Abdu’l-Bahá: Una figura paterna para la humanidad

El año 2021 representa un año distintivo para los bahá’ís, ya que celebramos y honramos la vida de Abdu’l-Bahá durante el centenario de su fallecimiento.

Abdu’l-Bahá, hijo de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, ocupa un lugar único en la historia de la religión, considerado en un punto intermedio entre un ser humano y un profeta de Dios. En palabras de Shoghi Effendi, el Guardián de la fe bahá’í y el propio nieto de Abdu’l-Bahá:

…en la persona de ‘Abdu’l-Bahá se han unido y armonizado completamente las incompatibles características de una naturaleza humana y de una sabiduría y perfección sobrehumanas.

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Abdu’l-Bahá nació en Ṭehran, Irán, el 23 de mayo de 1844, en el preciso momento en que se inició una nueva era en la evolución espiritual y social del mundo. El mismo día en que el Báb, el precursor y heraldo de Bahá’u’lláh, anunció su propia nueva revelación, Abdu’l-Bahá vino al mundo. Más tarde personificaría las enseñanzas y aspiraciones más elevadas de la revelación bahá’í, convirtiéndose no solo en la cabeza de la fe, sino en su verdadero ejemplar. Con el nombre de Abbas, más tarde se le conoció con el título de Abdu’l-Bahá, que significa «siervo de la gloria».

La relación que tuvo con su propio padre, Bahá’u’lláh, no fue la típica relación entre padre e hijo. A la edad de seis años, fue el primero en reconocer la posición de su padre, y por lo tanto podría ser considerado el primer bahá’í. Munirih Khanum, la esposa de Abdu’l-Bahá, describe cómo ocurrió esto, cuando él:

… se dio cuenta de que Su propio y amado Padre era Quien debía educar a la humanidad en concepciones universales como abolir los prejuicios, traer la unidad y la más Grande Paz al mundo distraído, establecer el Reino de Dios sobre esta triste tierra, haciendo que la religión volviera a ser un manantial curativo para todos los males del mundo, comprendió por qué la Manifestación se había convertido una vez más en la causa del odio y la persecución maligna de los hombres. [Traducción provisional de Oriana Vento].

A partir de entonces, ella dice, Abdu’l-Bahá «… se consagró, en cuerpo, alma y espíritu, al trabajo sagrado de la Causa bahá’í, difundiendo en el extranjero el nuevo mensaje de Amor y Justicia».

Exiliado y encarcelado con la familia, sufriendo penurias durante muchos años a causa del destierro y el exilio de Bahá’u’lláh, y educado solo en los confines de sus restringidas circunstancias, fue finalmente liberado después de 56 años de encarcelamiento y pudo recibir visitas en Akka, una ciudad prisión en Tierra Santa donde había sido desterrado. 

Tras el fallecimiento de Bahá’u’lláh en 1892, Abdu’l-Bahá heredó el manto del liderato de los bahá’ís del mundo, demostrando una notable perspicacia y capacidad. La Casa Universal de Justicia, el órgano de gobierno democráticamente elegido del mundo bahá’í, escribe: 

Con la puesta del Sol de Baha, la Luna de Su Alianza se elevó en la gloria reflejada, levantando la oscuridad de una noche de desesperación, e iluminando el camino hacia la unidad de toda la humanidad. En la plenitud de su resplandor se erige la magnética Figura de Abdu’l-Bahá, el amado Hijo a quien Bahá’u’lláh designó como el Intérprete de Su Palabra y Ejecutor de Su autoridad, y a quien nombró el Centro de Su Alianza, un cargo sin paralelo en toda la historia religiosa. [Traducción provisional de Oriana Vento].

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Además de ser llamado «El Maestro» y «El Misterio de Dios», Abdu’l-Bahá también fue referido como la «Más Grande Rama» por Bahá’u’lláh. Uno de los primeros bahá’ís, Ḥaji Mirza Ḥaydar-Ali, registró la propia descripción y predicciones de Bahá’u’lláh sobre Abdu’l-Bahá:

En el futuro se verá cómo Él, solo y sin ayuda, levantará el estandarte del Más Grande Nombre en el corazón del mundo, con poder y autoridad y refulgencia divina. Se verá cómo reunirá a los pueblos de la tierra bajo la bandera de la paz y la concordia. En períodos determinados, las almas son enviadas a la tierra por el Dios Poderoso con lo que llamamos el Poder del Gran Éter. Y los que poseen este poder pueden hacer cualquier cosa; tienen todo el poder… Jesucristo tenía este poder. La gente pensaba en Él como un pobre joven al que habían crucificado; pero Él poseía el Poder del Gran Éter. Por lo tanto, Él no podía permanecer bajo tierra. Este Poder etéreo se levantó y dio vida al mundo. Y ahora mira al Maestro, porque este Poder es Suyo. [Traducción provisional de Oriana Vento].

De muchas maneras, Abdu’l-Bahá ejemplificó lo que significa ser un bahá’í. Al leer las historias de su vida y su impacto en los demás, se convirtió en una figura paterna para muchos de su época – y podemos verlo como una figura paterna ahora.