Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Te sientes agotado últimamente? No eres el único.
Recientemente, después de una noche de nueve horas de sueño, me di cuenta de que todavía me sentía cansada. Aunque no estoy 100% segura de la causa de mi fatiga, creo que uno de los culpables es el agotamiento emocional.
Si no está familiarizado con el concepto de agotamiento emocional, Healthline lo define como:
Un estado de sentirse emocionalmente desgastado y agotado como resultado del estrés acumulado de su vida personal o laboral, o una combinación de ambas. El agotamiento emocional es uno de los signos de agotamiento. Las personas que experimentan agotamiento emocional a menudo sienten que no tienen poder o control sobre lo que sucede en la vida. Pueden sentirse «atascados» o «atrapados» en una situación. La falta de energía, el sueño deficiente y la disminución de la motivación pueden dificultar la superación del agotamiento emocional.
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Este estado de estrés prolongado nos mantiene en un espacio habitual de procesamiento emocional intenso. Es particularmente común durante la pandemia COVID-19 y la mayor conciencia de las injusticias de nuestra sociedad. En un momento en el que nuestras circunstancias son tan diferentes de lo que esperábamos que fueran en 2020, el agotamiento emocional tiene el potencial de agotar toda nuestra energía.
Así que, si esto es lo que estoy experimentando, ¿qué puedo hacer? ¿Cómo puedo apoyar a las personas en mi vida y ser parte de una comunidad sin agotarme?
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He encontrado útil reflexionar sobre lo que son las emociones y su papel en nuestras vidas. Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í, escribió que “El hombre posee dos clases de sensibilidad; las emociones naturales, las cuales son como el polvo en el espejo, y las sensibilidades espirituales, las cuales son características misericordiosas y celestiales”.
Los escritos bahá’ís enfatizan que fuimos creados para elevarnos por encima de nuestros egos y tendencias egoístas y expresar nuestro cuidado por todos los que nos rodean. Cuando hacemos esto, expresamos esas susceptibilidades espirituales y características celestiales. De hecho, Abdu’l-Bahá también escribió:
… el hombre ha sido credo para ser un ser humano, para ser honrado y justo, misericordioso, bondadoso con todas las criaturas, para no desear nunca el bienestar para sí mismo, mientras otros sean en la miseria y el dolor. Aquel es un atributo animal y no humano. No, por el contrario, el hombre debería estar deseoso de aceptar dificultades y penalidades para él mismo con el objeto de que otros puedan disfrutar de prosperidad, él debería deleitarse entre las molestias para que otros gocen de felicidad y bienestar. Este es un atributo humano. Al no serlo, así, el hombre es menos que un animal.
Abdu’l-Bahá también escribió sobre nuestra obligación espiritual de ofrecer una verdadera amistad a todas las personas:
Sed bondadosos con todos los pueblos; cuidad a todas las personas; haced cuanto podáis por purificar los corazones y las mentes de los -184- hombres; esforzaos por llevar alegría a todas las almas. Sed una lluvia de gracia para cada prado y para cada árbol, el agua de la vida; sed como perfumado almizcle para el sentido del olfato de la humanidad y una fresca y reparadora brisa para el doliente. Sed agua placentera para todos los sedientos, un guía cuidadoso para todos los que han perdido el camino; sed padre y madre para el huérfano, sed hijos e hijas cariñosas para los ancianos, sed un tesoro abundante para los pobres.
Cuando leí este pasaje por primera vez, pensé en cómo «todos los pueblos» podría significar personas de todas las razas, etnias, clases y experiencias diferentes. Pero entonces me di cuenta de que esta cita también podía referirse a todos en general. En mi interpretación inicial, olvidé pensar en cómo este también me incluía a mí misma. Para mantenerme firme y lograr ser mi mejor yo, mientras apoyo a los demás, también tengo que recordar atender mis propias necesidades – físicas, emocionales, espirituales – y mi bienestar.
Me doy cuenta de que tengo la obligación espiritual de extenderme a mí misma el mismo amor y cuidado que trato de proporcionar a los demás. Todavía estoy averiguando cómo se ve esto en la práctica. Es necesario, entonces, dedicar más tiempo a la meditación, más tiempo en la naturaleza, controlando mi conversación interna, alimentándome con comidas nutritivas y equilibrando mi tiempo en compañía de mis seres queridos y en mi propia compañía para una reflexión más profunda. De esta manera puedo prevenir y afrontar el agotamiento emocional.
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