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Tres pasos hacia la igualdad de género

Joseph Roy Sheppherd | Oct 14, 2020

PARTE 3 IN SERIES Una guía para el viajero espiritual

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Joseph Roy Sheppherd | Oct 14, 2020

PARTE 3 IN SERIES Una guía para el viajero espiritual

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Ya sea que seamos un hermano o una hermana, una madre o un padre, un esposo o una esposa, a todos nos afecta la necesidad de igualdad y comprensión a través de las líneas de género.

No hay mayor alegría que alcanzar todo nuestro potencial como seres humanos, sin importar el género. Hoy en día, debido a los avances en la educación y la tecnología de los que ahora disfruta nuestra sociedad, los roles masculinos o femeninos que antes eran tradicionales están cambiando y evolucionando rápidamente.

De hecho, de familia en familia y de persona en persona, el concepto de cuáles son esos roles raramente es idéntico. Hoy en día, en muchas partes del mundo las mujeres disfrutan de mayores oportunidades que nunca, pero todavía queda mucho trabajo por hacer antes de que podamos decir verdaderamente que hemos logrado la igualdad.

Las enseñanzas bahá’ís nos llaman a realizar ese importante trabajo:

Has de saber… que… las mujeres son consideradas iguales a los hombres, y Dios ha creado a toda la humanidad a Su propia imagen y semejanza. Es decir, los hombres y las mujeres por igual son los reveladores de Sus nombres y atributos y, desde el punto de vista espiritual, no existe diferencia entre ellos. – Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.

Es erróneo creer que la cuestión de la igualdad de género es estrictamente un asunto de mujeres. Los hombres también necesitan oportunidades para crecer más allá de los roles tradicionales y para superar el desafío del sexismo, que obstaculiza el desarrollo de todos:

La mujer deberá esforzarse, pues, por alcanzar la mayor perfección, por ser igual al hombre en todos los aspectos, por progresar en todo aquello en lo que ha estado postergada para que el hombre se vea obligado a reconocer su igualdad en capacidad y logros.

La Munificencia de Dios es para todos y proporciona poder para todo progreso. Cuando los hombres reconozcan la igualdad de las mujeres no será necesario que ellas luchen por sus derechos. – La sabiduría de Abdu’l-Bahá.

La fe bahá’í enseña que las mujeres y los hombres solo pueden alcanzar su pleno potencial cuando ambos tengan las mismas oportunidades de crecer y desarrollarse. De hecho, las enseñanzas bahá’ís indican que si los padres no pueden permitirse educar tanto a sus hijos como a sus hijas, se debe dar preferencia a sus hijas. Esto no significa que las mujeres sean más importantes que los hombres, sino que hay que apoyarlas en su papel crucial como principales educadoras de los hijos y, por lo tanto, de la sociedad. Es especialmente importante que se eduque a la hija porque más tarde será la primera educadora de sus propios hijos y tendrá una influencia especialmente fuerte en su carácter. Ella debe estar equipada con los medios para enseñarles cómo vivir, aprender y orar.

Limitar a un género necesariamente limita al otro también. A los ojos de Dios, las enseñanzas bahá’ís proclaman que no existe un género superior o inferior. Dios juzga un alma solo por sus cualidades y su carácter, no por su género.

Así que, en estos días, las enseñanzas bahá’ís llaman tanto a las mujeres como a los hombres a superar los desafíos del sexismo y a establecer la realidad de la igualdad y la armonía de género.

La unión de los dos grupos más grandes de personas en el mundo en una coexistencia armoniosa requiere al menos tres pasos cruciales:

  • la eliminación sistemática de los prejuicios de género,
  • progreso discernible hacia la justicia equitativa en el mundo, y
  • el establecimiento de la igualdad entre hombres y mujeres.

La diversidad en la familia humana debería ser causa de amor y armonía, como lo es en la música donde diferentes notas se funden logrando un acorde perfecto. – La sabiduría de Abdu’l-Bahá.

Para el individuo, el proceso de sustituir la ignorancia por la comprensión, la tolerancia, el respeto y el aprecio del otro género significa cambiar las actitudes perjudiciales que impiden a ambos sexos reconocer las ventajas mutuas inherentes de la igualdad.

Para la mayoría de nosotros este proceso representa una búsqueda difícil, de toda la vida. Afortunadamente, nuestras perspectivas pueden ser reformadas y corregidas cuando entendemos la forma en que Dios ve el tema del género. Los escritos bahá’ís afirman:

Las mujeres y los hombres han sido y serán siempre iguales ante los ojos de Dios. El amanecer de la luz de Dios derrama su brillo sobre todos con la misma refulgencia. – Bahá’u’lláh, de una tabla traducida del persa y del árabe. [Traducción provisional por Oriana Vento].

Para la raza humana en su conjunto, y para los hombres en particular, el proceso en curso de superación de cualquier sentido de superioridad de género requiere paciencia y esfuerzo constante. El progreso verdadero y duradero no se ganará mediante enfrentamientos violentos, luchas de poder o legislación política, sino más bien mediante la autoevaluación y un proceso de evolución espiritual que cambie verdaderamente los valores fundamentales con los que vivimos e interactuamos. La responsabilidad personal y el cambio medido son los procesos fundamentales que, en última instancia, producen civilizaciones grandes y duraderas, ya que aseguran la capacidad de ajustarse y sobrevivir en condiciones y circunstancias cambiantes.

Así que pregúntese: ¿qué he hecho hoy por la igualdad de género?

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