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Religión

La esposa del profeta en el Salmo 45

Eileen Maddocks | Dic 15, 2020

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Eileen Maddocks | Dic 15, 2020

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Como vimos en el ensayo anterior, el Salmo 45 de la Biblia se dirige al «rey… el más excelso de los hombres», presagiando el advenimiento de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í.

De una manera notable y misteriosa, el salmo continúa con versos que parecen estar dirigidos a Asiyih Khanum, la esposa de Bahá’u’lláh:

Hijas de reyes están entre tus ilustres;
está la reina a tu diestra con oro de Ofir.
¡Oye, hija, mira e inclina tu oído!
olvida tu pueblo y la casa de tu padre,
y deseará el rey tu hermosura.
Inclínate delante de él, porque él es tu señor.
Y las hijas de Tiro vendrán con presentes;
implorarán tu favor los ricos del pueblo.
Toda gloriosa es la hija del rey en su morada;
de brocado de oro es su vestido.
Con vestidos bordados será llevada al rey;
vírgenes irán en pos de ella,
sus compañeras serán traídas a ti.
Serán traídas con alegría y gozo;
entrarán en el palacio del rey.
En lugar de tus padres serán tus hijos,
a quienes harás príncipes en toda la tierra.
Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones, por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre. ­– Salmo 45:9-17.

El padre de Asiyih Khanum era un visir de la corte persa de inmensas riquezas. Como hija de uno de los nobles más ricos de la tierra, recibió tal cantidad de regalos de boda que se necesitaron cuarenta mulas para llevarlos a la casa de su esposo. Según la escritora e historiadora británica Lady Blomfield, que entrevistó e investigó a las familias de Bahá’u’lláh y su esposa Asiyih Khanum a principios del siglo XX, el rico vestuario de Asiyih Khanum debe haberse parecido a la princesa dentro de su cámara con su vestido de novia y sus «prendas bordadas» de oro tejido, y sus botones de oro incrustados con piedras preciosas. 

Lady Blomfield

Como su marido, Asiyih Khanum evitó la vida en la corte y la búsqueda de la riqueza ociosa. En su lugar, sirvió a las mujeres necesitadas y problemáticas que acudieron a ella en apuros. Ella y su esposo Bahá’u’lláh regalaron una gran cantidad de su riqueza, y pronto lo perdieron todo después de una serie de acontecimientos relacionados con la misión y las enseñanzas de Bahá’u’lláh.

Su hija, Bahiyyih Khanum, describió a su madre como «alta, delgada, elegante, ojos de azul marino, una perla, una flor entre las mujeres» y recordó que a su madre la llamaban «La Madre de la Consolación» por su trabajo ayudando a las mujeres pobres, mientras que a Bahá’u’lláh lo llamaban «El Padre de los Pobres».

Bahiyyih Khanum,

Esa vida apacible solo duró nueve o diez años. La revelación del Báb, el precursor y heraldo de Bahá’u’lláh, comenzó a extenderse por Persia en 1844. El Báb fue ejecutado por las autoridades en 1850, y muchos miles de sus seguidores fueron masacrados. Como conocido seguidor del Báb, Bahá’u’lláh fue enviado a una repugnante prisión subterránea llamada el Pozo Negro en 1852, un episodio al que apenas sobrevivió. Su casa fue saqueada y destruida por una turba, y casi todos sus objetos de valor fueron robados. Las tragedias que sufrió su esposo y su familia obligaron a Asiyih Khanum a luchar por su supervivencia y la de sus tres hijos durante el tortuoso encarcelamiento de Bahá’u’lláh.

Luego, Asiyih Khanum se fue con su esposo al exilio. Reconoció la posición de Bahá’u’lláh, y compartió las dificultades de sus sucesivos exilios en Bagdad, Constantinopla (Estambul), Adrianópolis (Edirne), y finalmente en la ciudad prisión de Akka, Palestina. Esta noble dama de Persia se vio obligada a separarse de su pueblo, de los recuerdos de sus antepasados y de su patria. Pasó el resto de su vida dedicándose a la misión de su esposo. Su expresión de atributos divinos era tal que Bahá’u’lláh le escribió en una tabla:

Escuchadme una vez más… Dios está complacido contigo, como muestra de Su gracia y como signo de Su misericordia. Él os ha hecho su compañera en todos sus mundos y os ha enriquecido con la reunión con Él y con Su presencia, mientras Su nombre, Su recuerdo, Su reino y Su imperio perduren. – [Traducción provisional]

De este matrimonio, dos hijos y una hija sobrevivieron a la infancia. Estos niños se convirtieron en príncipes, pero no de la realeza terrenal, sino de la posición espiritual. El primer hijo, Abdu’l-Bahá, referido por su padre como «la Más Grande Rama» fue designado por él para sucederle, es a menudo referido como el perfecto ejemplo de las enseñanzas de su padre. Su segundo hijo, Mirza Mihdi, ofreció su vida como sacrificio después de un terrible accidente, para que el aislamiento de Bahá’u’lláh pudiera terminar y el mundo pudiera tener acceso a él. Shoghi Effendi, el primogénito bisnieto de Bahá’u’lláh y Asiyih Khanum, sucedió a Abdu’l-Bahá como cabeza de la fe bahá’í desde 1921 hasta su fallecimiento en 1957.

Abdu’l-Bahá

Su hija, Bahiyyih Khanum, declinó el matrimonio y dedicó su vida a servir a su padre y a su Fe. Después de la muerte de Bahá’u’lláh, se convirtió en la principal fuente de ayuda y consuelo para su hermano Abdu’l-Bahá, y luego para su sobrino nieto Shoghi Effendi. Ayudó a salvaguardar la Fe no solo durante el ministerio de Abdu’l-Bahá, sino también en el momento crítico cuando Shoghi Effendi asumió por primera vez los deberes de Guardián. Ella le sirvió inquebrantablemente hasta su propia muerte en 1937. Bahiyyih Khanum, llamada «la Hoja Más Sagrada» por su padre, es ahora reconocida como una de las mujeres preeminentes de la fe bahá’í.

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