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Qué hacer cuando un niño te dice «¡Vete!»

Karen Reitz-Koncebovski | Dic 30, 2023

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Karen Reitz-Koncebovski | Dic 30, 2023

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¿Cómo puedo enseñar a mis hijos las virtudes espirituales de la cortesía, la honestidad, la autenticidad, el respeto, la autoestima y la confianza? Al mismo tiempo, ¿cómo puedo empoderar a los niños contra el abuso?

Los abuelos venimos de visita, encantados de volver a ver a nuestra nieta de dos años. Nada más llegar a la puerta, la niña nos echa una rápida mirada, nos dice «¡Váyanse!» y se da la vuelta, acurrucándose junto a su madre.

¿Es este comportamiento de la niña descortés o auténtico? Probablemente ambas cosas. Pero ¿cómo lo afrontamos los adultos? ¿Para qué queremos educar realmente a los niños? ¿Cortesía? ¿Autenticidad? ¿Honestidad?

En una situación así, muchas madres tienden a excusar a sus hijos: «Se acaba de despertar de la siesta, necesita un poco más de tiempo…».

Pero, ¿es realmente necesaria una disculpa de los padres? ¿No debería la madre explicar a su hijo, por ejemplo: «Los abuelos se alegran mucho de verte. Se sienten tristes cuando no les miras»?. ¿Debería quizás animar a su hijo a saludar amablemente a los abuelos?

En los escritos bahá’ís leemos: «A los niños debe enseñárseles cuidadosamente a ser sumamente corteses y bien educados … La educación en la moral y la buena conducta es mucho más importante que la erudición libresca».

Este tema de la cortesía y la amabilidad hacia los demás continúa a lo largo de las enseñanzas bahá’ís. Abdu’l-Bahá escribió: «Cuidado, no sea que hagáis daño a algún alma, o que hagáis entristecerse a algún corazón; no sea que con vuestra palabra hiráis a algún hombre…».

Pero, ¿cómo aprenden los niños buenos modales? ¿Cómo puede mi nietecita aprender a ser educada? Sé que, si crece y sale al mundo sin ella, se perjudicará gravemente a sí misma y a sus futuras relaciones.

El equilibrio entre veracidad y bondad

La veracidad y la sinceridad son virtudes igualmente importantes defendidas en los escritos bahá’ís. Entonces, ¿no está siendo sincera, honesta y auténtica la niña cuando expresa que quiere estar sola? Las enseñanzas bahá’ís dicen:

La veracidad es la base de todas las virtudes humanas.

Debemos en todo momento manifestar nuestra veracidad y sinceridad, es más, hemos de ser constantes en nuestra fidelidad y formalidad…

Dentro de unos años, mi nieta tendrá un vocabulario más rico para decir lo que quiera: «Por favor, no me molestes, déjame en paz». Pero para la niña de dos años, esa frase, «¡Vete!», basta por ahora para expresarse. Quiero respetar su voluntad. Después de todo, ella está cumpliendo exactamente lo que Abdu’l-Bahá describe como un objetivo educativo: «Así crecerán y florecerán, y se les enseñará la rectitud y la dignidad humana, la determinación y la voluntad de esforzarse y resistir».

Otra escena: La niña de dos años se dirige lentamente a la esquina de la habitación. Todavía lleva pañales y muestra poco interés por el inodoro o la bacinilla. Me siento a la mesa y la observo. Cuando sus ojos se cruzan con los míos, grita: «¡Vete, popó solita!».

En esta escena, todo el mundo estaría probablemente de acuerdo en que lo correcto es respetar su deseo y dejarla en paz. Evidentemente, ha interiorizado la norma social de que es apropiado retirarse a la intimidad durante ciertas actividades.

Pero no solo es importante respetar su límite claramente expresado por esa razón. En su libro El secreto de la civilización divina, Abdu’l-Bahá escribió: «… el honor supremo del hombre y su felicidad real descansan en el respeto de sí mismo, en su longanimidad y nobleza de propósito, en la integridad y cualificación moral y en una conciencia inmaculada».

Fomentar en los niños el sentido del respeto por sí mismos

Los niños dependen de los adultos para que éstos respeten y protejan su «inviolabilidad» o integridad personal. La integridad es la sensación de estar completo, de estar intacto, de sentir los propios límites físicos y psicológicos, y de saber que esos límites están preservados. Cuando los adultos protegen la integridad de los niños que les han sido confiados, éstos pueden desarrollar un buen sentido de la autoestima. Autoestima significa: Sé quién soy, lo que siento, lo que quiero y lo que no quiero. Una autoestima fuerte permite a los niños en edad de crecimiento protegerse de los abusos. Les capacita para tomar decisiones responsables y vivir de acuerdo con sus propios valores.

RELACIONADO: Transmitamos a los niños fe en el futuro

Pero, ¿y el buen comportamiento, la amabilidad y la cortesía? La mayoría de los niños aprenden eso muy pronto observando los ejemplos de los adultos. Nuestra nieta, por ejemplo, aprende observando cómo nos trata su madre a los abuelos en la escena descrita anteriormente: nos saluda amablemente y explica el «¡Vete!» de su hija. Pero también respeta el sentimiento que probablemente tiene la niña en ese momento: Es demasiado para ella. Quiere quedarse en el espacio seguro al lado de su madre y no tener nada que ver con la gente que ha venido.

La madre no presiona a su hija para que supere este sentimiento y la obliga a decir un «¡Hola!» artificialmente amistoso a los abuelos. Al respetar los sentimientos de su hija y seguir hablando con nosotros de forma relajada, mantiene un ambiente cordial y modela un comportamiento educado.

Así es como el niño aprende a ser educado: percibiendo cómo los padres no solo tratan a los abuelos con amabilidad y educación, sino que también tratan al propio niño con educación y respetan sus límites.

En mi opinión, eso es para lo que debemos educar a nuestros hijos: para que perciban sus sentimientos y pensamientos, para que perciban sus límites personales y, más aún, no solo para que los perciban, sino también para que ayuden al niño a expresarlos. Podemos confiar en que con el tiempo, a través de nuestro ejemplo, aprenderán a expresar sus límites de forma más eficaz y amable a través del lenguaje. Cuando los niños pueden mostrar sus límites, y los adultos respetan los límites de los niños, eso les protege de los abusos y refuerza su autoestima. Esa es la mejor base para aprender también todas las demás virtudes espirituales.

Este artículo apareció por primera vez en alemán aquí.

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