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Espiritualidad

Siete síntomas de desequilibrio espiritual y cómo curarlos

V. M. Gopaul | Oct 27, 2021

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V. M. Gopaul | Oct 27, 2021

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Todos parecen tener un mismo objetivo en común: buscar la felicidad. A lo largo de los años, los seres humanos han probado muchos caminos para conseguirla.

Algunos escalan las montañas más altas para encontrar el elixir de la vida; otros permiten que sus profesiones dominen sus vidas; algunos dejan que la búsqueda de cosas materiales les consuma; otros pasan sus vidas en la búsqueda del placer físico; otros se dedican totalmente a una vida ascética de yoga, meditación y caridad.

Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, escribió que la clave de la felicidad es una vida equilibrada: «Pon ante tus ojos la infalible Balanza de Dios, y como si estuvieras en su Presencia, pesa en esa Balanza tus acciones cada día, cada momento de tu vida».

Este tipo de equilibrio tiene sentido, porque un viajero nunca estará satisfecho con solo un destino. Los seres humanos son seres multifacéticos y complejos. Esto significa que la educación, la carrera, la vida familiar y la caridad son importantes, pero todas deben ser vistas como elementos de una vida completa y feliz a través de una visión espiritual.

El cuidado del cuerpo

Dedicamos muchos cuidados a nuestro cuerpo. Comemos y bebemos para mantener nuestra salud, suministrando vitaminas, proteínas, minerales y otros elementos esenciales a nuestro cuerpo. Dedicamos una gran cantidad de tiempo diariamente a ganar dinero, buscar alimentos y cocinar. Si nuestro cuerpo enferma, recibimos asistencia de médicos, enfermeras, farmacéuticos y dietistas. Afortunadamente, una enorme red de individuos, familias, gobiernos e industria trabajan juntos para nuestro beneficio físico común.

El cuidado del alma

Sin embargo, no podemos decir lo mismo de nuestro bienestar espiritual. Si un alma se preocupa por su salud espiritual, la mayoría de las veces lo hace por su cuenta. Por supuesto, los grupos religiosos, así como otras asociaciones, intentan proporcionar ayuda a quienes necesitan asistencia espiritual o psicológica.

¿Qué ocurre cuando un alma no hace un esfuerzo consciente por mejorar su bienestar? Como cualquier ser vivo, el espíritu puede marchitarse sin el sustento adecuado. Las consecuencias de la negligencia espiritual son sutiles. No las ves venir, hasta que un día te das cuenta de que algo está profundamente mal. Si te das cuenta de lo que ha salido mal, desearás retroceder en el tiempo.

Cuando el cuerpo no funciona bien, solemos notar signos y síntomas inmediatos: malestar o dolor. Afortunadamente, también existen síntomas y señales de malestar espiritual interno, pero tenemos que aprender a escucharlos y reconocerlos, ya que no siempre son tan evidentes como las señales físicas.

He aquí siete de esos síntomas espirituales:

1. Vacío interior. Puede que no tengas ningún problema físico, emocional o material, pero crees que la vida debería ser algo más que la existencia diaria.

2. Negligencia. La negligencia puede caracterizarse por no participar en actividades que repongan el alma.

3. Ego. Si estás demasiado ocupado con tus propias preocupaciones en lugar de las de los demás, puedes encontrar que la vida no es realmente satisfactoria. Muchos estudios han demostrado que quienes tienen objetivos más elevados, como servir a los demás, son más felices que quienes están centrados en sí mismos. Una persona puede tener muchos éxitos exteriores, pero en su interior puede seguir buscando una dirección clara y una realización.  

4. Buscar culpables o difamar y despreciar a los demás. Abdu’l-Bahá dijo a un grupo: «Que vuestros pensamientos se refieran a vuestro propio desarrollo espiritual y cerréis vuestros ojos a las deficiencias de otras almas».

5. Apatía, o una ausencia de interés en el desarrollo espiritual interno.

6. Desequilibrio. Una vida adulta equilibrada consiste en el trabajo, la familia, el ocio y la fe. A veces acabamos dedicando demasiado tiempo a uno de ellos y terminamos descuidando los demás. Las exigencias del trabajo pueden dejar poco tiempo para otras actividades importantes. Esto puede crear conflictos internos y externos. De vez en cuando es bueno hacer una pausa y examinar todas tus actividades, reflexionar sobre ellas y ver si es necesario recalibrarlas.

7. Prejuicios. Los sesgos y prejuicios son velos que nos separan de la verdad. Bahá’u’lláh nos exhortó a esforzarnos diariamente por eliminar todos los prejuicios, diciendo: «Cerrad vuestros ojos a las diferencias raciales y dadles a todos la bienvenida con la luz de la unidad».

Estableciendo una práctica espiritual diaria

Muchos de estos obstáculos espirituales surgen de nuestra naturaleza inferior, por lo que una forma de superarlos es establecer una práctica espiritual diaria, que cambie regularmente nuestro enfoque a un nivel de conciencia más elevado. Podemos lograr un propósito elevado a través de la adquisición de virtudes y perfecciones espirituales, según Abdu’l-Bahá:

¿Por cuáles medios puede el hombre adquirir estas cosas? Primero, a través del conocimiento de Dos. Segundo, a través del amor de Dios. Tercero, a través de la fe. Cuarto, a través de obras filantrópicas. Quinto, a través del sacrifico de sí mismo. Sexto, a través del desprendimiento de este mundo. Séptimo, a través de la santidad y la beatitud.

Existe una organización mundial para nutrir y salvaguardar la salud espiritual de todas las personas: la fe bahá’í. Su objetivo es unir todos los corazones en una causa universal, una fe común, e invita a toda la humanidad, sin importar la raza o la religión, a participar en este proceso de construcción del alma y de la civilización.

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Para promover este objetivo universal, veamos algunas actividades en las que los bahá’ís participan regularmente para mantener una comunidad próspera en la que se da la misma importancia al espíritu y al cuerpo. Los bahá’ís creen que los seres humanos existimos en una relación orgánica con nuestro entorno. Los individuos y las sociedades son inseparables; de hecho, cada uno influye en el otro. Algunas de las enseñanzas y actividades de la fe bahá’í son las siguientes:

  • La oración y la meditación diarias
  • La fiesta bahá’í de los diecinueve días, durante la cual los miembros de la comunidad bahá’í se reúnen para leer oraciones y escritos, consultar sobre asuntos de la Fe en su comunidad y socializar juntos
  • Un período anual de ayuno durante las horas de luz del día durante diecinueve días
  • Círculos de estudio – una secuencia de cursos sobre espiritualidad, diseñados para desarrollar algunas de las cualidades, actitudes y capacidades necesarias para el servicio a la humanidad
  • Lectura diaria reflexiva de los escritos bahá’ís
  • El ejercicio de un trabajo o una profesión se considera adoración a Dios si se realiza con espíritu de servicio
  • La búsqueda de la educación y la enseñanza de los demás son tan apreciadas que se consideran lo mismo que la adoración
  • Se recomienda la peregrinación a los santuarios bahá’ís como forma de conectar con las vidas de las figuras centrales de la fe bahá’í
  • A lo largo del año se organizan escuelas bahá’ís regionales y nacionales, a las que los creyentes acuden durante fines de semana o semanas enteras para estudiar las enseñanzas bahá’ís como forma de reponer el alma y descubrir formas de aplicar las enseñanzas espirituales en sus vidas.
  • Clases locales para niños
  • Reuniones devocionales
  • Vivir la vida según los principios bahá’ís

Estos son solo algunos ejemplos de cómo las enseñanzas bahá’ís y las actividades de los individuos y comunidades bahá’ís proporcionan al alma el alimento que necesita regularmente. De la misma manera que nos esforzamos seriamente por mantener un ser físico sano, nuestra alma no crece por sí sola. Debemos esforzarnos por desarrollar nuestras cualidades espirituales. Las enseñanzas bahá’ís nos ofrecen un modelo para cultivar y mantener el alma sana y feliz.

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