Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Desde Su nacimiento en Teherán en 1844 hasta su ascensión en Haifa en 1921, Abbas Effendi vivió una vida de servicio ejemplar y amor desinteresado por la humanidad. Los bahá’ís y admiradores por igual, alrededor del mundo, se refieren amorosamente a Él como “El Maestro”; sin embargo, Abbas Effendi insistió que Él simplemente era un humilde servidor. Por lo tanto, Él prefirió utilizar el nombre de ‘Abdu’l-Bahá, que significa “El Siervo de la Gloria de Dios”. Su nombre encaja perfectamente porque Él era un devoto seguidor de la fe de Su Padre – y el nombre de Su Padre, Bahá’u’lláh, significa “La Gloria de Dios”.
Durante toda Su vida, ‘Abdu’l-Bahá dedicó sus energías a los otros. Él continuamente ayudaba a los enfermos, y alimentaba a los pobres. Él difundió el mensaje de la unidad racial y de la paz mundial, y aun literalmente dio sus propias ropas a los necesitados.
Durante Sus viajes a América, ‘Abdu’l-Bahá enseñó a la gente acerca de la Fe Bahá’í, la religión que Bahá’u’lláh trajo al mundo. Cuando llegó a Nueva York en 1912, el reportero Wendell Philips Dodge preguntó a ‘Abdu’l-Bahá: “¿Qué es la Fe Bahá’í?”
‘Abdu’l-Bahá respondió: “Ser un bahá’í significa, sencillamente, amar a todo el mundo; amar a la humanidad y tratar de servirla; trabajar por la paz y la hermandad universal”.
Las acciones de ‘Abdu’l-Bahá coincidían perfectamente con Sus palabras. A pesar de las leyes de segregación racial en Washington, D.C. en 1912, ‘Abdu’l-Bahá exigió que la reunión a la que Él asistiera se integrara, ejemplificando y promoviendo las enseñanzas bahá’ís de la unicidad e igualdad de la humanidad y la eliminación de todos los prejuicios.
Debido a que Él demostró una combinación de las cualidades humanas y característica espirituales ejemplares, Bahá’u’lláh llamó a ‘Abdu’l-Bahá “El Misterio de Dios”. Bahá’u’lláh escribió la siguiente tabla a Su Hijo, describiendo las extraordinarias cualidades que poseía ‘Abdu’l-Bahá:
Bendito, doblemente bendito, es el suelo que Sus pasos han hollado, el ojo que se ha alegrado con la belleza de Su semblante, el oído que se ha visto honrado al escuchar Su llamamiento, el corazón que ha probado la dulzura de Su amor, el pecho que se ha dilatado por medio de Su recuerdo, la pluma que ha expresado Su alabanza, el rollo que ha portado el testimonio de Sus escritos. Rogamos a Dios —bendito y exaltado sea Él— que nos conceda el honor de encontrarnos pronto con Él. Él es, en verdad, el que Todo lo Oye, el Todopoderoso, el que está dispuesto a responder. – Tablas de Bahá’u’lláh, página 264
Los bahá’ís tratamos de seguir los pasos de ‘Abdu’l-Bahá, como el ejemplo de nuestra Fe. En Sus propias palabras, ‘Abdu’l-Bahá describió las metas humanas que deberíamos esforzarnos por alcanzar:
En breve habrán pasado vuestros fugaces días y habrán desaparecido sin dejar rastro la fama y las riquezas, las comodidades, las alegrías proporcionadas por este montón de escombros que es el mundo. Emplazad, entonces, a las gentes ante Dios, e invitad a la humanidad a seguir el ejemplo del Concurso de lo alto. Sed padres amorosos para el huérfano, un refugio para los desamparados, un tesoro para los pobres y una curación para los enfermos. Sed los auxiliadores de toda víctima de la opresión, los protectores de los desfavorecidos. Pensad en todo momento en prestar algún servicio a todo miembro de la raza humana. No prestéis atención a la aversión y al rechazo, al desdén, la hostilidad, la injusticia: actuad del modo contrario. – Selección de los escritos de ‘Abdu’l-Bahá, página 16.
‘Abdu’l-Bahá, el Hijo de un Mensajero de Dios, no era un Profeta; sin embargo, exhibió todas las virtudes espirituales que los bahá’ís intentan ejemplificar. Amoroso, compasivo, honesto y amable, ‘Abdu’l-Bahá también evidenció la esencia de la humildad – como lo demuestra el hecho que, aunque fue nombrado Caballero después de que su almacén personal de granos aliviara el hambre en Palestina después de la 1ra Guerra Mundial, Él no usaba este título. Mostró brillantez intelectual y enorme previsión en Sus poderosos escritos, moviendo grandes multitudes alrededor del mundo con Su discurso elocuente, y conectado con la verdadera esencia de los corazones de los pueblos de cada raza, clase y cultura.
A pesar de sufrir duras pruebas como los 40 años de prisión a causa de Su fe, recuperarse de una tuberculosis potencialmente mortal, y experimentar severas heladas como resultado de atravesar terrenos escabrosos en duros inviernos que, con su familia exiliada, ‘Abdu’l-Bahá se mantuvo sirviendo a los demás. Él continuamente oró por sabiduría, humildad y guía, y Él verdaderamente amaba a la humanidad – no sólo con palabras, sino con hechos.
Para aprender más acerca de este magnífico, inspirador y aún modesto hombre, le invito a leer más. Puede explorar la asombrosa vida de ‘Abdu’l-Bahá aquí en BahaiTeachings.org, o en www.bahai.org. Otro gran recurso ese el libro «La Sabiduría del El Maestro» (The Wisdom of the Master: The Spiritual Teachings of Abdu’l-Baha) publicado por Kalimat Press.
Espero que disfrute conociendo más sobre este notable Misterio de Dios, cuya poderosa vida inspiradora continúan enseñándole a la humanidad sobre el servicio, la unidad y el amor.
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