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Espiritualidad

Los beneficios espirituales de navegar a través de la desinformación

Badi Shams | Sep 23, 2022

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Badi Shams | Sep 23, 2022

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La difusión de la desinformación y la mentira se ha extendido a múltiples aspectos de nuestras vidas, corroyendo las realidades fundamentales de la humanidad. Ha paralizado a tantos que muchos han perdido la esperanza en el futuro.

En todas partes, la gente se siente confundida sobre lo que debe creer, y lucha por encontrar la verdad.

No hace mucho tiempo, la gente estaba acostumbrada a recibir las noticias de los periódicos, la radio y la televisión, y en su mayor parte confiaba en esas fuentes, pero ahora la información llega filtrada a través de muchos medios poco fiables, comercializados y partidistas que transmiten exactamente lo contrario. Para encontrar la verdad es preciso buscar entre todo tipo de desinformación e incluso una plétora de mentiras descaradas a fin de descubrir lo que significan realmente todas las opiniones y hechos contradictorios.

Los bahá’ís deben investigar la realidad de forma independiente

Tal vez esa sea una de las razones por las que los bahá’ís tenemos el deber espiritual de investigar por nosotros mismos y no seguir a otros ciegamente. En una charla que dio en Washington, D.C. en 1912, Abdu’l-Bahá dijo:

La primera enseñanza de Bahá’u’lláh es el deber que incumbe a todos de investigar la realidad. ¿Qué significa investigar la realidad? Significa que el hombre debe olvidarse de todos los rumores y examinar la verdad por sí mismo, ya que no sabe si las afirmaciones que escucha están de acuerdo con la realidad o no. Dondequiera que encuentre la verdad o la realidad, debe aferrarse a ella, abandonando y desechando todo lo demás, pues fuera de la realidad no hay más que superstición e imaginación. [Traducción provisional de Oriana Vento].

Este principio representa un gran desafío para la humanidad. Lo que necesitamos es un nivel superior de capacidad de investigación personal, para que cada uno pueda encontrar la verdad.

La invención de la imprenta y posteriormente de los medios de comunicación de masas como la radio y la televisión, y ahora Internet, ha facilitado la difusión de mentiras y medias verdades a un gran número de personas. Con el aumento exponencial del número de personas a las que puede llegar la información de los medios de comunicación, las cosas se han vuelto cada vez más complejas y complicadas, pero es de esperar que nuestra comprensión y nuestras capacidades intelectuales sigan el ritmo de estos cambios.

Ahora, para determinar la verdad, debemos entrenarnos y adiestrar nuestro intelecto para investigar más y profundizar en los hechos, y ese proceso puede agudizar nuestro intelecto y aumentar nuestro discernimiento. Necesitamos una guía moral que nos haga más sabios y conocedores, porque cuando tratamos de discernir la verdad, es necesario que averigüemos no solo los hechos escuetos, sino lo que esos hechos realmente significan. Investigar más profundamente será útil para nosotros y beneficiará nuestro desarrollo humano colectivo. Una búsqueda dedicada a la verdad nos da una visión investigadora que puede penetrar a través de la densa desinformación para llegar a la realidad de cualquier declaración o situación.

Nuestra capacidad de búsqueda de la verdad otorgada por Dios

Las enseñanzas bahá’ís dicen que el Creador nos ha dado la capacidad de determinar lo que es verdadero y lo que no lo es, y depende de nosotros utilizarla. Abdu’l-Bahá dijo:

Dios ha dado al hombre el ojo investigador mediante el cual puede ver y reconocer la verdad. Ha dotado al hombre con oídos para que pueda escuchar el mensaje de la realidad y le confirió el don de la razón con la que puede descubrir cosas por sí mismo. Estas son sus dotes o instrumentos para la investigación de la realidad. El hombre no fue pensado para ver con los ojos de otro, oír con los oídos de otro, ni comprender con el cerebro de otro. Cada criatura humana tiene una dote, un poder y una responsabilidad individuales en el plan creativo de Dios. Por consiguiente, depende de vuestra propia razón, juicio y adhesión al resultado de vuestra propia investigación. De otro modo, estaréis totalmente sumergidos en el mar de la ignorancia y privados de todas las bondades de Dios.

La verdad, sin embargo, no es solo un conjunto de circunstancias concretas, sino que va mucho más allá de los meros hechos y se adentra en el terreno de los valores. Esto significa que cada uno de nosotros tiene que adoptar un conjunto de principios o valores generales que nos permitan medir lo que está bien y compararlo con lo que está mal.

Cuando realizamos estos cambios en nuestra forma de pensar y en nuestro enfoque de la realidad, nos permiten evolucionar hacia un nivel superior de comprensión.

RELACIONADO: Investigación independiente de la verdad: ¿pensamiento crítico o teoría conspirativa?

Separar la verdad de la ficción

Todos estamos ocupados, y todos tenemos una capacidad de atención limitada y una cantidad de tiempo finita para informarnos. Dado que recibimos literalmente miles de mensajes de los medios de comunicación cada día, tenemos que encontrar formas fiables de filtrar los falsos. Este problema describe nuestra situación actual, y debemos vivir entre la confusión. Pero tenemos asegurado un futuro, las enseñanzas bahá’ís se refieren a él como una «Edad de Oro», en el que la humanidad habrá alcanzado tal madurez espiritual que no habrá lugar para utilizar estos métodos corruptos de mentir y negar la verdad.

En este entorno, nadie puede permitirse el lujo de ser indiferente. Cuando no intentamos investigar la verdad de forma independiente, asumimos la actitud fácil o perezosa que adoptan muchos en estos días. Si queremos basar nuestra vida en la verdad y no en la ficción, tenemos que trabajar duro por ella, invirtiendo energía física y espiritual. ¿Por qué? Porque la ignorancia nos lleva a tomar terribles decisiones en la vida y el conocimiento nos orienta en la dirección correcta. Así es como se alcanzan las grandes metas, y el crecimiento es esencial para lograr el propósito espiritual de nuestra vida.

Entonces, y solo entonces, podemos empezar a discernir las realidades de la falsedad, y convertirnos en un faro en la oscuridad del océano de la confusión. Así que, en cierto modo, el  hecho de navegar a través del océano de la desinformación es un bello proceso por el que está pasando la humanidad, doloroso, sin duda, pero no necesariamente sin sus beneficios. Si adoptamos una práctica rigurosa para separar los hechos de la ficción, y desarrollamos un conjunto de principios y valores espirituales en los que apoyarnos para guiarnos a través del turbulento mundo de nuestra existencia, podemos mantenernos firmes y enfrentarnos a toda la desinformación que nos llegue.

Tenemos la oportunidad de utilizar la desinformación que nos llega en nuestro beneficio: podemos convertir esos limones en una refrescante limonada y saciar con ella nuestra sed de verdad en estos tiempos difíciles y políticamente cargados. Esta actitud positiva ha sido el sello de la humanidad a lo largo de los tiempos, así que no hay razón para que nos rindamos ahora y rechacemos estos desafíos dados por Dios que, al final, nos llevarán a un nivel superior de madurez.

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