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Espiritualidad

8 consejos para tener una vida espiritual sana

Radiance Talley | Jul 29, 2021

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Radiance Talley | Jul 29, 2021

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¿Sientes que falta algo en tu vida? ¿Te resulta difícil experimentar la verdadera alegría porque te cuesta encontrar un sentido o un propósito?

Si has respondido afirmativamente a alguna de estas preguntas, es posible que quieras evaluar tu salud espiritual. Tu espíritu afecta tu energía, tus emociones, tus actividades y tus relaciones. Cuando estamos enfermos espiritualmente, dejamos de crecer: olvidamos quiénes somos y perdemos de vista lo que es importante en la vida.

A menudo, pasamos tanto tiempo centrándonos en nuestra salud física que nos olvidamos de dar prioridad a nuestra alma. Y el alma es la parte de nosotros que perdurará por la eternidad. Pero, al igual que nuestro cuerpo físico, nuestra alma requiere un mantenimiento diario para mantenerse espiritualmente sana y fuerte. Por lo tanto, aquí hay ocho consejos, desde mi perspectiva como bahá’í, para tener una vida espiritual saludable.

1) Reflexiona sobre tu salud espiritual

Para mejorar su salud espiritual, primero debe reflexionar sobre qué pensamientos, hábitos o vicios pueden estar dañando su alma. Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, escribió: «El hombre debe conocerse a sí mismo, conocer las cosas que conducen a la sublimidad o a la bajeza, a la deshonra o al honor, a la riqueza o a la pobreza».

Durante tu reflexión, puedes evaluar tu carácter y preguntarte: ¿Qué tipo de persona quiero ser? ¿Refleja mi estilo de vida estas aspiraciones e ideales espirituales? Si no es así, ¿qué cambios voy a hacer?

2) Ora por tu salud y crecimiento espiritual

Una vez que tengamos un objetivo específico en mente y sepamos qué queremos mejorar de nosotros mismos, es útil pedir la ayuda de Dios y orar diariamente por nuestro bienestar espiritual. Las figuras centrales de la fe bahá’í revelaron miles de oraciones para que las pronunciemos sobre cualquier tema, desde el desprendimiento y el perdón hasta el crecimiento espiritual y la curación. Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh y una de las figuras centrales de la fe bahá’í, escribió: «Las oraciones que han sido reveladas para pedir curación son aplicables a la curación tanto física como espiritual. Recítalas, entonces, para curar tanto el alma como el cuerpo».

La oración nos da claridad y guía para cualquier problema que podamos estar enfrentando, y eleva y fortalece nuestras almas. En una oración, Bahá’u’lláh escribió:

Entona, oh Mi siervo, los versículos de Dios que has recibido, como son entonados por aquellos que se han acercado a Él, para que la dulzura de tu melodía encienda tu propia alma y atraiga los corazones de todos. Siempre que alguien recite en la intimidad de su aposento los versículos que Dios ha revelado, los ángeles esparcidores del Todopoderoso difundirán por doquier la fragancia de las palabras emanadas de su boca, y harán que palpite el corazón de toda persona recta. Aunque al principio permanezca inconsciente de su efecto, sin embargo, la virtud de la gracia que le ha sido concedida debe necesariamente ejercer tarde o temprano influencia sobre su alma. Así han sido decretados los misterios de la Revelación de Dios en virtud de la Voluntad de Aquel que es la Fuente de poder y sabiduría.

Por tanto, las oraciones siempre tendrán una influencia positiva en nosotros mismos y en nuestro entorno. Solo que puede llevarnos algún tiempo darnos cuenta plenamente de la influencia que tienen.

3) Meditar en los versos de Dios para inspirarse

Los bahá’ís creen que la oración y la meditación van de la mano. No basta con hacer preguntas a Dios a través de la oración sin esperar y escuchar la respuesta.

Las oraciones y los versos de Dios están llenos de asombrosa sabiduría y poder. Bahá’u’lláh escribió: «Sumergíos en el océano de Mis palabras para que descifréis sus secretos y descubráis todas las perlas de sabiduría que yacen ocultas en sus profundidades». Cada palabra de los escritos de los profetas de Dios contiene múltiples y profundos significados en los que podemos pasar horas profundizando. Contienen lecciones para que aprendamos, guías para seguir, e historias de ejemplos espirituales que todos podemos esforzarnos por emular.

4) Encuentra una salida saludable

Por supuesto, no somos robots. En algún momento de nuestra vida cotidiana estaremos estresados, molestos o frustrados, y cada uno de nosotros necesita una salida espiritual saludable para canalizar nuestro dolor en algo productivo.

Los escritos bahá’ís hablan muy bien de lo poderosas que son las artes para sanar y elevar a la humanidad. Mi salida artística preferida es la poesía. Abdu’l-Bahá dijo: «La poesía es mucho más efectiva y completa que la prosa. Conmueve más profundamente, porque es de una composición más fina» [Traducción provisional por Oriana Vento]. Siempre que me siento triste, escribo poesía para registrar mi dolor, aliviar mi tensión y revivir mi espíritu. Creo que encontrar una salida es crucial para tu salud mental y espiritual.

5) Mejora tu salud física

Dado que nuestro cuerpo y nuestro espíritu están conectados, nuestra salud física afectará sin duda a nuestra salud espiritual. Abdu’l-Bahá dijo: «Cuanto más saludable sea su cuerpo, mayor será el poder del espíritu del hombre; el poder del intelecto, el poder de la memoria, el poder de la reflexión serán mayores» [Traducción provisional].

Recuerda hacer ejercicio, comer alimentos saludables, dormir lo suficiente y tomar el sol. Nuestro cuerpo alberga nuestra alma, así que es importante darle también el cuidado y la atención que necesita.

6) Esfuérzate por eliminar tus enfermedades espirituales

Para tener una vida espiritual sana, tienes que diagnosticar y curar tus enfermedades espirituales que contribuyen a la degradación del mundo que te rodea.

La Asamblea Espiritual Nacional de los bahá’ís de Estados Unidos escribió: «Las tensiones, divisiones e injusticias que actualmente acosan a Estados Unidos son síntomas de una larga enfermedad. La nación está aquejada de un profundo desorden espiritual, que se manifiesta en un materialismo desenfrenado, una decadencia moral generalizada y un prejuicio racial profundamente arraigado».

Los bahá’ís creen que el racismo, por ejemplo, es un «crecimiento canceroso… el cual está corroyendo las entrañas de una sociedad que ya se encuentra debilitada». Shoghi Effendi, el Guardián de la fe bahá’í, explicó lo necesario que es para todos nosotros tener amistades estrechas e interraciales, que estén libres de esta enfermedad del prejuicio racial, tanto en nuestra vida personal como en la privada.

7) Decide cómo puedes contribuir mejor a la sociedad

La gente a menudo se desanima o se deprime porque ha seguido una carrera que no tiene sentido para ellos. Pero todos tenemos intereses, talentos, habilidades y capacidades únicas que nos permiten contribuir a la sociedad de una manera que solo nosotros podemos.

Los escritos bahá’ís dicen: «Los mejores hombres son aquellos que se ganan el sustento con su profesión…». Así que, si aún no lo has hecho, quizá quieras tomarte un tiempo para explorar a qué has sido llamado. ¿Qué campos te inspiran? ¿Qué trabajo te resulta natural? ¿Qué tareas te encantaría hacer, aunque no te pagaran por ello? Los bahá’ís creen que cuando seguimos una carrera que nos gusta y hacemos el trabajo con «espíritu de servicio», ofrecemos la «forma más elevada de adoración» a Dios.

8) Comprométete con el servicio a la humanidad

Bahá’u’lláh escribió: «Que vuestra visión abarque el mundo en vez de limitarse a vuestro propio ser». La mejor manera de tener una vida espiritualmente sana y plena es tener una visión inspiradora de una sociedad justa y unificada por la que trabajar, mientras sirves a la humanidad lo mejor que puedas.

Esto implica encontrar causas que te apasionen, dedicar tu tiempo, energía y recursos a aliviar el sufrimiento global que provocan estos problemas. Siempre es más fácil sentirse alegre cuando estamos marcando la diferencia en la vida de los demás. En todo el mundo, los bahá’ís se comprometen con la acción social, contribuyen al discurso público, facilitan debates sobre el desarrollo personal y comunitario, y empoderan moralmente a niños y adolescentes para que aporten un cambio positivo a sus comunidades.

En suma, debéis distinguiros en todas las virtudes del mundo humano – por honradez y sinceridad, por justicia y fidelidad, por firmeza y constancia, por acciones filantrópicas y servicio al mundo humano, por amor hacia todo ser humano, por unidad y armonía con toda la gente, por remover los prejuicios y promover la paz internacional, dijo Abdu’l-Bahá.

Esta es la esencia de una vida sana y espiritual.

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