Cómo afrontar nuestras obligaciones hacia un padre maltratador

Varios de mis amigos casados se encuentran ahora en la «generación sándwich»: trabajan a tiempo completo, son padres de adolescentes y cuidan de sus padres ancianos. Esta debe de ser una de las etapas más duras de la vida.

En algunos casos, les ha tocado cuidar de sus padres ancianos y maltratadores, y las exigencias de tal responsabilidad se ha vuelto cada vez más difícil e imposible para ellos. Los padres tienen poco aprecio por los sacrificios que sus hijos están haciendo, y no muestran deseo alguno de consultar sobre cómo mejorar la situación. Mis amigos se sienten impotentes y confundidos sobre cómo proceder, y muchos se han preguntado qué sabiduría podrían brindar los escritos bahá’ís para ayudar a mejorar aquellas difíciles y tensas relaciones.

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El maltrato en el seno de la familia es un tema profundamente doloroso y complejo, y suele hacer que las personas les cueste enfrentar la realidad sus obligaciones y responsabilidades, especialmente cuando se trata un progenitor. La Fe bahá’í enseña los principios fundamentales del amor, la compasión y el perdón, pero ¿cómo se aplican estos principios en situaciones que donde hay un padre maltratador? ¿Qué significa honrar a un padre maltratador? ¿Significa que tienes que soportar sus abusos? ¿Significa que tienes que visitarlos, cuidar de ellos en su vejez, o permanecer en un hogar abusivo? Estas son algunas de las preguntas que me han hecho, así que me gustaría compartir algunas de mis ideas sobre este importante tema, mientras intento ayudarles a tomar esas difíciles decisiones.

En primer lugar, como principio general, las enseñanzas bahá’ís nos piden que honremos y sirvamos a nuestros padres. Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe, lo dejó claro cuando escribió:

Si alguien os da a elegir entre la oportunidad de rendirme un servicio a Mí o un servicio a [los padres], elegid servirles a ellos, y haced que tal servicio sea un camino que os conduzca hacia Mí. Ésta es Mi exhortación y mandato para vosotros. Observa, pues, lo que tu Señor, el Poderoso, el Compasivo, te ha prescrito. – [Traducción provisional de Oriana Vento].

Esta exhortación parece bastante clara… ¡y difícil de ignorar! Sin embargo, es evidente que los bahá’ís no permiten ser objeto de crueldad ni permiten que se la inflijan a otros. Bahá’u’lláh escribió:

Los amigos de Dios deben estar adornados con el ornamento de la justicia, la equidad, la bondad y el amor. Así como ellos mismos no permiten ser objeto de crueldad y transgresión, no deben permitir que tal tiranía afecte a las siervas de Dios. Él, en verdad, dice la verdad y ordena lo que beneficia a Sus siervos y siervas. Él es el Protector de todos en este mundo y en el venidero.  – [Traducción provisional de Oriana Vento]

En consonancia con esta orientación, la Fe bahá’í también hace mucho hincapié en la importancia de la unidad familiar, el amor y la compasión. Los bahá’ís tratan de fomentar relaciones armoniosas dentro de sus familias y tratan a sus padres con respeto, amabilidad y comprensión compasiva. A la luz de este principio, la Asamblea Espiritual Nacional de los bahá’ís de Estados Unidos ha publicado unas directrices para quienes sufren situaciones familiares abusivas:

Aunque uno pueda sentir una enorme compasión por la forma en que se originan las pautas destructivas de comportamiento y por el hecho de que a menudo se deben a que el maltratador ha sido maltratado en etapas anteriores de su vida, dicha comprensión nunca debe utilizarse para excusar o justificar la mala conducta, ni para otorgar una simpatía indebida por sus consecuencias, ya que ello sólo perpetúa el problema y puede extenderlo a la siguiente generación.

La consulta constituye la piedra angular de la toma de decisiones bahá’í. Las enseñanzas bahá’ís animan a buscar ayuda profesional o intervención legal cuando se trate de situaciones de abuso. De hecho, buscar la orientación de amigos de confianza, instituciones bahá’ís, consejeros, terapeutas y otras autoridades puede ser un curso de acción responsable y necesario para garantizar la seguridad y la sanación, y a menudo resulta inestimable para navegar por dinámicas familiares complejas que impliquen situaciones de abuso.

En los casos de abuso, la seguridad y el bienestar de todos los miembros de la familia, incluida la víctima y cualquier otra persona que pueda verse afectada, son una preocupación primordial. Los bahá’ís están obligados a protegerse a sí mismos y a los demás de cualquier daño. Las directrices de la Asamblea Espiritual Nacional de EE.UU. dicen que la compasión y la comprensión suponen un gran paso adelante:

No todos los que cometen abusos encajan en el mismo molde. Mientras que algunos son extremadamente reacios a la intervención o al tratamiento, otros pueden ser capaces de aceptar la responsabilidad de su comportamiento. Algunas de estas personas pueden vivir con sentimientos agudos, y a menudo ocultos, de vergüenza y autodesprecio. A pesar del sufrimiento que causan a los demás, es posible que ellos mismos necesiten compasión y perdón y que alberguen la esperanza de rehabilitarse con intervención y ayuda. Estos individuos necesitarían el apoyo de una comunidad cariñosa y sin prejuicios mientras se esfuerzan por superar los comportamientos abusivos. Sin embargo, esto no debe interpretarse como que un individuo que abusa pueda echar la responsabilidad de su falta de progreso a los miembros de su familia, comunidad o instituciones administrativas bahá’ís.

Las enseñanzas bahá’ís también hacen hincapié en la importancia de mantener límites sanos en las relaciones. Establecer límites es una forma de protegerse a uno mismo de daños mayores a la vez que se esfuerza por mantener un sentido de dignidad y autoestima al identificar lo que está y no está dispuesto a hacer. La Casa Universal de Justicia, el cuerpo de liderazgo global de los bahá’ís del mundo elegido democráticamente, ofreció este consejo a un bahá’í con padres maltratadores:

La Casa de Justicia ha observado con comprensión compasiva la desesperación a la que te han llevado los incidentes recurrentes de crueldad y negligencia que has tenido que soportar… En las circunstancias que has descrito tan ampliamente, deberías sentirte libre de separarte de ellos en la medida de lo posible. Su comportamiento hacia ti viola gravemente las normas de la relación parental con un hijo, y este hecho puede tenerse en cuenta si y cuando decidas casarte.

Es útil comprender que no podemos establecer los límites de otra persona; sólo podemos hacerlo por nosotros mismos, orando a Dios para que nos dé la paciencia y la determinación de atenernos a esos límites.

Hay formas de ser amable con una persona que abusa de ti sin tener contacto con ella, por ejemplo a través de la oración. Esta práctica te ayudará tanto ti y como a ellos. 

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Se anima a los bahá’ís a que se esfuercen por perdonar en sus vidas. Sin embargo, el perdón en el contexto del abuso es complejo. Perdonar a un padre abusivo no significa condonar o tolerar su comportamiento abusivo. Significa dejar ir los sentimientos de ira y resentimiento, lo que nos permite sanar personalmente. La Casa Universal de Justicia dio este consejo a otro bahá’í:

Tal actitud [de perdón y comprensión de sus acciones] no impide que usted sea prudente a la hora de decidir el grado apropiado de contacto con sus padres. A la hora de tomar una decisión, debe guiarse por factores tales como el grado de remordimiento que sienten ellos por lo que le infligieron en el pasado, el alcance de su implicación actual en prácticas que sean tan contrarias a las enseñanzas bahá’ís, y el nivel de vulnerabilidad que usted percibe dentro de sí mismo a ser influenciado negativamente por ellos.

Cuando nos cueste perdonarlos, podemos orar para que ellos sean perdonados. He aquí una oración bahá’í que podemos recitar por los padres:

¡Oh Señor! En esta Grandísima Dispensación Tú aceptas la intercesión de los hijos en favor de sus padres. Este es uno de los infinitos dones especiales de esta Dispensación. Por tanto, oh bondadoso Señor, acepta la súplica de este siervo Tuyo en el umbral de Tu unicidad y sumerge a su padre en el océano de Tu gracia, porque este hijo se ha levantado a prestarte servicio y se está esforzando en todo momento en el camino de Tu amor. Verdaderamente, Tú eres el Donador, el Perdonador y el Bondadoso.

No existen respuestas fáciles, y aunque la reconciliación con un padre maltratador puede ser la situación ideal, no siempre es posible o ni seguro. En algunos casos, una persona puede necesitar distanciarse del progenitor abusivo para proteger su propio bienestar. Lo ideal es que la reconciliación se produzca en un contexto de intervención profesional, sanación y cese genuino del comportamiento abusivo. ¡Me siento agradecida por la orientación tan clara que ofrecen las enseñanzas bahá’ís a este respecto!