Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Para los bahá’ís, el trabajo puede llegar a ser adoración.
Bahá’u’lláh instó a cada persona a aprender y practicar un arte, comercio, oficio o profesión para el bienestar de sí mismos, de sus familias y de la sociedad en general. Este principio, fundamental de la identidad y de la vida espiritual de todos los bahá’ís, hace un llamado a cada persona a desarrollar, entrenar y perfeccionar su arte, artesanía, ciencia y profesión al más alto nivel posible de competencia, belleza y servicio. De hecho, los escritos bahá’ís dicen que el trabajo realizado en espíritu de servicio se eleva al nivel de la oración y la adoración:
A cada uno de vosotros se os ordena que os dediquéis a alguna forma de ocupación, como un oficio, un arte y otras similares. Nosotros hemos exaltado misericordiosamente vuestro trabajo al rango de la adoración a Dios, el Verdadero. Ponderad en vuestros corazones acerca de la clemencia y las bendiciones de Dios y dadle gracias al atardecer y al amanecer. No malgastéis vuestro tiempo en la ociosidad y la pereza. Ocupaos en aquello que sea beneficioso para vosotros y para los demás. – Bahá’u’lláh, Tablas de Bahá’u’lláh, página 39
Las enseñanzas bahá’ís animan a todos a trabajar. ‘Abdu’l-Bahá escribió: “Toda persona debe tener una ocupación, un oficio o un arte, para que él pueda llevar la carga de otras personas y no ser él mismo una carga para los demás.” Los bahá’ís visualizan una sociedad humana futura donde la educación capacitará a todos los niños y donde nadie tendrá que mendigar, quedarse sin hogar o vivir en extrema pobreza – donde cada uno realizará un trabajo útil, y contribuirá al bienestar de la sociedad. Los bahá’ís creen que incluso el más simple y más básico trabajo puede ennoblecer y exaltar nuestra condición espiritual:
… en la Causa Bahá’í, las artes, las ciencias y todos los oficios son [considerados como] adoración. La persona que fabrica un pedazo de papel con toda la habilidad de que es capaz, concienzudamente, concentrando sus fuerzas en perfeccionarlo, está alabando a Dios. En pocas palabras, todo esfuerzo y dedicación realizados por una persona con todo su corazón, es adoración, si están inspirados en motivos elevados y el deseo de servir a la humanidad. Esto es adoración: servir a la humanidad y proveer las necesidades de las gentes. El servicio es oración. Un médico atendiendo a los enfermos cariñosa, tiernamente, libre de prejuicios y creyendo en la solidaridad de la raza humana, está ofreciendo alabanzas. – ‘Abdu’l-Bahá, La sabiduría de ‘Abdu’l-Bahá, página 214
Bahá’u’lláh aconseja contra la indolencia, la pereza y la desidia, diciendo que cada uno debería dedicarse a un trabajo útil, sin importar su condición económica. Las enseñanzas bahá’ís honran y exaltan especialmente a aquellos que practican la artesanía o un arte y lo desarrollan hasta el más alto nivel de pericia y excelencia. Bahá’u’lláh pide a todos que se “debe tratar a los artesanos con deferencia”, y dice que Dios ama los más altos logros de habilidad en cada arte y artesanía:
El conocimiento equivale a unas alas para la vida del hombre y a una escalera para su ascenso. La adquisición del mismo es responsabilidad de todos. Sin embargo, debe adquirirse el conocimiento de aquellas ciencias que beneficien a los pueblos de la tierra… Grande, en verdad, es la demanda que los científicos y los artesanos hacen a los pueblos del mundo. – Bahá’u’lláh, Tablas de Bahá’u’lláh, página 66.
Uno de los nombres de Dios es el Modelador. Él ama la artesanía. Por lo tanto cualquiera de Sus siervos que manifieste este atributo es aceptable a la vista de este Agraviado. La artesanía es un libro entre los libros de las ciencias divinas y un tesoro entre los tesoros de Su sabiduría celestial. Éste es un conocimiento con sentido, pues algunas de las ciencias nacen con palabras y terminan con palabras. (De una Tabla de Bahá’u’lláh, traducida del persa)
Una de las principales enseñanzas espirituales de la Fe Bahá’í es la nobleza esencial de cada persona. Esta nobleza, realzada y engendrada por el trabajo útil y dirigido a los demás, puede convertirse en un estado habitual del alma cuando se practica concienzudamente:
… esforzaos para que vuestras acciones sean a diario hermosas oraciones. Volveos hacia Dios, y procurad hacer siempre aquello que es justo y noble. ¡Ayudad al pobre, levantad al caído, confortad al afligido, procurad remedio al enfermo, tranquilizad al temeroso, librad al oprimido, brindad esperanza al desesperado, y albergue al desamparado!
Éste es el trabajo del verdadero bahá’í, y esto es lo que se espera de él. Si nos esforzamos por hacer todo esto, entonces podremos considerarnos verdaderos bahá’ís, pero si no lo hacemos, no seremos seguidores de la Luz, y no tendremos derecho al nombre. – ‘Abdu’l-Bahá, La sabiduría de ‘Abdu’l-Bahá, página 105.
Para los bahá’ís, todos los que trabajan se apoderan de su propia nobleza. Las enseñanzas bahá’ís consideran que el trabajo es esfuerzo noble para usted mismo y para su familia; ven el trabajo realizado en espíritu de servicio a los otros como adoración; y consideran el trabajo realizado por la unidad y el bienestar de la humanidad como el acto más noble de todos.
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