Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Los pensamientos positivos atraen cosas buenas? Si bien esta idea popular puede tener algo de verdad, me he dado cuenta de que también es una apreciación muy simple.
Abdu’l-Bahá, una de las figuras centrales de la Fe Bahá’í, describió el pensamiento humano de esta manera:
La realidad del ser humano es su pensamiento, no su cuerpo material. La fuerza del pensamiento y la fuerza animal son compañeras. Aunque el ser humano es parte de la creación animal, posee un poder de pensamiento superior al de todos los demás seres creados. – Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 21.
Todos tenemos la capacidad y el libre albedrío para controlar nuestros pensamientos. A diferencia de los animales, nuestro intelecto elevado nos permite no solo procesar las cosas que suceden a nuestro alrededor, sino también evaluar nuestros pensamientos y sentimientos. Con esa libertad de pensar intencionalmente, a menudo podemos ajustar la forma en que interactuamos con el mundo:
Si el pensamiento humano aspira constantemente a las cosas celestiales, entonces se santifica; si, por el contrario, este pensamiento no está dirigido hacia cosas elevadas sino que está concentrado en las cosas de este mundo, se irá haciendo cada vez más material hasta alcanzar un estado apenas mejor que el de un simple animal.
Los pensamientos pueden dividirse en dos clases:
1.- Pensamientos que sólo pertenecen al mundo del pensamiento.
2.- Pensamientos que se expresan en acción
Algunos hombres y mujeres se vanaglorian de sus pensamientos elevados, pero si estos pensamientos nunca alcanzan el plano de la acción, serán infructuosos: el poder del pensamiento depende de su manifestación en hechos. – Ibid., pág. 22.
De modo que los pensamientos no son meramente interpretaciones, también son aspiraciones u objetivos. Cada vez que tratamos de entender las cosas que nos rodean, algún nivel de aspiración contribuye al pensamiento. Cuando pensamos en la forma en que crece una planta, aspiramos a comprender una parte del mundo natural. Cuando pensamos en una película que vimos, aspiramos a relacionarnos con una obra de arte.
El pensamiento tiene algunas propiedades atractivas. Cuando buscamos desarrollar nuestro ser superior, crecemos espiritualmente; nuestros pensamientos se centran en un Poder Superior y dirigen nuestro camino de cierta manera.
¿Significa esto que los pensamientos positivos, una visión y algunas afirmaciones conducirán a la prosperidad y el crecimiento para todos? Probablemente no.
Si los medios de comunicación populares se salieran con la suya, por ejemplo, muchos de nosotros llevaríamos vidas totalmente centradas en niveles más y más altos de consumismo, enfatizando la belleza física y anteponiendo nuestra propia felicidad al bienestar de los demás. En cambio, las enseñanzas bahá’ís dicen que todos debemos hacer un esfuerzo supremo para encontrar formas de mejorar nuestra existencia espiritual:
Debe abandonar ideas que degradan el alma humana, para que día a día y hora a hora pueda elevarse más y más hacia la percepción espiritual de la continuidad de la realidad humana. – Abdu’l-Bahá, La Promulgación de la Paz Universal, pp. 102-103.
Para rechazar este tipo de mentalidad, tenemos que trabajar activamente contra fuerzas materialistas como el consumismo y pensar más allá de los confines de nuestros deseos personales fugaces, para que podamos elevarnos por encima de nosotros mismos y servir los intereses de la humanidad. Muchos caminos pueden ayudar a despejar la mente y volver a concentrarse en servir a los demás. Para mí, orar y leer los escritos bahá’ís aclara y da sentido a mis pensamientos.
Pero el pensamiento debe convertirse en acción, como dijo Abdu’l-Bahá, o resultará inútil. Es muy fácil tener conversaciones largas y elaboradas sobre lo que debemos hacer y cómo debemos hacerlo, pero a menos que motiven e implementen el cambio, significan muy poco.
¡Imagínese cómo podría ser el mundo si desarrollamos pensamientos, acompañados por acciones, que curen nuestro mundo colectivamente! A medida que cambiemos nuestra mentalidad, nuestras almas y corazones cambiarán con ellos:
El factor importante del mejoramiento humano es la mente. En el mundo de la mente necesariamente debe haber desarrollo y mejoramiento. Debe haber reforma en el reino del espíritu humano; de lo contrario, no se logrará ningún resultado del mejoramiento de la mera estructura física. – Abdu’l-Bahá, La promulgación a la paz universal, pág. 286.
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