecho a insistir en que los estudiantes estudiaran lo que llamaban “una religión foránea”. Muchas familias fundamentalistas amenazaron con demandar o con retirar a sus hijos del sistema universitario. Siguieron demostraciones, competencias de alaridos y gritos destemplados de anfitriones de talk-shows.
Por fin, la universidad calmó los ánimos de unos y otros con algunas buenas respuestas a su barullo: en esta era de conflicto entre ideologías religiosas que resultan en guerras, ¿no estarían todos de acuerdo que resulta acertado que aprendamos un poco sobre las otras religiones del mundo? ¿No es acaso responsabilidad del sistema educativo educarnos sobre cosas que aún desconocemos? Y, si la educación sobre otras ideas y sistemas de creencias pueden reducir los malentendidos y los conflictos, ¿no sería esto algo bueno?
Cuando escuché las respuestas de la universidad me sentí orgullosa de las personas que abogan por lograr una sociedad diversa y pluralista y educan a otros en ese ideal. Sus repuestas me recordaron un comentario que ‘Abdu’l-Bahá hizo en Cleveland, Ohio, a un periodista que le pidió que describiera su misión:
Mi objeto e intención es borrar del corazón de los hombres la enemistad religiosa y odio que los han encadenado y conseguir que todas las Religiones entren en un camino de acuerdo y unidad. Como este odio y enemistad, este fanatismo e intolerancia son consecuencias del mal entendimiento, la Realidad de la Unidad Religiosa aparecerá cuando ellos sean disipados. Porque el fundamento de las Religiones Divinas es solo uno. Es la unidad de Revelación o Enseñanza; pero, ¡ay!, nos hemos alejado de ese Fundamento asiéndonos tenazmente a variadas formas dogmáticas e imitaciones ciegas de creencias anticuadas. Ésta es la verdadera causa de enemistad, odio y matanza en el mundo; la razón de desunión y extrañamiento entre los humanos. – ‘Abdu’l-Bahá, Fundamentos de Unidad Mundial, páginas 105-106.
Esta potente cita resume el tercer principio que los bahá’ís recomiendan para detener el conflicto religioso:
3. Educar a todos, desde muy temprano, sobre la religión de cada uno de nosotros.
En buena parte del mundo occidental la doctrina de la separación de la iglesia del estado nos ha llevado a creer que tan siquiera podemos mencionar la religión en los colegios públicos. En el lado opuesto del espectro, algunos países del mundo aún basan toda la educación de los niños en un solo marco conceptual religioso, y, de manera dogmática, prohíben que se hable de otras ideas o tradiciones. Los bahá’ís están a favor de un camino intermedio que incluya la formación en un espectro diverso de creencias religiosas, que le brinde a cada estudiante una base amplia de conocimiento que no le obligue a adherirse a ningún sistema de creencias específico ni le restrinja la investigación independiente de la verdad.
La mayoría podría estar de acuerdo en que ninguna escuela pública imponga un conjunto de creencias religiosas a sus estudiantes, esta es la razón principal por la cual la Corte Suprema de los Estados Unidos ha prohibido las oraciones en las escuelas, y el porqué muchos naciones europeas, africanas y asiáticas han hecho de la enseñanza religiosa algo opcional en vez de obligatorio. Se han dado cuenta de que podemos empezar a educar a los estudiantes sobre las enseñanzas religiosas si lo hacemos de manera neutral, académica, sin promover una religión en particular.
Hoy en día, en muchas universidades, la oferta de cursos de estudios religiosos incluye ese enfoque objetivo. Sin embargo, formamos nuestras ideas y prejuicios mucho antes, en nuestra infancia, muchas veces optando por malentendidos mal informados sobre la religión. Si enseñáramos de manera universal a los estudiantes de la primaria o secundaria las enseñanzas básicas de las principales religiones mundiales como parte de sus currículos de escolares, podría tener un gran impacto en apenas una generación, en la reducción de los conflictos religiosos en el mundo. Las enseñanzas bahá’ís abordan ese potencial positivo llamando al desarrollo de una educación global universal que ayude al establecimiento de una marco de referencia común para el entendimiento en todo el mundo:
… la educación es esencial y todas las normas de instrucción y enseñanza a través del mundo de la humanidad deben ponerse de acuerdo y concordar; debería establecerse un plan universal de estudios y la base de la ética debería ser la misma. – ‘Abdu’l-Bahá, La Promulgación de la Paz Universal, página 190.
Hijas e hijos deben seguir el mismo plan de estudios, con lo cual se promoverá la unidad de los sexos. – ‘Abdu’l-Bahá, La Promulgación de la Paz Universal, página 184.
Los bahá’ís creen que un esfuerzo concertado en la enseñanza ética de la amplia variedad de creencias de los seres humanos ayudará al mundo a enfrentar los conflictos de raíz religiosa de mejor manera y a alcanzar una solución pacífica. El que los niños aprendan sobre las religiones del mundo puede disminuir las barreras que separan y dividen a la humanidad.
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