Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Todos los años, por estas fechas, me preguntan mis amigos: «Si quisiera realizar el ayuno bahá’í, ¿podría hacerlo?». » Por supuesto», les digo.
Un amigo me preguntó hace dos días: «¿Tengo que ser bahá’í para ayunar?». «No, no tienes que serlo», le dije.
Dado este nivel de interés en el ayuno de los bahá’ís, pensé que podría ser útil esbozar lo que implica el ayuno bahá’í, y hacer saber a todos lo que se necesita para ayunar como un bahá’í.
En primer lugar, sin embargo, es útil comprender que el ayuno bahá’í no es solo un ejercicio físico, sino ante todo espiritual. En su Libro de la Certeza, Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, escribió:
…al igual que el sol y la luna constituyen las lumbreras más brillantes y prominentes de los cielos, de modo semejante, en el cielo de la religión de Dios han sido decretados dos astros radiantes: el ayuno y la oración.
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El ayuno no es solo una práctica bahá’í, como se deduce de esta cita. Por el contrario, ha ocupado un lugar destacado en las prácticas de todas las religiones. Veamos cómo y por qué los bahá’ís de todo el mundo se abstienen de comer y beber durante las horas del día durante 19 días seguidos.
Abstenerse de comer y beber durante el día
El ayuno tiene lugar durante el mes bahá’í de 19 días que precede inmediatamente al Año Nuevo bahá’í (Naw-Ruz) en el equinoccio de primavera. Durante ese mes bahá’í del año, los bahá’ís de todo el mundo se abstienen de comer y beber durante las horas del día.
Los bahá’ís han ayunado de esta manera desde los inicios de la fe en el siglo XIX. Los bahá’ís creen que el ayuno bahá’í simboliza el desprendimiento del mundo físico, desarrolla la empatía por los pobres y hambrientos, y engendra el desarrollo y el crecimiento del alma.
El ayuno bahá’í tiene enormes beneficios físicos, aunque su propósito principal es espiritual.
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Los beneficios físicos del ayuno
Los seres humanos evolucionaron como cazadores y recolectores. Nuestros antepasados pasaban horas cada día buscando comida. Su estilo de vida lo requería, porque la comida no siempre era abundante, y a veces no estaba disponible en absoluto. Ayunaban involuntariamente y luego, cuando encontraban comida, se daban un festín.
Como resultado, los humanos evolucionaron gradualmente un código genético, un genotipo, que permitía a sus cuerpos prosperar adaptándose a estos ciclos de banquete y ayuno. Seguimos teniendo ese código genético, aunque la mayoría de las culturas del mundo desarrollado se alimenten ahora con regularidad, consumiendo dos o tres comidas al día, además de meriendas y postres, sin falta ni respiro.
Sin embargo, recientes investigaciones científicas demuestran los beneficios para la salud de diversas pautas intermitentes de ayuno y abstinencia voluntaria. Dado que esta pauta reproduce la dieta de festín o hambruna de nuestros antepasados, muchos investigadores citan ahora las ventajas de vaciar periódicamente el sistema digestivo humano y permitirle autolimpiarse y purificarse sin la presencia constante de alimentos.
Esos estudios demuestran que un patrón regular de restricción calórica, en el que las personas reducen su ingesta rutinaria de nutrientes con un ayuno recurrente, puede aportar algunos beneficios muy significativos. El ayuno intermitente reduce los factores de riesgo de múltiples enfermedades crónicas en animales y seres humanos, y aumenta drásticamente la duración de la vida en varios estudios con animales. En Scientific American, el autor David Stipp escribió:
Las religiones han mantenido durante mucho tiempo que el ayuno es bueno para el alma, pero sus beneficios corporales no fueron ampliamente reconocidos hasta principios del siglo XX, cuando los médicos empezaron a recomendarlo para tratar diversos trastornos, como la diabetes, la obesidad y la epilepsia.
Las investigaciones relacionadas con la restricción calórica despegaron en la década de 1930, después de que el nutricionista de la Universidad de Cornell Clive McCay descubriera que las ratas sometidas a dietas diarias estrictas desde una edad temprana vivían más tiempo y tenían menos probabilidades de desarrollar cáncer y otras enfermedades al envejecer, en comparación con los animales que comían a voluntad. Las investigaciones sobre la restricción calórica y el ayuno periódico se entrecruzaron en 1945, cuando científicos de la Universidad de Chicago informaron de que la alimentación en días alternos prolongaba la vida de las ratas tanto como la dieta diaria en los experimentos anteriores de McCay. Además, el ayuno intermitente «parece retrasar el desarrollo de los trastornos que conducen a la muerte», escribieron los investigadores de Chicago.
Sabemos que las personas que ayunan regularmente muestran una considerable extensión de la vida, junto con una reducción de las enfermedades físicas y mentales crónicas comunes en la vejez; y que el ayuno acelera la autofagia, una especie de sistema de eliminación de basura en las células que se deshace de las moléculas dañadas, incluyendo las que han sido previamente vinculadas al Alzheimer, el Parkinson y otras enfermedades neurológicas.
Los beneficios espirituales del ayuno
Todas las crecientes pruebas científicas sobre los beneficios del ayuno para la salud ayudan a explicar por qué los grupos de personas que ayunan regularmente -budistas, mormones, bahá’ís- tienden a vivir más tiempo y con mejor salud. Pero las enseñanzas bahá’ís hacen hincapié en los beneficios espirituales del ayuno, por lo que los bahá’ís no ayunan simplemente por razones dietéticas o de salud.
De hecho, los bahá’ís ayunan principalmente por los beneficios que confiere al espíritu. El ayuno reserva un mes bahá’í completo de 19 días para la meditación y la oración adicionales, para la reflexión y el rejuvenecimiento. El ayuno es un período de recuperación espiritual, para refrescar y revigorizar el alma. Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh y el intérprete autorizado de los escritos bahá’ís, escribió:
…porque este ayuno físico es símbolo del ayuno espiritual. Este ayuno conduce a limpiar el alma de todos los deseos egoístas, a adquirir atributos espirituales, a ser atraído por las brisas del Todomisericordioso y a encenderse con el fuego del amor divino.
Así que si quieres ayunar como un bahá’í, simplemente renuncia a la comida y la bebida durante las horas de luz del 1 al 19 de marzo de este 2021. Aprovecha el tiempo extra que normalmente utilizarías para preparar y comer tu comida del mediodía para nutrir y refrescar tu alma, con reflexión, meditación y oración. Piensa en todo el año y pregúntate: ¿qué puedo hacer en el próximo año para mejorar mi vida y la de los demás? ¿Cómo puedo servir a la humanidad? Deja que tu espíritu “se asocie con las fragancias de la santidad”. Como dicen los escritos bahá’ís:
Éstos son los días del ayuno. Bienaventurado quien mediante el calor generado por el ayuno aumenta su amor, y quien, alegre y radiante, se levanta a realizar acciones dignas. Verdaderamente, Él guía a quien le place al camino recto. – La importancia de la oración obligatoria y el ayuno.
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