Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
El matrimonio es el cimiento en la construcción de una familia que, en sí, es un gobierno en miniatura, una mini cultura, una célula para la sociedad humana. Es mantener un compromiso con la persona amada y una oportunidad de crecimiento espiritual. El matrimonio es una aventura y una escuela de aprendizaje. Juegan un papel importante en esta relación nuestras palabras y acciones, que afectan al uno y al otro. Así cómo los líderes del pensamiento, los científicos, artistas, políticos, escritores, filósofos, educadores, afectan la ideología y cultura de millones de personas, todos en algún grado afectamos e influimos en la vida de otros. En el matrimonio cada uno lleva el sello de su educación, las costumbres de la familia y la cultura en que ha crecido. Este aporte constituirá las bases de esa nueva entidad e influirá en su funcionamiento. Por lo tanto, el esfuerzo personal para desarrollar virtudes y formar un buen carácter no puede comenzar con el matrimonio. Sus raíces deben ser firmes y cuidadosamente trabajadas en la educación temprana que se imparte en el hogar, debe ser nutrida en los colegios, las instituciones sociales y religiosas.
El desarrollo espiritual a través de las virtudes y cualidades morales crea los pilares de la vida de pareja. Estas virtudes sostendrán el peso de las diferencias en los momentos de dificultades. En el matrimonio, cada uno contribuye con lo mejor de sí. No se puede invertir poco en esta maravillosa empresa espiritual y esperar mucho de ella. La espiritualidad, depende de los principios correctos y elevados que norman nuestra conducta y guiarán las decisiones en la vida marital. La pareja que está dominada por el ego es incapaz de sostener un lazo firme y fuerte con otras personas. Es frecuente escuchar: “estoy cansada de pasar por romances una y otra vez, ¿qué puedo hacer para encontrar una relación duradera?”. La gente está frustrada de relaciones inestables. No solo en el matrimonio, sino también la familia, los amigos: todos sufren por esta falta. Para tener éxito en nuestras relaciones necesitamos poner mucho esfuerzo. No solo la pareja, los amigos o la sociedad deben cambiar, sino que la tarea de transformación es para todos. El arte de compartir, comprender, comunicar, ser tolerantes y pacientes es algo en lo que todos estamos comprometidos, si queremos vivir en una sociedad diferente. Muchas veces olvidamos que las relaciones duraderas, firmes, fuertes, eternas, necesitan paciencia e indulgencia. Cuando uno tiene una empresa se preocupa por hacerla crecer y superar los obstáculos. El matrimonio también necesita sacrificio. Ceder en ocasiones en que no se encuentre una solución, o no se llegue a un acuerdo, es saber ponerse en el lugar del otro. La vida es un conjunto de elecciones y, no olvidemos, que nosotros elegimos de quién nos enamorarnos y con quién nos casamos.
“Oh Dios, desposa en el cielo de tu misericordia a estos dos pájaros del nido de tu amor y haz de ellos el medio de atraer gracia perpetua, para que de la unión de estos dos mares de amor surja una ola de ternura que vierta en la playa de la vida perlas de pura y hermosa descendencia. …Haz que este matrimonio produzca corales y perlas”. –Bahá’u’lláh, Oraciones Bahá’ís, pp. 168-169.
El ser humano tiene dos acontecimientos importantes en su existencia donde no tiene decisión: el nacimiento y la muerte. Solo decide en el tercer acontecimiento trascendental: el matrimonio. En el momento de buscar un compañero o compañera para el resto de su vida. Y el matrimonio es en realidad un proyecto de vida. Espero que esta serie de artículos pueda contribuir a crear matrimonios felices, responsables que produzcan perlas y corales.
Recomendaciones antes del matrimonio
Las siguientes recomendaciones le serán de mucha utilidad antes de tomar la decisión de contraer matrimonio:
- Reflexionar y entender el propósito del matrimonio en nuestra vida y la importancia del amor.
- Tener una mentalidad pro- matrimonio.
- Desarrollar el buen carácter y virtudes como la sinceridad, veracidad, confiabilidad, solidaridad, castidad, servicio, honestidad, desprendimiento, lealtad, responsabilidad, amistad, justicia.
- La atracción de uno hacía el otro debe ser a nivel espiritual, intelectual y físico.
- Informarse del carácter de la persona, elegir la pareja compatible.
- Buscar el consentimiento de los padres para fortalecer las bases de la unidad familiar.
- La visión y el buen entendimiento del concepto de unidad.
- Tomar conciencia de que el matrimonio no solo es la unión de dos personas, sino sembrar un árbol genealógico para las generaciones venideras.
Todas estas recomendaciones tienen que ver con la educación temprana en valores y virtudes, que intervienen en la formación de un buen carácter e influyen en la felicidad y bienestar de las personas. Las virtudes que se adquieren antes del matrimonio aumentan las posibilidades de éxito en la relación de pareja. Una frase hermosa del Maestro ‘Abdu’l-Bahá dice:
“… deben tener el máximo cuidado en conocer cada uno el carácter del otro. Este lazo eterno debe asegurarse con una alianza sólida y la finalidad debe ser fomentar la armonía, la camaradería y la unidad”. – ‘Abdu’l-Bahá, Oraciones Bahá’ís, p.166.
Conocer el carácter de la pareja es parte primordial de esa preparación antes de asumir el compromiso de una vida conyugal. Después que uno se comprometió, vive lo aprendido y lo pone en práctica dentro del matrimonio. Para construir una relación armoniosa es beneficioso tener en mente siempre lo positivo de su pareja y tener conciencia de que el matrimonio es una “institución sagrada”, tal como lo afirman las escrituras sagradas de todas las grandes religiones. Nuestro creador estableció el matrimonio; por lo tanto, es primordial darle a esta institución el lugar que le corresponde. Crear un ambiente de seguridad y protección para el desarrollo de las capacidades de ambos, un lugar donde se respete los derechos de todos los miembros de la familia.
“Cuando la relación, la unión y la concordia entre los dos existen desde el punto de vista físico y espiritual, ello constituye la unión verdadera y por lo tanto eterna. Pero si la unión es meramente desde el punto de vista físico, sin lugar a duda, es temporal…”. – Una Fortaleza para el bienestar, p. 120.
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