Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
… no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. – Padre Nuestro
Todo cristiano conoce esta famosa frase. Me crie como cristiano, me familiaricé con estas palabras. Pero en los escritos bahá’ís encontré su significado.
Para encontrar este significado, primero uno necesita comprender que el sufrimiento en el mundo físico tiene dos orígenes: causas naturales y causas humanas. El primero ocurre como un resultado de las leyes naturales – podríamos sólo llamarle sufrimiento – y el segundo resulta del libre albedrío de los seres humanos. Al sufrimiento causado por los humanos le llamaremos “el mal”.
Así que, de acuerdo a las enseñanzas bahá’ís, ¿qué hace que algo sea malo? Los escritos bahá’ís contestan esta difícil pregunta de dos maneras. En el libro Contestación a unas preguntas, ‘Abdu’l-Bahá aborda este tema complejo del mal, comenzando por advertir que la explicación de este tema es difícil. Entonces, Él describe el mal como una ausencia más que como una presencia:
Brevemente, las realidades intelectuales, como las cualidades y perfecciones admirables del hombre, existen y son totalmente buenas. El mal es, simplemente, su no existencia… De igual manera, las realidades sensibles son absolutamente buenas, y el mal es debido a su no existencia, es decir, la ceguera es falta de visión, la sordera es falta de audición, la pobreza es falta de riqueza… – Contestación a unas preguntas, página 317
Todo lo que Dios creó lo hizo bien. La maldad es la nada, tal como la muerte es la ausencia de vida… todo mal se reduce a la no existencia. El bien existe; el mal no existe. – Ibíd., página 318
‘Abdu’l-Bahá presenta muchas analogías para explicar la inexistencia del mal. Dice que la ceguera existe debido a la falta de la vista, del mismo modo, el mal existe porque esto representa la ausencia del bien, y la existencia del mal es efímera, confinada al mundo material.
¿Esto significa que el mal no existe? No, esto significa que el mal no tiene existencia propia.
¿Confundido? Tratemos con otra analogía.
Considere la sombra de un objeto. Esta sobra solo aparece en el área dónde el objeto oscurece la luz. La sombra no tiene existencia propia, porque sin el objeto no habría sombra. Por lo tanto podemos decir que a sombra es inexistente, en comparación con el objeto; sin embargo, no podemos negar la existencia de la sombra.
En otras ocasiones, ‘Abdu’l-Bahá presentó respuestas con perspectivas más empíricas y simbólicas:
El mal es imperfección. El pecado es el estado del ser humano en el mundo de la naturaleza inferior, pues en la naturaleza existen imperfecciones tales como injusticia, tiranía, odio, hostilidad, lucha… A través de la educación, debemos librarnos de estas imperfecciones. – La sabiduría de ‘Abdu’l-Bahá, página 216
La realidad que subyace en esta cuestión es que el espíritu del mal, Satán o sea lo que fuere interpretado como maligno, se refiere a la baja naturaleza del hombre. Esta baja naturaleza es simbolizada de varias formas… Dios jamás ha creado un espíritu maligno; todas esas ideas y denominaciones son símbolos que expresan la mera naturaleza humana o terrenal del hombre. Es condición esencial del suelo o tierra que de él crezcan espinas, malezas y árboles estériles. Hablando en forma relativa, ello es malo, es simple el estado inferior o el más bajo producto de la naturaleza. – La promulgación de la paz universal, página 292-293
Una de las definiciones bahá’ís del mal tiene un enfoque complejo y metafísico; la otra nos da un marco más simple y más empírico. Estas respuestas complementarias me permitieron comprender mejor la frase del Padre Nuestro: “… no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.”
El enfoque bahá’í me enseñó una nueva forma de pensar sobre el problema del mal. Cristo amonestó a sus seguidores de pedirle a Dios que no los dejara caer en la tentación de reducirse a su naturaleza inferior – venganza, violencia, odio y cosas semejantes – entonces sabemos que esas características podrían reducirnos eventualmente a la nada.
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