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Ciencia

Tomando medidas contra el cambio climático y la injusticia

Derrick Stone | Ago 24, 2021

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Derrick Stone | Ago 24, 2021

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Las noticias de todo el planeta informan de un clima sorprendente. Demasiado caliente, demasiado frío, demasiado húmedo o demasiado seco, el clima nos lanza cada vez más señales de alarma y pone en peligro nuestras ciudades y naciones.

Cuando consideramos el mundo natural, somos testigos de un sistema que se equilibra a sí mismo. Una lluvia extra puede producir una generosa cosecha de hierba, que puede sustentar una abundante manada de conejos. Esto, a su vez, produce un mayor número de zorros. Aunque la naturaleza puede ser brutal e implacable con un conejo débil o un zorro hambriento, a través de diversos factores, la naturaleza busca y encuentra la estabilidad.

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La naturaleza es una gran instructora para la humanidad, ya que proporciona pruebas visuales del poder de Dios en nuestras vidas. El profeta y fundador de la fe bahá’í, Bahá’u’lláh, escribió que la contemplación de la naturaleza puede conducirnos al Creador:

Cada vez que elevo mis ojos hacia Tu cielo, me trae a la memoria Tu excelsitud y Tu sublimidad, y Tu incomparable gloria y grandeza; y cada vez que vuelvo mi mirada hacia Tu tierra, me siento compelido a reconocer las evidencias de Tu poder y las señales de Tu generosidad. Y cuando observo el mar, encuentro que me habla de Tu majestad, de la potencia de Tu fuerza, y de Tu soberanía y de Tu grandeza. Y cuando quiera que contemplo las montañas, me llevan a descubrir los emblemas de Tu victoria y los estandartes de Tu omnipotencia.

Los seres humanos hemos vivido durante mucho tiempo como parte del ciclo natural de la naturaleza. Sin embargo, gracias a nuestras facultades intelectuales y de razonamiento, podemos eludir, y de hecho lo hacemos, los elementos naturales que de otro modo nos mantendrían contenidos. Nuestros inventos científicos y tecnológicos nos permiten controlar las condiciones ambientales y producir energía, permitiéndonos vivir en un acantilado al borde del mar, al pie de un volcán o en un desierto. ¡Algunos incluso hemos vivido en el espacio!

Alteramos el entorno natural por nuestra cuenta y a nuestro riesgo

Sin embargo, como todos hemos aprendido con este clima inusual, alterar el equilibrio natural de nuestro entorno tiene un profundo impacto. Desestabilizar el sistema equilibrado de la naturaleza produce efectos peligrosos en otras áreas, por lo que nada debería sorprendernos sobre las sequías o los tornados o el aumento del nivel del mar que vemos hoy en día.

Sin embargo, debido a sus propios intereses, las personas y las empresas que dirigen ignoran o niegan la conexión entre la quema de combustibles fósiles y la inestabilidad climática. Las enseñanzas bahá’ís han advertido a la humanidad sobre esta situación. En una tabla que escribió en el siglo XIX, Bahá’u’lláh advirtió:

Cosas extrañas y asombrosas existen en la tierra, pero están ocultas a las mentes y a la comprensión de los hombres. Estas cosas son capaces de cambiar toda la atmósfera de la tierra, y la contaminación con ellas resultaría letal.

Parece que corremos el riesgo de soportar una corrección muy visible, incómoda y peligrosa por parte de la naturaleza antes de aceptar nuestra responsabilidad de proteger la Tierra.

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Balance equivale a justicia – ambiental y racialmente

Al igual que la naturaleza y el clima, la sociedad humana también ha entrado en un periodo de inestabilidad. Aunque tenemos el potencial de vivir en armonía, el desbalance rompe ese equilibrio. Otra palabra para «balance» es justicia – y muchos tipos de injusticia en el mundo privan a la gente de la felicidad. En Estados Unidos, por ejemplo, la injusticia fundamental del racismo contra los negros priva a toda nuestra población de su pleno potencial. El racismo sistémico ha afectado a las comunidades negras y morenas de Estados Unidos, pero los estadounidenses blancos lo han ignorado hasta hace poco. Una combinación de tecnologías de comunicación eficientes, como los teléfonos móviles y los medios sociales, y la disparidad económica durante la pandemia han acelerado tanto la visibilidad de este problema como las fuerzas desestabilizadoras detrás de este desequilibrio. La injusticia está a la vista: pero tenemos que actuar para solucionarla. Bahá’u’lláh dijo:

¿Hasta cuándo persistirá la humanidad en su descarrío? ¿Hasta cuándo continuará la injusticia? ¿Hasta cuándo reinarán el caos y la confusión entre los hombres? ¿Hasta cuándo agitará la discordia la faz de la sociedad?

Este humilde siervo está maravillado, pues todos los hombres están dotados del sentido de la vista y el oído y, sin embargo, se hallan privados del privilegio de usar esas facultades. Este siervo se ha visto impulsado a escribir estas líneas en virtud del tierno amor que siente por ti. Los vientos de la desesperación, ay, soplan desde todas direcciones, y la contienda que divide y aflige a la raza humana crece día a día. Ahora pueden percibirse los signos de convulsiones y caos inminentes, por cuanto el orden predominante resulta ser deplorablemente defectuoso. Ruego a Dios, exaltada sea Su gloria, que benévolamente despierte a los pueblos de la tierra, que conceda que les sea provechoso el resultado de su conducta y los ayude a llevar a cabo lo que sea digno de su posición.

Los escritos bahá’ís también aconsejan que todos trabajemos para construir el equilibrio y la justicia para todos: «En toda circunstancia uno debe valerse de todos los medios que favorezcan la seguridad y la tranquilidad entre los pueblos del mundo».

Con cada récord de temperatura que se rompe, y cada inundación o incendio sin precedentes, la naturaleza nos ofrece una previsión de nuestro futuro, y deja claro el impacto de ignorar los desequilibrios en el medio ambiente de nuestro planeta. Los bahá’ís creen que, al igual que abordamos las causas fundamentales del cambio climático, debemos identificar y erradicar la injusticia en la sociedad humana.

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