Narración de historias espirituales y honestas

A lo largo de la historia de la humanidad, la gente ha transmitido historias para educar, entretener, consolar y profundizar el conocimiento.

Contamos nuestras historias de maneras variadas y complejas. Algunos escribimos, otros comparten anécdotas con los niños y otros incorporan imágenes y música a sus historias a través del cine. Todas las culturas poseen historias míticas y simbólicas que llevan algún significado. A veces queremos compartir historias con grandes poblaciones, y otras veces simplemente esperamos transmitir un mensaje a un amigo.

Las enseñanzas bahá’ís dicen que incluso la guía espiritual ha sido históricamente entregada en forma de historias, como se evidencia en la forma de enseñar de Cristo: “Todo lo que profirió la lengua del Hijo fue revelado en parábolas…” -Bahá’u’lláh, El llamamiento al señor de las huestes, pág. 89.

Si no hacemos tiempo para escuchar las historias, aprender de ellas y tratar de implementar lo que aprendemos de ellas, corremos el riesgo de repetir los problemas del pasado. Tal vez pueda pensar en un caso en el que la historia se esté repitiendo hoy en día. ¿Por qué sucede esto? ¿Puede remontarse tal vez a algún problema relacionado con nuestra capacidad de trasmitir nuestras historias?

Tal vez parte de la razón por la que la historia se repite tiene que ver con el hecho de que no siempre se cuentan las historias verdaderas.

Nuestros libros de historia, por ejemplo, están llenos de medias verdades y grandes vacíos que ocultan lo que realmente ocurrió en la vida de las generaciones anteriores a la nuestra. Incluso en nuestra ficción, pintamos cuadros deshonestos sobre la naturaleza humana representando sólo un lado de la historia. Por ejemplo, si la música y las películas predominantes representan desproporcionadamente las relaciones hipersexuales y no emocionales por encima de las relaciones significativas y amorosas, esas historias pueden cambiar nuestra percepción de la realidad. Sin embargo, un gran número de personas interactúan entre sí con amor, bienestar interconectado y cooperación, pero no vemos esto reflejado en el contenido que consumimos.

Al darnos cuenta del poder que tienen las historias, nuestro sentido de responsabilidad al usar este poder de manera constructiva puede crecer. Las historias a las que decidamos prestar atención, o incluso apoyar financieramente, deberían marcar la diferencia. Por ejemplo, cuando solo consumimos las historias presentadas por nuestra música, aquellas que ponen de relieve nuestra naturaleza animal, estaremos contribuyendo a fomentar una cultura que suprime el desarrollo del amor, la justicia y la paz. Cuando elegimos consumir historias que reflejan nuestra naturaleza superior, ayudamos a crear un ambiente que permite que las historias más equilibradas y empoderadoras pasen a primer plano.

También podemos contribuir a crear un entorno en el que florezcan las historias poco representadas, asegurando que las generaciones más jóvenes tengan la capacidad de expresarse con precisión. Podemos proporcionar a los jóvenes acceso a plataformas y apoyar el desarrollo de su poder de expresión,  y de esa manera permitir que se liberen las voces que han sido estratégicamente excluidas de los medios de comunicación.

Los bahá’ís se esfuerzan por capacitar a los jóvenes para expresarse mejor a través de una variedad de actividades, tales como el Programa de Empoderamiento Espiritual de Prejóvenes, pero más allá de este programa cada uno tiene la capacidad de apoyar a los que nos rodean. Podemos aprender a escuchar con amor las historias de los demás, hacer preguntas genuinas y curiosas, y mantener una mente abierta y justa.

Los escritos bahá’ís describen lo crucial que es escuchar para lograr una verdadera y productiva conversación:

…la verdadera consulta es deliberación espiritual en una atmósfera y actitud de amor. Los miembros deben amarse los unos a los otros con un espíritu de camaradería para que se produzcan buenos resultados. Amor y camaradería son los fundamentos. – Abdu’l-Bahá, La promulgación a la paz universal, pág. 90.

A medida que creamos relaciones con los demás basadas en el amor, permitimos que se cuenten nuevas historias que se han mantenido en los márgenes, abrimos el espacio para que nuevos rostros nos inspiren en nuestro viaje, y permitimos que se revelen descripciones precisas y honestas de quiénes somos como colectividad.