Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
El viejo truismo «la confianza genera menosprecio», probablemente significa que entrar en confianza con alguien nos hace concentrarnos más en sus errores que en sus buenas cualidades. ¿Es cierto esto actualmente?
Tal vez no. Yo diría que lo opuesto, la confianza genera respeto, y esto parece ser más verdadero hoy en día, porque la mayoría de nosotros confiamos en el trabajo en equipo y la cooperación para realizar casi cualquier tarea. Las enseñanzas bahá’ís refuerzan esta realidad:
La necesidad suprema de la humanidad es la cooperación y la reciprocidad. Cuanto más fuertes sean los lazos de compañerismo y solidaridad entre los hombres, mayor será el poder de construcción y consumación en todos los planos de la actividad humana. Sin una actitud de cooperación y reciprocidad, los miembros individuales de la sociedad humana permanecen egocéntricos, sin inspiración de propósitos altruistas, limitados y solitarios en su desarrollo igual que los organismos animales y vegetales de los reinos inferiores. – Abdu’l-Bahá, La Promulgación a la Paz Universal, pág. 337.
Casi ninguna persona individual podría ser responsable de todos los componentes que intervienen en la producción de cualquier cosa, ya sean bienes o servicios. Como ejemplo, podríamos pensar en una línea de ensamblaje de automóviles donde cada función se desempeña a la perfección, cada paso del proceso contribuye a la calidad del vehículo.
Sabemos que el trabajo en equipo puede aumentar la productividad, proporcionar una red de apoyo, fomentar la innovación, mejorar la moral, atraer talento y establecer relaciones sólidas. Vemos esas cualidades todos los días en equipos que funcionan bien juntos, ya sea en negocios, en deportes o en educación. Sabemos que el trabajo en equipo también mejora el servicio, permite la flexibilidad, enseña habilidades útiles de resolución de conflictos y ayuda al avance de las carreras. Los empleadores buscan cada vez más personas que puedan trabajar eficazmente en equipos.
Ustedes saben, ya sea que estén casados y criando hijos, trabajando en la mayoría de las oficinas o incluso en fábricas o en los campos, o participando en proyectos de servicio a la comunidad local, el trabajo en equipo y la cooperación se han vuelto indispensables. Trabajar juntos en equipo genera amistad, respeto, admiración y gratitud entre los participantes, y permite que cada uno se sienta necesitado y realizado.
Hoy en día necesitamos más que nunca ese tipo de trabajo en equipo y cooperación para resolver las dificultades que enfrentamos. Eso significa respeto por las opiniones de los demás y por las contribuciones que todos pueden realizar. Incluso equipos pequeños, que trabajan en las bases de manera voluntaria, pueden y han hecho una diferencia.
Observe prácticamente cualquier iglesia u otro ministerio religioso, y cómo este comienza con la ayuda de voluntarios, desarrollando la estructura y la permanencia, y luego consolidando firmemente los procesos y los ofrecimientos. Las caridades católicas, por ejemplo, han sido fundamentales para ayudar a tantos refugiados a establecerse y obtener la ciudadanía en sus países elegidos, reduciendo la indigencia y la pobreza, ayudando así a millones de personas.
Las comunidades bahá’ís de todo el mundo, además de difundir y establecer las enseñanzas de Bahá’u’lláh, también han desarrollado institutos y programas permanentes para aliviar el sufrimiento humano.
Pero el logro de cualquier objetivo beneficioso se convierte en una quimera, a menos que ese objetivo se base no solo en las buenas intenciones sino también en aspectos prácticos.
Como muestra la historia, no todas las «buenas intenciones» han tenido los mejores resultados. En tiempos modernos, los resultados a corto plazo tomadas por encima de la estabilidad y las consideraciones futuras han producido beneficios a corto plazo y soluciones precipitadas en detrimento de muchos. Incluso las obras caritativas han resultado contraproducentes, generando resultados negativos a pesar de las buenas intenciones que las impulsaron. Para muchos, la gratificación debe ser inmediata y completa, la paciencia es difícil de encontrar, la tolerancia y la aceptación, aún más difíciles.
Sin embargo, la humanidad lenta y dramáticamente ha comenzado a cambiar sus hábitos. Los pensamientos, acciones y preocupaciones de la humanidad han evolucionado hacia una conciencia mundial más amplia y valores universales más amplios. Instituciones bien establecidas como las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Organización de los Estados Americanos o los Estados de África y docenas más han reformado los hábitos provinciales de la humanidad y han emprendido grandes emprendimientos mundiales. La tecnología y la comunicación están acelerando el proceso. Las bases están encontrando sus voces, desarraigando autocracias y dictaduras anticuadas y dañinas. La democracia se está buscando cada vez más y se está volviendo más refinada.
Todo esto, según los bahá’ís, es resultado del pronunciamiento de Bahá’u’lláh hace un siglo y medio. Él dijo:
El equilibrio del mundo ha sido trastornado por la vibrante influencia de este más grande, este nuevo Orden Mundial. La vida ordenada de la humanidad ha sido revolucionada por la acción de este único, este maravilloso Sistema, nada que se le parezca ojos mortales jamás han presenciado. – Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, pág. 71.
Los escritos de Bahá’u’lláh, que comprenden decenas de miles de páginas, delinean un nuevo orden mundial divino destinado a reorientar la fortuna de la humanidad. Proporcionará paz, estabilidad, estructura y justicia. Asegurará los derechos de cada ser en la Tierra y brindará bienestar al mismo tiempo que evitará la rigidez y la uniformidad.
Este no es un sueño imposible, ni está basada en las inclinaciones corruptas de la humanidad. Cada hora de cada día, los bahá’ís de todo el mundo están trabajando para lograr su implementación.
Las características emergentes de este nuevo orden mundial están delineadas en los escritos de Bahá’u’lláh y Abdu’l-Bahá, y en las cartas de Shoghi Effendi y la Casa Universal de Justicia. Las instituciones del orden administrativo bahá’í actual, que constituyen la base estructural del orden mundial de Bahá’u’lláh y el modelo para un parlamento global, madurarán gradualmente y se convertirán en la Comunidad Mundial Bahá’í. En este sentido, Shoghi Effendi afirma que el orden administrativo:
A medida que sus pates componentes, sus instituciones orgánicas, comiencen a funcionar con vigor y eficacia, hará valer su derecho y demostrará su capacidad de ser considerado no solo como el núcleo, sino como el modelo mismo del Nuevo Orden Mundial que con el tiempo está destinado a abarcar a toda la humanidad. – Shoghi Effendi, El Orden Mundial de Bahá’u’lláh, pág. 224.
Los bahá’ís creen que este nuevo orden mundial se producirá, y se está produciendo, basado en la confianza y el respeto mutuos, el trabajo en equipo, la cooperación y un firme sentido de equidad y justicia.
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