Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Qué hace una «comunidad amorosa»? Originalmente un concepto del filósofo estadounidense Josiah Royce, la frase fue adoptada por el reverendo Dr. Martin Luther King, Jr. quien escribió que lograr una comunidad amorosa no consiste en derrotar a los oponentes sino en ganar su amistad.
El Dr. King dijo que la justicia económica y social, alimentada por el amor fraternal, construye los pilares de una comunidad amorosa.
¿Te consideras parte de una comunidad amorosa?
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Cómo los bahá’ís crean una comunidad amorosa
Para describir cómo un bahá’í se esfuerza por crear una comunidad amorosa, es necesario explicar un poco sobre la organización en la fe bahá’í.
Bahá’u’lláh, el revelador del mensaje bahá’í, enseñó que todas las cosas derivan de un punto -la voluntad de Dios-, por lo que todas las cosas están imbuidas de espíritu. Aconsejó que las diversidades de nacionalidad, género, etnia, raza y pensamiento fueron proporcionadas por Dios. Proclamó que la humanidad comprende una familia cuyos miembros están unidos en espíritu, y que las religiones forman parte de una única Fe que se desarrolla progresivamente.
De hecho, Bahá’u’lláh declaró que si dos personas discuten sobre religión, ambas están equivocadas. Sus enseñanzas sociales incluyen que toda la gente debe educarse; que los extremos de riqueza y pobreza deben ser eliminados aplicando soluciones espirituales; que debe lograrse la paz entre las razas y las naciones; que debe mantenerse la igualdad entre hombres y mujeres; y que debe establecerse una lengua auxiliar universal. También declaró que, dado que la religión y la ciencia son dos formas diferentes de entender la realidad, deben utilizarse ambas vías y ambas están esencialmente de acuerdo.
La estructura única de una comunidad bahá’í
Sin embargo, Bahá’u’lláh no se limitó a promulgar un conjunto de principios, sino que estableció un orden administrativo a través del cual puede fluir el espíritu de sus enseñanzas. Las comunidades bahá’ís están organizadas sin clero y son supervisadas por órganos elegidos, llamados Asambleas, de nueve individuos en cada localidad de cualquier parte del mundo donde residan al menos nueve bahá’ís adultos. Cualquier bahá’í adulto dentro de la jurisdicción es elegible para servir en una Asamblea. Las elecciones tienen lugar sin necesidad de candidaturas o nominaciones, y se producen de forma similar tanto para el órgano de gobierno bahá’í nacional como para el internacional.
Las comunidades se reúnen el primer día de cada mes bahá’í de 19 días para orar, consultar y socializar. Las cuestiones de interés para la comunidad se deciden por consenso durante un proceso de consulta, cuyo objetivo es descubrir la verdad en cualquier situación. En esta época de maduración de la humanidad, Bahá’u’lláh nos aconsejó determinar individualmente las verdades relativas especialmente a través de la oración, la meditación y el estudio de los escritos bahá’ís. Bahá’u’lláh escribió:
Gustamos de veros en todo momento uniéndoos en amistad y concordia dentro del paraíso de mi complacencia, y de aspirar de vuestros actos la fragancia de amabilidad y unidad, de amorosa bondad y fraternidad. Así os aconseja el Omnisapiente, el Fiel. Siempre estaremos con vosotros; si aspiramos el perfume de vuestra fraternidad, nuestro corazón de seguro se regocijará, pues nada más nos puede satisfacer.
Cómo interactúan y consultan las comunidades amorosas
El proceso consultivo de decisión bahá’í comienza generalmente con la oración, con el objetivo de identificar los principios espirituales superiores implicados en cualquier asunto. El éxito de la consulta requiere la eliminación de todo prejuicio y el aplacamiento de los egos individuales. Todas las ideas expresadas pertenecen inmediatamente al grupo, no a ningún individuo. El objetivo es el consenso al cien por ciento. Una vez alcanzada una decisión, todos deben apoyarla e intentar llevarla a cabo. Bahá’u’lláh aconsejó a los bahá’ís que: «Aferraos a aquello que os junte y una. Esto es, en verdad, la más exaltada Palabra que el Libro Madre ha enviado y revelado a vosotros».
Cada 19 días la comunidad bahá’í se reúne. Estas reuniones, llamadas Fiestas, dan a toda la comunidad la oportunidad de consultar juntos. Todos tienen la misma voz y todas las voces pueden ser escuchadas. Las asambleas deliberan sobre las sugerencias resultantes de la comunidad y crean medios para que se hagan realidad. Como individuos, los bahá’ís recitan una oración obligatoria diaria y participan en un ayuno al año que dura 19 días, estudian los escritos bahá’ís y consultan las enseñanzas de Bahá’u’lláh para descubrir los principios espirituales que definen cualquier situación. De este modo, los bahá’ís de todo el mundo se comprometen tanto individual como colectivamente a encontrar soluciones espirituales a los problemas materiales.
Dentro de este marco, los bahá’ís evalúan sus propias realidades individuales y colectivas para encontrar formas de resolver los problemas internos. También trabajan externamente con los miembros de la comunidad en general para abordar los retos a los que se enfrenta la humanidad, con el objetivo de construir una civilización en constante progreso -una comunidad global amorosa- como Bahá’u’lláh aconsejó a todos:
Todos los hombres han sido creados para llevar adelante una civilización en continuo progreso. EL Todopoderoso es mi testigo: Actuar como las bestias del campo no es digno del hombre. Las virtudes que corresponden a su dignidad son indulgencia, misericordia, compasión, y amorosa bondad hacia todos los pueblos y razas de la tierra.
Por supuesto, la fuerza del marco bahá’í depende por completo de los esfuerzos de los individuos por personificar las enseñanzas espirituales y de su sensibilidad hacia los problemas locales. Sin duda, esto siempre ha sido y será así en todos los credos. Para construir una comunidad amorosa se requiere primero el amor y luego la comunidad.
[Nota: Este artículo de BahaiTeachings.org es una adaptación de un ensayo publicado en Connections, una publicación de la Diócesis Episcopal del Suroeste de Ohio, que pidió a miembros de otras religiones que escribieran ensayos sobre cómo sus religiones reflejan la visión del Rev. Dr. Martin Luther King de una comunidad amorosa.
Unas semanas después de que se publicara el artículo original, recibí una nota personal escrita a mano de uno de los senadores de nuestro estado, en la que me decía lo inspirador que era el ensayo. Este senador ha estado muy involucrado en la política durante muchas décadas, por lo que se puede decir que conoce las limitaciones de un enfoque intelectual para la resolución de problemas, y puede apreciar la elegancia del orden administrativo bahá’í].
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