Inspired
by the
Baha’i Faith
Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá‘í. El sitio web oficial de la Fe Bahá‘í es Bahai.org. El sitio web oficial de los bahá’ís de los Estados Unidos es Bahai.us.
ENTENDIDO
Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Quiero ser bahá'í?
Justicia

¡Seamos hombres! ¿Qué hacer con los privilegios masculinos?

David Langness | Nov 16, 2023

Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.

¿Interesado en otros temas?

Tenemos algo para todos
David Langness | Nov 16, 2023

Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.

El auge del movimiento feminista mundial y el acceso de cada vez más mujeres a puestos de relevancia y poder en el mundo no se produjo sin una larga y difícil lucha.

Cuando las mujeres del mundo occidental lograron el sufragio universal –algo que muchas naciones aún no han conseguido–, lo hicieron a pesar de la virulenta oposición de los hombres. Cuando las mujeres intentaron por primera vez estudiar en instituciones de enseñanza superior, lo hicieron a pesar de las críticas y la hostilidad generalizadas de los hombres. Cuando las mujeres se introdujeron en el mercado laboral, lo hicieron desafiando el statu quo masculino. Cuando por fin se concedió a las mujeres el derecho a firmar contratos y a poseer propiedades, fue necesaria otra prolongada lucha contra las leyes de los sistemas judiciales dominados por los hombres.

RELACIONADO: Los niños grandes no lloran: cuestionando la ideología masculina tradicional

Históricamente, esa lucha feminista por los derechos de la mujer siempre ha requerido agallas, dedicación, valor y perseverancia frente al feroz privilegio masculino y la férrea oposición.

De forma fascinante, los orígenes de la palabra feminista, que según el Oxford English Dictionary empezó a utilizarse en 1852, son casi exactamente paralelos a los inicios de la Fe bahá’í y su principio fundacional de igualdad de género. Quizá no sea una coincidencia, como explicó Abdu’l-Bahá en este discurso que dio en París en 1913:

En el mundo de la humanidad… el sexo femenino es tratado como si fuese inferior, y no se le conceden los mismos derechos y privilegios. Esta condición no es debida a la naturaleza, sino a la educación. En la Creación Divina no existe tal distinción. A la vista de Dios, ningún sexo es superior al otro. ¿Por qué, entonces, un sexo debe afirmar la inferioridad del otro, adjudicándose derechos y privilegios como si Dios les hubiese concedido Su autoridad para tal modo de actuar?

Puesto que las enseñanzas bahá’ís afirman de forma tan clara y rotunda la igualdad de hombres y mujeres, y lo han hecho desde los mismos comienzos de la Fe a mediados del siglo XIX, los bahá’ís de todo el mundo han tenido ciento ochenta años de experiencia en la educación de sus hijos en igualdad de condiciones. La educación y formación de las niñas bahá’ís las ha conducido a un nivel muy alto de logros, lo que, a su vez, ha impulsado y animado a los niños bahá’ís a tratar de igualar los logros de sus hermanas y de sus madres. En las generaciones siguientes, las madres bien educadas han criado a niñas –y niños– con logros aún mayores. Este fuerte énfasis en la educación de las niñas ha elevado el nivel de educación y logros de todos.

Este nuevo estándar de igualdad, en el que niños y niñas tienen el mismo currículo escolar, el mismo curso de estudio, las mismas expectativas y las mismas oportunidades, ayuda a disminuir y finalmente a eliminar el problema social del privilegio masculino. Ese síndrome –la expectativa tradicional de que la masculinidad es la norma social y la feminidad no– apoya la naturaleza patriarcal de la sociedad y da demasiado poder a los hombres, haciéndoles creer que siempre tienen derecho a tener razón.

Así pues, cuando las sociedades promueven el privilegio masculino contribuyen a crear un sentimiento de derecho, que no sólo perpetúa los prejuicios sistémicos que perjudican a las niñas y a las mujeres, sino que también afecta negativamente al desarrollo de los niños. Cualquier galardón, recompensa o reconocimiento no merecido, como atestiguarán la mayoría de los educadores, puede conducir a un sentido inflado e inauténtico del yo y de la autoestima. Con el tiempo, cuando el chico llega a la edad adulta, esa falta de autenticidad suele dar lugar a una disminución de la autoestima masculina, a una convicción interna de falsedad y de logros falsos y no merecidos.

Erradicar la sensación de privilegio masculino en los chicos, incluso cuando impregna la sociedad en la que crecen, puede ofrecerles el regalo de un logro real y verdadero en sus vidas. En lugar de la distinción académica no merecida, el ascenso o el reconocimiento que se derivan de privilegiar lo masculino, la igualdad puede aportar a los niños una sensación duradera de logro y realización auténticos, como señaló Abdu’l-Bahá:

El mundo de la humanidad consta de dos partes: hombre y mujer. Cada una es el complemento de la otra. Por consiguiente, si una es defectuosa, la otra necesariamente será incompleta, y la perfección no podrá alcanzarse. En el cuerpo humano existe una mano derecha y una mano izquierda, funcionalmente iguales en servicio y administración. Si cualquiera de ellas fuese defectuosa, el efecto, naturalmente, se extendería a la otra comprometiendo la integridad del todo; pues la ejecución no es normal a menos que ambas sean perfectas. Si decimos que una mano es deficiente, demostramos la inhabilidad e incapacidad de la otra; dado que sola no se realiza plenamente. Así como la realización física es completa con dos manos, así también el hombre y la mujer, las dos partes del cuerpo social, deben ser perfectos. No es natural que alguno de los dos permanezca sin desarrollar; y hasta que ambos no se perfeccionen no se verificaría la felicidad del mundo humano.

RELACIONADO: ¿Qué hace falta para ser un hombre hoy en día?

Pocos niños o niñas desean realmente conseguir algo de forma injusta. Cuando la parcialidad, los prejuicios o la falta de igualdad producen injusticia, el privilegio no ganado produce expectativas injustas. En muchas culturas, esperamos que los hombres tengan éxito económico, sean profesionales y físicamente fuertes. Cualquier hombre que no cumpla esas expectativas injustas se convierte en algo inferior a lo que el privilegio masculino de la sociedad acepta, y a menudo se le tacha de fracasado. Esas expectativas poco realistas, impulsadas por un privilegio malsano y unos roles de género masculinos estereotipados, suelen llevar a los niños y a los hombres a atacar a los demás o a volverse autodestructivos.

Esto puede ayudar a explicar por qué la falta de vivienda, los trastornos por consumo de sustancias, las enfermedades mentales, el comportamiento delictivo, los tiroteos masivos y el encarcelamiento se dan de forma desproporcionada entre los hombres.

Así que, si quieres criar a niños que se conviertan en adultos auténticos, satisfechos y felices, definitivamente querrás asegurarte de que entienden que son iguales a las niñas, y que las niñas son iguales a ellos. Querrás inculcar a tus muchachos que tratar a las mujeres con igualdad los convierte en seres verdaderos y auténticos. Como dijo Abdu’l-Bahá en París, “Cuando los hombres reconozcan la igualdad de las mujeres no será necesario que ellas luchen por sus derechos”.

También podría interesarte

Mi barrio se pregunta: ¿por qué no podemos enseñar simplemente a hacer el bien?
Justicia

Mi barrio se pregunta: ¿por qué no podemos enseñar simplemente a hacer el bien?

¿Cómo llegamos a la paz? Se empieza por el discurso
Justicia

¿Cómo llegamos a la paz? Se empieza por el discurso

Los grandes héroes de la paz
Justicia

Los grandes héroes de la paz


Comentarios

characters remaining
x
x
Conecta con los Bahá'ís de tu área
¡Bienvenido!
¿Cuál es su nombre?
Gracias my friend. Nos gustaría contactarte con algún bahá'í de tu localidad, ¿de dónde eres?
¡Muchas gracias! ¿Cómo podrían contactarte?
Para ponerte en contacto con los bahá'ís de tu localidad que puedan responder a tus preguntas, te pediremos algunos datos sobre ti.
Conecta con los Bahá'ís de tu área
Conecta con los Bahá'ís de tu área
Ponte en contacto con los Bahá'ís de tu localidad