Figuras Centrales de la Fe Bahá’í
Bahá’u’lláh
Bahá’u’lláh (1817 – 1892), que significa La Gloria de Dios, es el Profeta Fundador de la Fe Bahá’í. Bahá’u’lláh afirmó ser el más reciente, pero no el último Mensajero de Dios. Algunas de Sus enseñanzas promueven los principios de la unicidad de Dios, la unidad de las religiones mayoritarias (hinduismo, budismo, zoroastrianismo, judaísmo, cristianismo, islam y la fe bahá’í) como un sistema de revelación progresiva que se despliega ante la humanidad a medida que evoluciona, y la unidad de la humanidad. Por estas afirmaciones y enseñanzas, sufrió 40 años de encarcelamiento y fue exiliado desde Irán hacia ’Akká, en la Tierra Santa, dónde falleció.
El Báb
El Báb (1819 – 1850), que significa La Puerta, fue el Precursor de Bahá’u’lláh (Profeta Fundador de la Fe Bahá’í), tal como Juan el Bautista fue con Cristo. Él preparó la llegada de Bahá’u’lláh. El Báb declaró Su misión en 1844 en Irán. Después de seis años de sufrimiento y encarcelamiento, fue sentenciado a muerte por Sus enseñanzas. Más de 20,000 de Sus seguidores también sufrieron de martirio por sus creencias.
‘Abdu’l-Bahá
‘Abdu’l-Bahá (1844 – 1921), que significa El Siervo de Bahá (Gloria), el hijo mayor de Bahá’u’lláh, fue nombrado como sucesor tras el fallecimiento de Bahá’u’lláh. ‘Abdu’l-Bahá viajó a Europa, los Estados Unidos y Canadá (Montreal) en 1911-1912 para promover el mensaje de la Fe Bahá’í.
Shoghi Effendi
Shoghi Effendi (1897 – 1957), conocido como el Guardián de la Fe Bahá’í. Después del fallecimiento de ‘Abdu’l-Bahá, el liderazgo de la comunidad bahá’í entró en una nueva fase, evolucionando de un único individuo a un orden administrativo basado en los «pilares gemelos» de la Guardianía y la Casa Universal de Justicia.
La Casa Universal de Justicia
La Casa Universal de Justicia (1963 – presente) dirige los asuntos espirituales y administrativos de la Comunidad Internacional Bahá’í. Protege la herencia espiritual legada a ella para «desarrollar el logro de aquellas cualidades espirituales que deberían caracterizar la vida bahá’í individual y colectiva»; asegurando la preservación de los Textos Sagrados Bahá’ís y resguardarlos de su «inviolabilidad»; defendiendo y protegiendo a la comunidad bahá’í y emancipándola de los «grillos de las cadenas de la represión y persecución»; preservando y desarrollando el Centro Espiritual y Administrativo de la Fe Bahá’í; y salvaguardando «los derechos de las personas, la libertad y la iniciativa de los individuos».