Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Probablemente ha escuchado este antiguo dicho atribuido a los jesuitas: “Denme un niño de siete años y te daré un hombre”. Esto indica que la educación religiosa en la temprana niñez forma a las personas para la vida.
Cuando uno es criado en una tradición religiosa desde la niñez, generalmente esto penetra profundamente en la conciencia y más aun determina en quién se convierte uno como adulto. Pero, en todo caso ¿te ayuda?
Eso depende. Muchas personas sostienen que la crianza religiosa, sobre todo cuando viene en forma fundamentalista o especialmente estricta, deja cicatrices sicológicas, impidiéndoles desarrollar y convertirse en adultos saludables y provoca altos niveles de culpa, vergüenza e hipocresía. En realidad, algunos hasta llegan a creer que el adoctrinamiento religioso en la niñez temprana equivale a maltrato infantil.
Entonces, ¿es beneficioso o dañino criar a los niños para que crean en la misma religión que sus padres? Este debate ha cundido por mucho tiempo. Arthur Schopenhaur, filósofo del siglo XIX lo resumió muy bien:
Si, en la temprana niñez, ciertas perspectivas y doctrinas fundamentales son presentadas con inusual solemnidad y con un aire de la mayor seriedad que nunca vimos respecto de otra cosa; si, al mismo tiempo, la posibilidad de dudar de ellas queda completamente de lado o solo se aborda para indicar que dudar es el primer paso a la perdición eterna; entonces, la impresión resultante será tan profunda que, como regla, es decir en casi todos los casos, la duda sobre ellas será casi imposible pues sería como dudar sobre la existencia de uno mismo. – Schopenhauer, On Religion: A Dialogue
Uno de los estudios científicos más grandes conducidos sobre este tema, llamado Religion and Child Health (Religión y salud del niño), se publicó en 2010. Los autores del estudio Barry R. Chiswick de la Universidad de Illinois en Chicago y del German Institute for the Study of Labor (IZA), y Donka M. Mirtcheva del College de New Jersey, encontraron que los niños con una afiliación religiosa identificada, que consideran a la religión como algo importante y que participaban por lo menos semanalmente en una comunidad religiosa tienen mayores niveles en salud física y sicológica en términos generales.
El estudio de Chiswick y Mirtcheva’s, que incluye 2604 niños entre los 6 y 19 años de edad, descubrió múltiples relaciones positivas entre la salud física y sicológica y la filiación religiosa. El estudio no solo encuestó aquellas individuos con una religión, sino que incluyó 272 niños que expresaron no tener filiación religiosa alguna.
El estudio encontró que los niños entre 6 y 19 años de edad que asisten regularmente a reuniones o servicios religiosos obtienen todo un conjunto de beneficios de su participación. Un riesgo significativamente menor de: suicidio o de intento de suicidio; de uso de alcohol y drogas; y de conducta sexual peligrosa. Los investigadores que llevaron a cabo el estudio encontraron que ser miembro de un grupo religioso puede moderar la conducta no saludable, brindar apoyo social, mejorar las perspectivas maritales y financieras, y fortalece los lazos familiares, si toda la familia comparte la religión.
Digamos que usted fue educado dentro de una religión que si lo ayudó de niño, pero que usted ahora, como adulto, empieza a cuestionar o a tener dudas. ¿Qué hace? Usted puede haber obtenido beneficios de su temprana educación religiosa, pero también siente que ha madurado lo suficiente como para ver en lo profundo de su alma y poder determinar sus propias creencias. Esto puede causar conflictos y desafíos.
Hace unos días conocí a una joven mujer que pasa exactamente por el mismo conflicto. Mary (no es su nombre real), criada católica y ahora profundamente atraída por las enseñanzas bahá’ís. Se siente muy conectada con su familia cristiana y sus tradiciones culturales. Pero también siente una vocación espiritual, un profundo sentido de conexión y comodidad cuando recita las oraciones bahá’ís y estudia los escritos bahá’ís. Su alma, esa silenciosa y pequeña voz interna que todos podemos oír si escuchamos con atención, le está pidiendo algo y ella está muy preocupada en cómo responder.
Mary dice que las conductas hipócritas de su propia familia la alejaron del catolicismo, y también de la religión en general. Sabe, que si decide ser bahá’í, su propia familia la juzgará pues ya lo ha visto suceder cuando miembros de su familia critican y juzgan a los que no son cristianos. Esto la asusta, y la hace sentir que hasta puede perder el amor de su propia familia si ella decide ser bahá’í. Le preocupa traicionar a su familia, su fe y su cultura. Siente un conflicto en su interior y se siente agobiada por la ansiedad.
Hablamos al respecto durante un rato y dado que hablamos por un tiempo muy breve decidí escribir esta serie de ensayos para abordar las preguntas de Mary que pienso son preocupaciones bastante universales para muchas personas que encuentran que están caminando por una senda de búsqueda espiritual.
El principio fundamental bahá’í que sostiene la perspectiva bahá’í sobre esta pregunta tan importante es: los bahá’ís creen en la investigación independiente de la verdad. Las enseñanzas bahá’ís mencionan que no debemos aceptar automáticamente religión alguna sencillamente por que es la religión que hemos heredado:
Descubrid por vosotros mismos la realidad de las cosas y esforzaos por asimilar los métodos mediante los cuales se logran la nobleza y la gloria entre las naciones y los pueblos del mundo.
Ningún hombre debe seguir ciegamente a sus ancestros y antepasados. No, cada uno debe mirar con sus propios ojos, oír con sus propios oídos e investigar independientemente para encontrar la verdad. La religión de los ancestros y antepasados se basa en la imitación ciega. El hombre debe investigar la realidad. – ‘Abdu’l-Bahá, Divine Philosophy, p. 24. [Traducción de cortesía]
Para responder la pregunta planteada en el título de este ensayo, heredar la religión puede ser útil, pero solamente si se convierte en tuya cuando de manera independiente examinas tus creencias y las aceptas pues consideras que son verdaderas. La creencia auténtica, y la paz y serenidad profundas que ésta puede ofrecer, solo se hace posible cuando la creencia te pertenece conscientemente:
La verdadera Religión es la fuente del Amor y del entendimiento entre los humanos, la causa de desarrollo de dignas cualidades; pero los pueblos están sosteniendo falsificaciones e imitaciones ajenas a la Realidad que unifica; por ello están privados y desprovistos de la radiación sublime de la verdadera Religión. Ellos siguen supersticiones heredadas de sus padres o de sus predecesores. Esto ha prevalecido a tal extremo que han quitado la luz celestial de la Verdad Divina y se han sentado en la obscuridad de las imitaciones e imaginaciones. – ‘Abdu’l-Bahá, Fundamentos de la unidad mundial, páginas 78-79.
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