Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Associated Press publicó una llamativa noticia titulada «Musulmanes y judíos fortalecen los lazos en medio de actos de intolerancia».
Los primeros párrafos de la historia decían:
“Ellos estaban sentados en ambos extremos del sofá del congresista, uno, un judío ejecutivo cuyos padres huyeron de Alemania en 1936, el otro, cachemirano, musulmán, presidente de una conocida cadena estadounidense de muebles. Los hombres, Stanley Bergman y Farooq Kathwari, llegaron para llamar la atención sobre un brote de crímenes de odio. Pero Bergman y Kathwari confiaban en que su aparición conjunta también enviaría un mensaje más amplio: que los judíos y los musulmanes estadounidenses podían dejar de lado las diferencias y trabajar juntos.
Los hombres lideran el Consejo Asesor judío-musulmán, creado el año pasado por el Comité Judío Americano y la Sociedad Islámica de Norteamérica, en medio de un florecimiento de alianzas entre miembros de las dos religiones. Los grupos musulmanes y judíos de Estados Unidos han intentado durante años hacer causa común con éxito mixto, a menudo descarrilado por profundas divisiones sobre Israel y los palestinos.
Pero la retórica fanática y el hostigamiento dirigidos a ambas religiones desde las elecciones presidenciales han unido a la gente. Los judíos han donado para reparar mezquitas que fueron dañadas o quemadas. Los musulmanes recaudaron dinero para reparar cementerios judíos vandalizados”. – Rachel Zoll, The Associated Press, 21 de marzo de 2017.
¿Ha notado estos hechos últimamente? Casi todos los días, una noticia narra un nuevo esfuerzo hacia la unidad y la cooperación entre antiguos enemigos. Si usted no ha visto estas historias, mire más allá de los titulares negativos y las horrendas noticias de la portada, es donde normalmente encontrará las mejores noticias: enterradas en las secciones interiores del periódico o en los rincones más alejados de la web. De todos modos, parece que el aumento de la persecución, el discurso de odio y los ataques contra las personas, los edificios y los cementerios han dado lugar a un número creciente de muestras de amor y unidad. Quién lo diría.
Esta tendencia hacia el reconocimiento de nuestra unidad humana fundamental se ha estado construyendo por un tiempo ya. Qué desarrollo tan alentador, exactamente lo que las enseñanzas bahá’ís indican:
“En toda dispensación ha existido el mandamiento de la confraternidad y el amor, pero era un mandamiento limitado a la comunidad de aquellos que estaban en mutuo acuerdo y no era extensivo al enemigo disidente. Sin embargo, en esta edad maravillosa, gracias a Dios, los mandamientos de Dios no están limitados ni restringidos a ningún grupo de gentes, sino que, por el contrario, a todos los amigos se les ha ordenado expresar confraternidad y amor, consideración, generosidad y bondad a todas las comunidades de la tierra”. – ‘Abdu’l-Bahá, Selección de los Escritos de ‘Abdu’l-Bahá, páginas 37-38.
Después de todo, no importa lo que creamos, todos somos parte de la familia humana. Un ataque contra cualquiera de nosotros, de cualquier fe, es un ataque a nuestra familia.
Si realmente vemos al mundo entero de esa manera, como miembros de nuestra familia inmediata, ¿qué cambiaría? Reflexione un momento: ¿qué haría, por ejemplo, si alguien profanase la casa de su vecino con un grafiti racista o antirreligioso? ¿Qué haría si alguien públicamente insulta y degrada la fe de su mejor amigo? ¿Qué haría usted si las políticas gubernamentales señalaran una religión como mala o ilegal?
Todas estas cosas han ocurrido recientemente en múltiples lugares alrededor del mundo, y en cada caso, los defensores de la igualdad y la justicia han venido a la defensa de los demás, a pesar de que su religión, color de la piel o cultura sean diferentes.
Eso, mis amigos, es un acontecimiento maravilloso y muy alentador:
“Apreciad el valor de este tiempo. Esforzaos con todo el corazón, alzad la voz y clamad, hasta que este oscuro mundo se colme de luz y se ensanche este estrecho lugar de sombras, y este montón de polvo de un momento efímero se transforme en un espejo de los eternos jardines del cielo, y esta esfera terrenal reciba su parte de la gracia celestial. Entonces la agresión se desmoronará y será destruido todo lo que conduce a la desunión, y será erigida la estructura de la unicidad, para que el Árbol Bendito dé sombra al Oriente y Occidente, y se establezca en las altas cumbres el Tabernáculo de la singularidad del hombre, y en sus astas flameen banderas que anuncien en todo el mundo el amor y la camaradería hasta que se agite el mar de la verdad y la tierra produzca rosas y perfumadas hierbas de bendiciones sin fin…” – ‘Abdu’l-Bahá, Selección de los Escritos de ‘Abdu’l-Bahá, páginas 57-58.
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