Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
El matrimonio en la sociedad moderna ha recibido algunos golpes en las últimas décadas, y las enseñanzas bahá’ís nos invitan a devolverle su carácter sagrado.
El Guardián de la Fe bahá’í, Shoghi Effendi, dijo en una carta escrita en su nombre:
«El matrimonio es una institución sumamente sagrada. Bahá’u’lláh afirmó que su propósito es promover la unidad. … nosotros… procuramos crear una norma moral elevada y restablecer la santidad del matrimonio». [Traducción Provisional de Oriana Vento].
Entonces, ¿cómo el hecho de prepararse para el matrimonio podría contribuir a esta santidad -y a una vida en pareja saludable, satisfactoria, amorosa y duradera? Cuando las parejas de novios se preparan para el matrimonio, pueden plantearse preguntas como las siguientes:
- ¿Cómo podemos mejorar la vida espiritual del otro?
- ¿Cómo incorporaremos la oración y la consulta como pareja y familia?
- ¿Cómo nos esforzaremos continuamente por acatar la voluntad de Dios?
- ¿Cómo educaremos a nuestros hijos para que conozcan y amen a Dios?
- ¿Cómo podemos hacer que servir a la humanidad sea el objetivo central de nuestro matrimonio?
Plantearse estas preguntas permitirá a la pareja empezar a ver el matrimonio como un acto principalmente social y moral, cuya finalidad incluye pero también va más allá de sus propias necesidades e intereses inmediatos. El matrimonio tiene implicaciones importantes para los hijos que pueda tener la pareja y para la estructura general de la sociedad. La Casa Universal de Justicia –la institución democráticamente elegida de los bahá’ís del mundo– afirmó en una carta de 1980: «Contraer matrimonio es un paso que tiene enormes implicaciones para toda una serie de personas más allá de la propia pareja, tanto en esta vida como en la siguiente ….». [Traducción Provisiona de Oriana Vento]
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Primero, conoce el carácter de la otra persona
Como seres humanos nobles, cada pareja emprende un humilde proceso de aprendizaje mutuo antes de casarse: estudian, consultan, actúan y reflexionan individual y conjuntamente. Las parejas eligen qué actividades fomentan el aprendizaje sobre los respectivos antecedentes, familias y caracteres internos. Puede que tengan que reimaginar lo que es el matrimonio para ellos, al convertirse en amigos y compañeros que desean mejorar el mundo para ofrecer su matrimonio como pilar de la sociedad. La Casa Universal de Justicia dijo, en una carta escrita en su nombre:
Una pareja casada puede ser una tremenda fuerza y apoyo el uno para el otro, pero construir un matrimonio fuerte y unido requiere persistencia, esfuerzo y la superación de muchas dificultades juntos. Por ello, Abdu’l-Bahá aconseja a una joven pareja que conozca a fondo el carácter del otro antes de dar este paso tan importante. Deben pensar no sólo en el efecto del uno sobre el otro, sino también en los efectos de sus caracteres sobre los hijos que serán el fruto del matrimonio. [Traducción Provisional de Oriana Vento].
Si tomamos una mayor perspectiva del impacto que tiene la vida matrimonial, vemos que prepararse para el matrimonio puede constituir un hilo conductor a lo largo de toda la vida de una persona. Ello puede dar comienzo a padres cultivan el buen carácter de sus hijos y sienten la seguridad del matrimonio unido y feliz de sus padres. El proceso global del instituto bahá’í puede ayudar a formar una base temprana para las buenas relaciones, porque contempla el desarrollo de cualidades espirituales en los niños, el aprendizaje de la verdadera amistad y la práctica del arte de la consulta. La formación del carácter y la capacitación continúan en el programa de capacitación espiritual de jóvenes bahá’ís. Los jóvenes desarrollan sus capacidades para el matrimonio y la paternidad mientras imparten clases para niños y animan grupos de jóvenes. A través de la secuencia principal de cursos del instituto, los participantes refuerzan su doble propósito moral de desarrollarse intelectual y espiritualmente, y de contribuir a la mejora del mundo. Para los bahá’ís, por tanto, la preparación para el matrimonio está integrada y es coherente a lo largo de toda la vida de una persona.
Las fuentes de la felicidad conyugal
Aunque la felicidad y la plenitud forman parte integral del tejido de la vida matrimonial y familiar, cultivar esos atributos es una responsabilidad universal. Las enseñanzas bahá’ís orientan a las parejas hacia los propósitos vitales del apoyo mutuo en su desarrollo espiritual, la crianza de los hijos y el servicio a la humanidad. Antes de casarse, es bueno que las parejas consulten sobre sus caminos espirituales, sus enfoques de la crianza de los hijos y su compromiso de mejorar el mundo.
Los escritos bahá’ís alientan el uso de la consulta matrimonial como fundamento para la creación de vidas familiares justas y unificadas. Cuando las parejas utilizan la consulta bahá’í como práctica habitual, con el tiempo se convierte en una segunda naturaleza, y entonces puede practicarse de forma natural en todas las relaciones de la vida comunitaria, como el trabajo, las amistades, la familia extensa y otras actividades. Las parejas de novios pueden utilizar la consulta para explorar temas mundanos o asuntos tan importantes como afrontar las dificultades, administrar el dinero, criar a los hijos, construir la unidad familiar y otros.
Abdu’l-Bahá, en un discurso que ofreció en Chicago en 1912, definió la consulta bahá’í como la búsqueda de la verdad en una atmósfera de amor y compañerismo:
la consulta debe tener como meta la investigación de la verdad. Aquel que expresa una opinión no debería decir que es correcta y justa, sino presentarla como una contribución al consenso de opiniones, pues la luz de la realidad se hace aparente cuando coinciden dos opiniones. Cuando el pedernal y el eslabón se juntan salta una chispa… la verdadera consulta es deliberación espiritual en una atmósfera y actitud de amor… Amor y camaradería son los fundamentos. .– La promulgación de la paz universal.
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La amistad también desempeña un papel vital en la preparación para cualquier relación duradera, y las investigaciones afirman que es un elemento esencial en los matrimonios sanos. La capacidad de crear y mantener una amistad sólida sienta las bases para una asociación eterna, el apoyo mutuo y el servicio a los demás. Además, una comunidad en la que las amistades entre sus miembros son solidarias y enriquecedoras protege y apoya de forma natural la institución del matrimonio como elemento esencial de su vitalidad. Una amplia ética de amistad sólida prepara a una comunidad para ser un contenedor digno de sus matrimonios, además de preparar a las parejas para florecer dentro de ellos. Como señaló Abdu’l-Bahá, el principio primordial bahá’í de la igualdad de género es un elemento importante de ese éxito:
El Señor … ha hecho que la mujer y el hombre vivan juntos en la más estrecha camaradería, y que sean como una sola alma. Son dos compañeros, dos íntimos amigos, cada uno interesado en el bienestar del otro.
El matrimonio es la base fundamental de la familia, y las familias construyen la estructura ordenada que contribuye al bienestar social de la humanidad. Una familia unida tiene implicaciones de largo alcance, lo que pone de relieve la importancia de la preparación para el matrimonio. Las enseñanzas bahá’ís describen el matrimonio y el hogar como instituciones, cuyos pilares fundamentales son la amistad, la unidad y el amor.
Aeric Meredith-Goujon, Monette Van Lith y Johanna Merritt Wu también han contribuido a este artículo.
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