Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Si bien, la ciencia proporciona la forma más práctica de organizar datos empíricos reproducibles, dicha capacidad se fundamenta en su incapacidad de comprender los aspectos más centrales de la vida humana: la esperanza, el miedo, el amor, el odio, la belleza, la envidia, el honor, la debilidad, el esfuerzo, el sufrimiento, la virtud. – Dr. Paul Kalanithi, Al volverse aire el aliento.
¿Cree en la ciencia? En su mayoría, las personas modernas responderían que sí a la pregunta — pero hasta los grandes científicos señalan que la ciencia tiene limitaciones.
El científico ganador del premio Nobel y autor Sir Peter Medawar exploró esa tésis en su libro «Los límites de la ciencia», en la cual hace una clara distinción entre el ámbito científico y el ámbito de lo que denominó “lo trascendental”.
Podemos dar mejores respuestas a preguntas sobre la estructura y organización del universo material, concluyó Medawar, con la investigación científica. Calificó a la ciencia como “la empresa humana más exitosa”, y ensalzó los logros científicos de la humanidad, diciendo que finalmente “no tienen límites”.
Por otro lado, escribió Medawar, la humanidad también enfrenta preguntas mayores, que van más allá del ámbito o alcance de la ciencia — temas que atañen a lo moral, a Dios, a la eternidad y al propósito de la vida. Sólo el arte, la literatura, la metafísica y la religión pueden dar respuesta a esas preguntas trascendentales, concluyó Medawar.
Solemos tildar esas grandes preguntas trascendentales de “supernaturales”, porque existen aparte de las fuerzas y leyes de la naturaleza. Muchas personas de orientación científica dicen no creer en lo supernatural — que no aceptan nada que no se pueda explicar científicamente — y como resultado, ponen en duda la existencia de lo espiritual. Limitan sus creencias sólo a lo que puede ser comprobado científicamente.
Pero un panorama tan limitado, según los escritos bahá’ís, pasa por alto una rama entera de la ciencia:
El conocimiento científico es el más alto logro en el plano humano, pues la ciencia es la que describe las realidades. Es de dos clases: material y espiritual. La ciencia material es la investigación de los fenómenos naturales; la ciencia divina descubre las realidades espirituales. El mundo de la humanidad debe obtener ambas. El ave posee dos alas; no puede volar con una. La ciencia material y espiritual son las dos las de la elevación y el logro. Ambas son necesarias: la natural y sobrenatural, la material y la divina. Por “divina” queremos decir el descubrimiento de los misterios de Dios, la comprensión de las realidades espirituales, la sabiduría de Dios, los significados interiores de las religiones celestiales y el fundamento de la Ley. – ‘Abdu’l-Bahá, La promulgación de la paz universal, página 150
La ciencia nos da la posibilidad de desarrollar armas nucleares, para dar un ejemplo, pero sólo la ciencia espiritual nos ayuda a decidir si se han de usar o no dichas armas. La ciencia material puede fabricar enormes centrales energéticas de carbón, pero sólo la ciencia divina nos puede ayudar a enfrentar las consecuencias del cambio climático y a decidir si se han de seguir desarrollando o no. Las ciencias físicas puramente materialistas no pueden hacer juicios de valor morales ni espirituales — para ello necesitamos la ciencia divina:
La civilización material beneficia al mundo de los hombres, pero la civilización espiritual cimienta el mundo de lo moral. Ambas formas de civilización deben ir de la mano. La civilización material es como la lámpara, pero la civilización espiritual es como la luz de la lámpara. Esta lámpara es inútil sin la luz. Por ello, en nuestro tiempo, la filosofía y ciencia deben ir de la mano con la civilización espiritual. La civilización material es como el cuerpo; la civilización espiritual es como el espíritu que presta vida al cuerpo. Siempre y cuando le de vida al cuerpo el espíritu, observaremos algo viviente, pero un cuerpo sin espíritu está muerto. Mi deseo es que todos alcancen el estado de civilización espiritual. Así como han logrado gran progreso en la ciencia material, que así también progresen en el mundo espiritual. – ‘Abdu’l-Bahá, Star of the West, Volumen 3, pág. 68-69.
Los bahá’ís creen que la ciencia y religión concuerdan en lo esencial — que ambas están entrelazadas y no se pueden separar. ‘Abdu’l-Baha dijo:
“y cualquier religión contraria a la ciencia no es la verdad.” – La sabiduría de ‘Abdu’l-Bahá, página 173
Es más, las enseñanzas bahá’ís señalan que la ciencia material y la ciencia divina, al fin y al cabo deben concordar y corresponderse:
Cualquier creencia religiosa que no responda a una prueba científica y a la investigación es superstición, porque la verdadera ciencia es razón y realidad, y la religión es esencialmente realidad y razón pura; por tanto, las dos deben corresponderse. La enseñanza religiosa que esté en desacuerdo con la ciencia y la razón es invención o imaginación humana indigna de ser aceptada, pues la antítesis y la contradicción en el conocimiento son la superstición nacida de la ignorancia del hombre. Si decimos que la religión se opone a la ciencia, nos falta el conocimiento, o de la verdadera ciencia, o de la verdadera religión, dado que ambas están basadas en las premisas y conclusiones de la razón, y amabas deben pasar la prueba. – ‘Abdu’l-Bahá, La promulgación de la paz universal, página 123
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