Cómo la música revela nuestra verdadera naturaleza

La música tiene la capacidad especial de tocar el espíritu humano a un nivel enormemente profundo. ¿Qué es lo que hace que unos simples sonidos sean tan poderosos y conmovedores?

Las enseñanzas bahá’ís nos animan a todos a hacer música, a cantar y a armonizar unos con otros. Abdu’l-Bahá dijo que «…las melodías musicales son aquellos efectos peculiares producidos por la vibración o a partir de ella. No obstante, tienen los efectos más sutiles sobre el espíritu».

La melodía, que en mi opinión es la parte más importante de cualquier composición musical, ayuda a transmitir un mensaje que las palabras por sí solas no pueden. Uno de mis ejemplos favoritos es la canción Hearing del grupo Sleeping at Last. La canción no tiene letra y se compone de una melodía repetitiva interpretada por un piano y un violín.

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La canción empieza suave y melancólica, pero se vuelve cada vez más intensa y apasionada. A veces las palabras no bastan para describir un sentimiento o una experiencia, especialmente uno tan potente como el amor. Esta canción representa maravillosamente el amor, porque te permite experimentar la altura del sentimiento únicamente a través de los instrumentos. Realmente se siente el amor, te lleva en un viaje, sientes su pérdida y su recuerdo agridulce.

Este tipo de canciones tienen la capacidad de transportar a la gente a un lugar o un momento importante. Tienen el poder de pintar una imagen, ya sea el de tu cumpleaños número 16 o el del día en que conociste a tu persona amada. Imprimen un sello a momentos especiales de tu vida. Como dijo Abdu’l-Bahá, la música despierta nuestra verdadera naturaleza:

Algunos sentimientos surgen accidentalmente, y otros tienen una base. Por ejemplo, algunas personas son de natural amables, pero accidentalmente pueden verse perturbadas por una oleada de ira; pero si escuchan música se reafirmará su verdadera naturaleza. La música despierta realmente el carácter auténtico y natural, la esencia individual.

Esto ocurre, al menos en parte, porque la música evoca emociones en el oyente. Imagina que intentas expresar tus emociones a alguien, o incluso a ti mismo, y no eres capaz de hacerlo, ahora imagina que te explicas a través de las herramientas del tono, la dinámica, la melodía, el ritmo y la poesía. Todos estos componentes tienen la capacidad de transmitir las emociones que intentas expresar. A través de esta capacidad, la música cuenta una historia de una forma más bella de expresión.

Como compositora, escribo música por dos razones principales. La primera razón es por mí misma. La música me permite explorar quién soy como persona y expresarme libremente. Es, en cierto modo, mi forma de escribir un diario. La segunda razón es escribir algo con lo que otros puedan identificarse. Como seres humanos, anhelamos la conexión y la comprensión; la música crea una comunidad de personas con experiencias compartidas. Quiero contribuir a esa comunidad.

La música tiene el poder de devolvernos la vida.

Muy a menudo nos encontramos confundidos en nuestros pensamientos. Se vuelven desorganizados y a veces incluso feos. El poder de la música nos brinda la oportunidad de replantear algo difícil como algo bello. Quizá sea éste el atractivo de la música triste muchas veces. Es casi como un hombro sobre el que llorar, reconforta. Aunque no conozcas al artista, estoy seguro de que lo escribió con esa emoción como parte de su intención.

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La música puede ser un compañero con el que llorar, un amigo con el que celebrar, un reflejo de uno mismo con el que sentarse y mucho más. Me consuela encontrar una canción que me diga exactamente cómo me siento. La música te habla cuando no quieres hablar con los demás. ¿Cuántas veces te has alejado de la presencia de amigos o familiares para sentarte contigo mismo y una canción? ¿Cuántas veces has puesto una canción como celebración? ¿Cuántas veces has puesto una canción en un viaje en auto con tus amigos y familiares y han cantado juntos a viva voz con alegría? ¿Qué decían esas canciones? Esas canciones te comunicaban algo a ti y a tu alma.

Eso es lo hermoso de la música. Trasciende el punto del lenguaje básico y llega a tu yo superior. Shoghi Effendi, el Guardián de la fe bahá’í, dijo a través de su secretario que: «Es la música la que nos ayuda a influir sobre el espíritu humano; es un medio importante que nos ayuda a comunicarnos con el alma». El poder que tiene la música en términos de comunicación es profundo. Su importancia en lo que respecta a la enorme receptividad biológica de los seres humanos a la música está científicamente demostrada; y no solo describe la emoción de una forma que las palabras por sí solas no pueden, sino que habla de nosotros mismos y de nuestra relación con el Creador. La unión de lirismo e instrumentación para crear música la convierte en una de las formas más influyentes de expresión humana.