Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Parece que cada día surge un problema nuevo y nos enfrenta al más antiguo enigma humano: ¿qué debo hacer? ¿Cómo debo sentirme?
¿Debería enfadarme, llorar, jalarme el pelo y maldecir al mundo? ¿O simplemente debería tratar de olvidarlo?
Puede que la vida nos presente estas pruebas y dificultades una y otra vez. Las enseñanzas bahá’ís alaban a los que soportan pacientemente las pruebas y desafíos:
Benditos son los que soportan con firmeza, los que son pacientes en las enfermedades y privaciones, que no se lamentan de nada de lo que les acontezca y que huellan el sendero de la resignación. – Bahá’u’lláh, El llamamiento al señor de las huestes.
Pero eso parece difícil de hacer. Cuando se nos presentan estas dificultades, podemos sentirnos ansiosos o solitarios o deprimidos, acosados por nuestros problemas, y entonces nos sentimos miserables y nadie quiere estar cerca de nosotros. ¿Te ha pasado esto alguna vez?
Pensamos: ¿por qué me siento así? Ciertamente no es agradable y quiero dejar de sentirme así, pero ¿cómo puedo hacerlo? ¿Cómo puedo volver a mi lugar feliz?
Los bahá’ís en general tienen una forma diferente de abordar estas situaciones. Las enseñanzas bahá’ís reconocen las pruebas y las dificultades como una parte esperada de la vida, los inevitables obstáculos que todos encontramos en el camino para ser una mejor persona. Abdu’l-Bahá dijo:
Las personas que no sufren no alcanzan la perfección. La planta más podada por los jardineros es la que, al llegar el verano, tendrá los capullos más bellos y los frutos más abundantes. Los labradores aran la tierra con sus arados, y de esa tierra se obtiene la más rica y abundante cosecha. – Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá.
Las pruebas son favores de Dios, por lo que debemos estarle agradecidos. Las penas y las desgracias n o nos vienen por casualidad; la Misericordia Divina nos las envía para nuestro perfeccionamiento. – Ibid.
Después de todo, incluso cuando te sientas asediado por los problemas, totalmente agobiado por las pruebas y dificultades de la vida, o totalmente solo y abandonado, debes recordar que sigues vivo. Tu corazón aún late, tus pulmones aún respiran y tu cerebro aún piensa. Un vaso de agua fría todavía refresca.
Tu propia existencia ofrece una constante interacción con los que te rodean y el mundo en el que vives. Pero si creas una pauta en la que reaccionas negativamente ante cada prueba que se te presenta, acabarás convirtiendo los granos de arena en grandes montañas. La más mínima cosa te molestará.
Tal vez perdiste las llaves, o tuviste un pequeño accidente con tu auto. Tal vez rompiste con tu novio o novia. Tal vez no te fue tan bien en un examen. Tal vez te despidieron del trabajo. Cuando esas dificultades ocurren, pueden convertirse en una angustia constante y dominar todos tus pensamientos. No puedes pensar en nada más que en eso. Créanme, hace poco vi a una chica lista para saltar de un edificio de cinco pisos porque su novio la había abandonado. Yo le hacía recordar a su último novio, entonces se relajó.
En realidad, los problemas de la vida son solo pequeñas cosas que nos suceden entre nuestro nacimiento y nuestra muerte. Piénsalo, cuando naciste, naciste sin nada, y cuando mueras, morirás sin nada. Ningún camión de mudanza llevará tus posesiones al otro mundo. A pesar de esto, la mayoría de la gente va por ahí acumulando zapatos, ropa y muebles y así convierten sus casas en almacenes.
En lugar de centrarse en las cosas materiales de la vida, las enseñanzas bahá’ís dicen que hay que tratar de centrarse en las realidades espirituales. Aprende a manejar tus emociones y desapegate de lo menor y lo minúsculo para que puedas entender y apreciar el panorama general:
…cuando la tristeza nos visita nos debilitamos, nuestro vigor nos abandona, nuestro entendimiento se nubla y nuestra inteligencia se vela. Las realidades de la vida parecen eludir nuestra comprensión, los ojos de nuestro espíritu no aciertan a descubrir los misterios sagrados, y nos convertimos en seres casi muertos.
No existe ser humano que no esté sometido a estas dos influencias; pero todos los sufrimientos y las penas que existen provienen del mundo material; el mundo espiritual sólo confiere alegría.
Si sufrimos, es el resultado de las cosas materiales, y todas las pruebas y desgracias provienen de este mundo de ilusión.
Por ejemplo, un comerciante puede perder su negocio, y la depresión le sobreviene. Un trabajador es despedido, y la miseria aparece ante él. Un labrador tiene una mala cosecha, y la ansiedad llena su mente. Una persona construye una casa, que es consumida por el fuego hasta los cimientos, y de inmediato se queda sin hogar, arruinada y desesperada.
Todos estos ejemplos son para demostraros que las pruebas que nos surgen a cada paso, todos nuestros sufrimientos, penas, vergüenzas y dolores, nacen del mundo de la materia; mientras que el Reino Espiritual nunca nos causa tristeza. – Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá.
En tu vida, te encontrarás con muchos problemas, pruebas, dificultades y ensayos. Si vives una vida activa, encontrarás aún más problemas. Si no tienes problemas, significa que estás viviendo una vida aburrida.
Te deseo una vida interesante llena de muchos problemas, para que puedas involucrar tu alma en sus soluciones.
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