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Las opiniones y puntos de vista expresados en este artículo pertenecen al autor únicamente, y no necesariamente reflejan la opinión de BahaiTeachings.org o de alguna institución de la Fe Bahá'í. El sitio web oficial de la Fe Bahá’í es Bahai.org y el sitio web oficial de los bahá’ís de los Estados Unidos es Bahai.us.
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Espiritualidad

¿Qué pasa realmente por la cabeza de un joven de 13 años?

Tara Jabbari | Abr 22, 2019

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Tara Jabbari | Abr 22, 2019

Las opiniones y puntos de vista expresados en este artículo pertenecen al autor únicamente, y no necesariamente reflejan la opinión de BahaiTeachings.org o de alguna institución de la Fe Bahá'í.

Los años entre los once y los catorce años pueden ser uno de los momentos más difíciles en la vida de una persona. No solo cambian físicamente más rápido que nunca, sino que sus vidas se vuelven mucho más complicadas.

El trabajo escolar se hace más difícil, comienzan a tener más independencia y descubren quiénes son como personas.

Al mismo tiempo, la representación de este grupo de edad en los medios de comunicación y en la sociedad no ayuda. Se les dice que son solo mini-adolescentes inseguros, impulsados por las hormonas. Pero si la gente realmente prestara atención a los jóvenes, se darían cuenta de que este grupo de edad tiene un alto nivel de receptividad a conceptos espirituales como la igualdad, la justicia y la unidad. Desafortunadamente, no muchos adultos prestan atención a esa parte del crecimiento de los jóvenes.

Según la Casa Universal de Justicia, la institución líder democráticamente elegida de la Fe Bahá’í:

Si bien las tendencias globales proyectan una imagen de este grupo de edad que los presenta problemáticos, sumidos en un turbulento cambio físico y emocional, apáticos y egoístas, la comunidad bahá’í —en el lenguaje que utiliza y en los enfoques que adopta— está moviéndose decididamente en la dirección opuesta y percibe en ellos, en cambio, altruismo, un alto sentido de justicia, un entusiasmo por aprender acerca del universo y un deseo de contribuir a la construcción de un mundo mejor. – Mensaje a los bahá’ís del mundo, 2010.

El programa de empoderamiento de los prejóvenes es una actividad de inspiración bahá’í que busca ayudar a los prejóvenes (preadolescentes… como quiera llamar las personas en la etapa de 12 y 15 años) a mantener vibrante esa parte de su intelecto y capacidad de formular preguntas, y tomar acción en su deseo de hacer de este mundo un lugar mejor.

Este programa gratuito consta de dos partes. Por un lado, los jóvenes estudian una serie de libros que se concentran en desarrollar la capacidad de pensar críticamente y explorar las cualidades necesarias para convertirse en agentes del cambio. Por otro lado, organizan proyectos de servicio, dependiendo de lo que les apasiona y las necesidades de su comunidad.

Una persona mayor llamada «animador» modera estas reuniones y ayuda a los jóvenes a estudiar el material escrito y planificar sus proyectos de servicio comunitario.

Nunca pude participar de este programa cuando era joven, ya que se generalizó después de graduarme de la escuela. Pero sí pasé por una capacitación para animadores, en la cual estudiamos todos los libros del programa con otros animadores en formación y, con la ayuda de cada uno, reunimos cada vez más familias interesadas en unirse al programa.

Desde entonces, he servido como animadora para dos grupos diferentes en Chicago, y después de mudarme a Nueva Zelanda, trabajé con otros dos grupos en Auckland. Fue una experiencia maravillosa. Por supuesto, siempre hay cosas que pueden enloquecer incluso a los animadores más pacientes (y lo admito, no soy una de las más pacientes). Es bastante entretenido ver cómo los prejóvenes intentan ocultar sus celulares para poder enviar mensajes de texto o navegar por Internet. Escuchen, prejóvenes: sus animadores vienen de la época en que los celulares eran populares solo entre los jóvenes. No solo conocemos todos los trucos para ocultar nuestros celulares, ¡nosotros los INVENTAMOS!

Sin embargo, siempre brilla el espíritu de servicio en los prejóvenes . En Auckland, los prejóvenes querían trabajar con personas sin hogar, o ser voluntarios en un hospital o refugio de animales. Sin embargo, un problema legal impidió esas opciones. Para todas estas actividades, una persona debía tener al menos 16 años para participar, incluso de manera voluntaria.

Entonces, ¿qué podía hacer yo como animadora para mantener sus espíritus en alto? Mientras hablábamos por teléfono con diferentes organizaciones, podía escuchar su asombro y gratitud por el hecho de que estos niños quisieran hacer algo productivo con su tiempo libre y ayudar a otros. Pero no pudieron aceptarlos ya que no estaba permitido, lo cual es comprensible. La ley impidió que las personas menores de cierta edad trabajen para este tipo de organizaciones por razones de salud y seguridad. Sin embargo, me dolió ver las caras decepcionadas de mis prejóvenes.

Este grupo de edad realmente quiere ayudar a los demás. Su deseo de servir no es algo implantado en su cerebro por una fuente externa, ha estado allí desde el principio. Mi trabajo como animadora era expandir este deseo y hacerlo realidad.

Afortunadamente, hubo otros proyectos de servicio que pudimos llevar a cabo. Trabajamos como voluntarios en un comedor y recaudamos dinero para un servicio de ambulancia preparando hotdogs y galletas. A pesar de los desafíos, las ideas siguieron llegando y organizamos algunos proyectos de servicio sorprendentes.

Este programa, ofrecido en todo el mundo, ha demostrado ser un recurso increíblemente efectivo para prejóvenes, animadores, padres y comunidades. Prejóvenes y animadores de todos los orígenes diferentes pueden participar o formar un grupo, no solo los bahá’ís:

Para cualquier persona, ya sea bahá’í o no, sus años de juventud son aquellos en los que tomará muchas decisiones que marcarán el curso de su vida. En estos años, es más probable que elija el trabajo de su vida, complete su educación, comience a ganarse la vida, se case y comience a formar su propia familia. Lo más importante de todo es que es durante este período que la mente es más inquisitiva y que se adoptan los valores espirituales que guiarán el comportamiento futuro de la persona. – La Casa Universal de Justicia, diciembre de 2015.

Ahora, todos los miembros de uno de mis grupos juveniles han cumplido 15 años, lo que significa que se han graduado del programa y pueden continuar con el siguiente paso: los círculos de estudio. Este programa de inspiración bahá’í para jóvenes y adultos explora temas espirituales profundos como lo que sucede después de la muerte, el significado de la religión y los beneficios de una vida de servicio continuo a la humanidad. Y, a pesar de que están creciendo, siguen sirviendo a sus comunidades.

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