Mis 3 reglas para cambiar el mundo, sin política partidista

Me imagino, al igual que la mayoría de la gente en este momento de la historia, que todos tenemos problemas con la forma en que participamos en los discursos sobre los acontecimientos recientes del mundo. ¿Verdad?

Todo el mundo sabe que la humanidad ha llegado a una etapa aterradora en nuestra evolución como especie. Tenemos armas capaces de destruirnos por completo. Tenemos tensiones y conflictos en aumento en muchas partes del planeta. Hemos despojado nuestro medio ambiente natural. Nos enfrentamos a los problemas increíblemente complejos de racismo y prejuicios. Tomados en conjunto, los graves problemas del mundo se ciernen por todas partes, amenazando con superar nuestra capacidad de afrontarlos.

Cuando se trata de resolver estos tremendos problemas, las enseñanzas bahá’ís nos aconsejan hacer simultáneamente dos cosas aparentemente divergentes:

Preocupaos fervientemente de las necesidades de la edad en que vivís y centrad vuestras deliberaciones en sus exigencias y requerimientos. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh, p. 243.

… La religión no debería interesarse en las cuestiones políticas. La religión está relacionada con las cosas del espíritu y la política con las cosas del mundo. – ‘Abdu’l-Bahá, La sabiduría de ‘Abdu’l-Bahá, p. 161.

Entonces, para los bahá’ís, ¿cuál es el equilibrio entre alejarse de la política partidista y estar «preocupados fervientemente de las necesidades de la edad en que vivimos»? ¿Cómo podemos hacer ambas cosas? ¿Qué cruza la línea divisoria entre el discurso partidista y la lectura de nuestra realidad? ¿Qué acciones toman los bahá’ís para responder a las necesidades de la época, y qué acciones se abstienen de tomar?

Las enseñanzas bahá’ís ofrecen una interesante mezcla de una amplia guía y la orientación para el ejercicio del libre albedrío. Sin un clero, la Fe Bahá’í deja a la conciencia individual la búsqueda de una comprensión independiente de estos principios y el equilibrio entre ellos. Mientras busco mis propias respuestas, trato de hacerme continuamente tres preguntas centrales antes de compartir algo acerca de las necesidades de nuestra época, o entablar conversaciones con otras personas sobre ellas:

1. ¿Es verdadero?

Como la mayoría de la gente, me he encontrado compartiendo algo que «parece» verdadero, que despierta mi sentimiento de indignación, sólo para luego descubrir que era partidista, que estaba incompleto, o que incluso eran ganchos de redes sociales. Afortunadamente, con la ayuda de los motores de búsqueda, por lo general tarda menos de un minuto verificar algo, pero esto representa una batalla constante y consciente en la que todos tenemos que luchar. Como forma de disciplinarme, intento esperar un poco antes de hacer clic en el botón de “compartir». Eso me da tiempo entre el sentimiento inicial de enojo o indignación para pensar si esto que parece obviamente cierto, en realidad lo es. Trato de mantener la misma práctica básica de discernir la verdad en mis conversaciones también. Esta investigación independiente de la verdad es un principio bahá’í básico:

Dios ha creado en el hombre el poder de razonar por lo que está habilitado para investigar la Realidad. Dios no ha determinado que el hombre imite ciegamente a sus padres o antepasados. Él lo ha dotado con mente, o con la facultad de razonamiento, con cuyo ejercicio puede investigar y descubrir la Verdad; y aquello que encuentre real y verdadero debe aceptarlo. No debe ser un imitador o un ciego seguidor de cualquier alma. – ‘Abdu’l-Bahá, Fundamentos de unidad mundial, p. 82.

2. ¿Cambiará mentalidades o influirá amorosamente en los corazones?

En un artículo anterior de BahaiTeachings.org compartí algunas de las cosas que aprendí de una breve visita a los campos de oración de Standing Rock. Aprendí cuan cuidadosamente los adultos mayores trataron de informar a la gente en el campamento sobre actuar por amor en vez de mostrar ira u odio. En un caso, mientras algunos jóvenes hablaban de la brutalidad policial que encontraron en el puente, un adulto mayor Lakota de Standing Rock les aconsejó que tuvieran cuidado al compartir esa información porque podía tornar el corazón de la gente en contra de la policía. Él les recordó que todos somos una familia, y que ellos también se están esforzando. Esta lección profunda me llevó a considerar: ¿Está este artículo, noticia, u opinión, que quiero compartir, diseñado para informar sobre el comportamiento de alguien o para engendrar ira, hostilidad o amargura? Las enseñanzas bahá’ís nos piden a todos:

¡No desesperéis! Trabajad con tesón. La sinceridad y el amor conquistarán al odio. ¡Cuántos hechos aparentemente imposibles llegarán a suceder en estos días! Constantemente, dirigid vuestros rostros hacia la Luz del Mundo. Mostrad amor hacia todos; «el amor es el hálito del Espíritu Santo en el corazón del Ser Humano.» ¡Sed valerosos! – ‘Abdu’l-Bahá, La sabiduría de ‘Abdul’-Bahá, p. 38.

3. ¿Podrán mis palabras o acciones servir a los demás?

La Fe Bahá’í, una religión de acción centrada en la oración, nos llama a actuar en el servicio a la humanidad. Mucho de lo que vemos en los medios de comunicación, particularmente en tiempos recientes, puede llevarnos a un sentimiento de enfado o indignación justificada, pero no siempre es conducente a acciones positivas. Si bien no todo el conocimiento es práctico y hay un valor en limitarse a saber más sobre el mundo, la formulación de un camino claro de acción, siempre que sea posible, puede proporcionar una oportunidad para traducir las enseñanzas bahá’ís en hechos en el mundo real:

Sabemos que el socorro a los pobres y el mostrarse caritativo es bueno y agrada a Dios; pero el saberlo no da alimento al hombre que padece hambre, ni puede el pobre, en lo más crudo del invierno, ser abrigado por el conocimiento o las palabras: debemos extender la ayuda práctica del amor generoso – ‘Abdu’l-Bahá, ‘Abdu’l-Bahá en Londres.

En general, creo que es útil ser amable con nosotros mismos, para abordar estas cosas desde una postura de aprendizaje. Cometeremos errores. Diremos cosas que no quisiéramos decir. Haremos cosas que no funcionan. Entonces, si permanecemos conscientes de nuestra condición espiritual interior y nos hacemos estas tres preguntas, podemos corregir esos errores y avanzar en el camino. Finalmente, las enseñanzas bahá’ís nos dicen, si nos involucramos con todos de forma amorosa, veremos que la justicia y la unidad eventualmente se extenderán por todo el mundo.