Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Últimamente he estado pensando mucho en la voluntad de Dios y lo que esto realmente significa en la vida de cualquiera.
En teoría es un concepto agradable pero encuentro muy difícil entenderlo a nivel práctico. Por ejemplo, siento como que se me han cerrado muchas puertas en los últimos años, que, presiento, significa que estoy yendo en dirección equivocada. Sin embargo, si tampoco se abre ventana alguna, ¿qué significa esto? Como muchas otras personas en nuestra “era de la ansiedad”, me siento inquieto respecto de las decisiones que tomo o de las que supuestamente debería estar tomando, especialmente porque existen TANTAS opciones. ¿Cómo puede uno saber lo que Dios quiere para nosotros en estas circunstancias?
Sin embargo, al revisar algunos de los escritos sagrados de diferentes religiones sobre la voluntad de Dios, empecé a pensar que estaba complicando las cosas demasiado, es decir, querer orientaciones muy específicas sobre mi carrera, mis relaciones, etc. … en vez de entender la voluntad de Dios como un marco de referencia para abordar la vida.
Los textos sobre la voluntad de Dios, por lo menos en las escrituras bahá’ís, a menudo de centran en las siguientes leyes de Dios
Por autosometimiento y unión perpetua con Dios se entiende que los hombres deberían sumir su voluntad totalmente en la Voluntad de Dios, y considerar sus deseos como la nada extrema en comparación con Su Propósito. Deben disponerse a cumplir diligentemente y con el mayor regocijo y vehemencia todo lo que el Creador ordene observar a Sus criaturas. En ningún caso deben permitir que su fantasía oscurezca su juicio, ni tampoco deben considerar sus propias imaginaciones como la voz del Eterno. Te incumbe consagrarte a la Voluntad de Dios. Todo lo que ha sido revelado en Sus Tablas no es más que un reflejo de Su Voluntad. Tan completa debe ser tu consagración, que toda huella de deseo mundano debe ser lavada de tu corazón. Éste es el significado de la verdadera unidad. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh, páginas 378-380.
Algunas de las leyes que los bahá’ís siguen se relacionan con el servicio a la humanidad, el ayuno, la oración y la abstinencia de alcohol y drogas. Estas y otras leyes no siempre son fáciles de cumplir, especialmente cuando contradicen lo que pensamos querer y, a menudo, lo que esta sociedad de excesos nos impone.
Como el pasaje anterior deja en claro, otro tema común relacionado a la voluntad de Dios implica el desprendimiento de este mundo, idea que también aparece en las escrituras de otras religiones:
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. – Romanos 12.2.
Por lo tanto, más allá de seguir las leyes y ordenanzas de una fe y ser desprendido de este mundo ¿qué más podemos intuir sobre la voluntad de Dios? Al margen de cuánto haya la humanidad enredado el mensaje, creo que el deseo de Dios es ver como nos amamos y ayudamos unos a otros. Por supuesto que decirlo es mucho más fácil que hacerlo, pero sigue siendo el fundamento de todas las disciplinas religiosas.
Para los bahá’ís la voluntad de Dios en esta época se centra en promover la unidad:
El hombre declara que un río es la frontera entre dos países, llamando a este lado francés y al otro alemán, mientas que el río fue creado para ambos y es una arteria natural para todos. ¿No es la imaginación y la ignorancia lo que impulsa al hombre a violar la intención divina y hacer de las mismas bondades de Dios causa de guerra, derramamiento de sangre y destrucción? Por tanto, todos los prejuicios entre los hombres son falseamientos y violaciones de la Voluntad de Dios. Dios desea la unidad y el amor. Ordena la armonía y el compañerismo. La enemistad es desobediencia humana. Dios mismo es amor. – ‘Abdu’l-Bahá, La Promulgación de la Paz Universal, página 298.
Entonces, cumplir la voluntad de Dios puede significar sencillamente preguntarse cómo Dios puede actuar a través nuestro para llevar un poco más de amor y paz a este mundo. Idealmente, el pensar de esta manera diariamente se convierte en un hábito. Los escritos de la religión de Zoroastro mencionan,
Como era la voluntad de Dios, así debía haber pensado;
Como era la voluntad de Dios, así debía haberlo dicho;
Como era la voluntad de Dios, así debía haber actuado. – Pater 6.
Quizás solamente las personas espiritualmente avanzadas logran ponerlo en práctica en cada pensamiento, comentario y comportamiento. En el caso de la mayoría de nosotros, nos vemos impulsados por nuestro ego a la lucha antes que a cualquier otra cosa, lo que hace de esta práctica una meta a la que debemos aspirar.
Muchos de nosotros albergamos la esperanza que los deseos de nuestro corazón de alguna manera se entretejan con algún plan y propósito mayores. En este sentido, recomiendo meditar sobre esta reconfortante y consoladora cita:
En verdad, la Voluntad de Dios actúa algunas veces en una forma que la humanidad no puede comprender. Las causas y razones ya aparecerán. Creen en Dios y confía en Él, y resígnate a la Voluntad de Dios. En verdad que tu Dios es afectuoso, compasivo y misericordioso… y hará que Su misericordia descienda sobre ti. – ‘Abdu’l-Bahá en Bahá’u’lláh y la Nueva Era, página 95.
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