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Ciencia

La filosofía del materialismo: una respuesta bahá’í

Vahid Houston Ranjbar | Ago 20, 2022

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Vahid Houston Ranjbar | Ago 20, 2022

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Los marxistas como Lenin tenían en alta estima al físico del siglo XIX Ludwig Boltzmann, llamado «héroe del materialismo científico», debido a lo que consideraban como su apoyo a las filosofías materialistas.

A menudo descrito como un filósofo «materialista» debido a sus puntos de vista atomistas, su rechazo del idealismo humano y su aceptación incondicional de la evolución, Boltzmann fue pionero en un campo científico llamado mecánica estadística, que explica y predice cómo las propiedades de los átomos determinan las realidades físicas de la propia naturaleza.

Así, podría parecer extraño al principio notar algunos puntos comunes sorprendentes entre los puntos de vista de Boltzmann y su contemporáneo, Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í.

Ambos hombres, por cierto, nacieron en 1844, año en que se produjo la declaración del Báb, que marcó el nacimiento de la Fe bahá’í. Abdu’l-Bahá nació la misma noche de la declaración del Báb -el 23 de mayo de 1844- y Boltzmann unos meses antes, en febrero.

Además, ambos parecían creer en el concepto de átomos. Por ejemplo, Abdu’l-Bahá en muchas de sus discusiones filosóficas, como esta en el libro Contestaciones a unas preguntas, se refirió a la existencia de los átomos en el sentido original de esa palabra como una partícula fundamental indivisible:

La naturaleza es aquella condición o realidad que en apariencia consiste en vida y muerte, o, en otras palabras, en la composición y descomposición de todas las cosas.

La naturaleza está sujeta a una organización absoluta, a determinadas leyes, a un orden completo y a un designio consumado, de los cuales nunca se apartará. Ello es cierto a tal punto que si observases atentamente y con visión penetrante desde el más pequeño e invisible átomo hasta los grandes cuerpos celestes como el globo solar u otras grandes estrellas y luminosas esferas, ya sea que fijes tu atención en su orden, composición, forma o movimientos, descubrirás que todos poseen el grado más elevado de organización, y que están regidos por una ley única de la que jamás se apartan.

Pero más allá de estas similitudes superficiales, sus filosofías tienen más en común de lo que parece inicialmente. A finales del siglo XIX, la mayoría de los filósofos y muchos físicos no estaban convencidos de la existencia de los átomos, y muchos creían en el concepto energético, defendido por el famoso filósofo y físico Ernst Mach y el físico-químico Wilhelm Ostwald.

El concepto energético suponía que la energía, y no la materia, constituía el principal componente del universo. En contra de esta tendencia, Boltzmann desarrolló una nueva teoría de la termodinámica basada en el movimiento cinético de los átomos y las moléculas. Demostró que la concepción clásica de la termodinámica podía recuperarse considerando el comportamiento probabilístico de un sistema de muchas partículas, un enfoque denominado mecánica estadística.

Durante su vida, Boltzmann luchó contra los filósofos y físicos que rechazaban la existencia de los átomos. Se trataba en su mayoría de idealistas de su época que habían abrazado el dogma de la Energética, apoyado por muchas personas inteligentes y respetadas. El concepto de la Energética había llegado incluso a equiparar la idea física de energía con el concepto mal definido de «energía mental». Después de que Wilhelm Ostwald, medio en broma, hiciera una fórmula algebraica para la felicidad, Boltzmann arremetió contra ellos y contra esta construcción de «estructuras teóricas a partir de meras palabras y frases».

Tal era la frustración de Boltzmann con los filósofos de su época que expresó su antagonismo con todo el proyecto de la filosofía citando a Francis Bacon y llamándola «una virgen sagrada … que permanecerá eternamente estéril precisamente por esta elevada cualidad». Sin embargo, seguía viendo el valor de la filosofía y, en un intento de rescatarla y de defender sus ideas contra los amargos ataques de su famoso colega, Ernst Mach, Boltzmann se convirtió en filósofo.

Si indagamos un poco en la filosofía de Boltzmann, es evidente que hay muchos más matices en su llamado materialismo. Un indicio de ello puede verse en el prólogo de la primera parte de su Conferencia sobre la teoría de los gases, donde cita al poeta alemán Goethe «Alles Vergängliche Ist nur ein Gleichnis!» o, «todas las cosas transitorias son solo símbolos o reflejos (de la realidad)». Su versión del materialismo no implicaba el rechazo de una deidad, sino la afirmación de que existe un mundo material externo y que es cognoscible por la ciencia. No rechazaba lo trascendente, sino que reconocía que lo que es posible conocer reside en el ámbito de la ciencia y que este conocimiento tiene sus límites:

Es cierto que solo un loco negaría la existencia de Dios, pero es igualmente cierto que todas nuestras ideas de Dios son meros antropomorfismos inadecuados, de modo que lo que así imaginamos como Dios no existe del modo en que lo imaginamos. Por lo tanto, si una persona dice que está convencida de que Dios existe y otra que no cree en Dios, al decirlo ambos pueden pensar lo mismo sin siquiera sospecharlo. No debemos preguntar si Dios existe a menos que podamos imaginar algo definitivo al decirlo; más bien debemos preguntar mediante qué ideas podemos acercarnos al concepto más elevado que lo abarca todo. – Ludwig Boltzmann: El hombre que confiaba en los átomos.

Así, al aceptar la realidad de una deidad, pero rechazar la posibilidad de conceptualizarla, Boltzmann parece alinearse con la naturaleza de la Divinidad que Abdu’l-Bahá describió en Contestaciones a unas preguntas:

Has de saber que la Realidad de la Deidad o la sustancia de la Esencia de la Unidad es santidad pura y beatitud absoluta, es decir, está santificada y se encuentra más allá de toda alabanza. La totalidad de los atributos supremos de los grados de la existencia, comparados con este plano, no son sino imaginaciones.

En el siguiente artículo exploraremos las interesantes ideas de Boltzmann sobre el «Pluralismo Teórico» y el «Realismo» y examinaremos los fascinantes paralelos que esas ideas tienen con los escritos de Abdu’l-Bahá.

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